Hoy venía mi querida amiga eMi a comer a casa y, como es una veggie consumada, he decidido preparar esta delicia vegetal. Las tartas saladas y quiches son un plato estupendo para presentar, pues son muy vistosas y tienen la ventaja de prepararse en un momento.
Además, nos reconcilia con la cocina saludable ahora que tenemos que comenzar la operación bikini. Vamos allá con la receta.
Para 8 personas:
- 1 paquete de masa brisa refrigerada
- una bolsa de vegetales refrigerados para cocinar al vapor (los tienen en Mercadona, como en la imagen)
- Si no disponéis de estas bolsas, entonces: 2 zanahorias, 1/4 de brécol y 1/4 de coliflor
- 6 tomates cherry
- 1/2 calabacín
- 4 huevos
- 200 mL de nata líquida
- 100 g de pavo en fiambre
- 100 g de queso semicurado rallado o de mozarella rallada
- 1 pizca de nuez moscada
- sal y pimienta
Si no se tienen los vegetales preparados, se lavan el brécol y la coliflor, se raspan las zanahorias y se cuecen en agua salada durante 10 minutos.
En caso contrario, se introduce la bolsa de los vegetales cerrada en el microondas, a potencia máxima, durante 5 minutos.
Se precalienta el horno a 190º C, con calor arriba y abajo.
Se despliega la masa brisa, se aplana con un rodillo y se dispone en un molde untado con un poco de aceite, forrando bien las paredes con la pasta. Se pone un papel de horno encima y se colocan garbanzos, para hacer peso y que al hornearla unos instantes no suba la masa.
Se hornea en blanco (así se llama a la operación de hornear la masa sin relleno para que no quede muy cruda, pues necesita más cocción que la del cuajado de los huevos y la nata) durante 8-10 minutos.
Mientras, se corta el pavo cocido en dados y se bate en la batidora la nata con los 4 huevos. Se salpimenta y se añade un poco de nuez moscada. Se lava el calabacín y se cortan unas rodajas finas. Se lavan los tomatitos y se cortan por la mitad.
Se saca del horno la masa semihorneada, se retira el papel con los garbanzos y se colocan los vegetales y el pavo por encima.
Se vierten os huevos batidos con la nata por encima, se espolvorea con queso rallado y se vuelve a meter en el horno unos 30-40 minutos o hasta que se cuaje y se dore la superficie sin quemarse. Se desmolda y se sirve caliente o tibia, según gustos.