Quitando al Comité Olímpico andorrano y a D. Benigno Somoza, propietario del restaurante vigués “La Cigala feliz”, el resto son sospechosos. Es más fácil responder a la pregunta de quién quería vivo a Zia Ul-Haq, que señalar a los que le querían ver muerto. Empecemos a señalar sospechosos:
- Mir Murtaza Bhutto, el hijo del ex-Primer Ministro Zulfiqar Ali Bhutto, condenado a muerte en 1979 por Zia. Bhutto se había fijado como misión destruir al régimen de Zia y tenía un pequeño grupo guerrillero. Bhutto había reconocido en el pasado que en varias ocasiones había intentado asesinar a Zia. En sus actividades en contra de Zia, Bhutto había establecido conexiones con el régimen afghano pro-soviético de Najibullah Amin y con la OLP. Para Ijaz Ul-haq, el hijo de Zia, Bhutto era el culpable con un 101% de seguridad (Ijaz detestaba a Bhutto en la misma proporción en la que las matemáticas se le daban mal).
- El régimen afghano pro-soviético era otro que debió de hacer palmas con las orejas cuando murió Zia. Si los muyaidines afghanos no habían sido aplastados, como hubieran debido en buena lógica militar, era por el santuario y el apoyo que les había ofrecido Zia. El 14 de abril de 1988 Pakistán y Afghanistán habían firmado, empujados por EEUU y la URSS, los Acuerdos de Ginebra para poner fin a la guerra de Afghanistán e iniciar la retirada de las tropas soviéticas. Se sabía que Zia se había visto forzado por los norteamericanos para la firma de los Acuerdos, ya que él hubiera preferido seguir con la guerra hasta acogotar al régimen pro-soviético y tener instalado en Kabul a un régimen muyaidín pro-pakistaní.
- La URSS, tanto por un sentimiento de revancha como por saber que, mientras Zia estuviera en el poder, el régimen de Kabul no estaría seguro. De hecho, en las semanas previas al accidente la URSShabía paralizado la retirada de sus tropas en respuesta al hecho de que Pakistán seguía suministrando armas a los muyaidines. Uno de los que más defendió la culpabilidad de la URSS, posiblemente utilizando a los servicios de inteligencia afghanos como instrumento, fue el especialista en temas militares soviéticos y terrorismo Yossef Bodansky. Para mí, la URSS hubiera sido el sospechoso número uno antes de 1987. Tras los Acuerdos de Ginebra y con las ganas que tenía de distensión con EEUU y de olvidarse de Afghanistán, me cuesta creer que se metiera en el berenjenal de matar a Zia por más que éste la estuviese liando.
- La India: Motivos geopolíticos no le faltaban: Zia estaba ayudando a la insurgencia musulmana en Cachemira y a activistas sikhs para desestabilizar a la India. Aquí podían también entrar motivos personales: Indira Gandhi, la madre del Primer Ministro, Ravij Gandhi, había sido asesinada por un extremista sikh en 1984. Mejor todavía, el 15 de agosto de 1988 Rajiv Gandhi había advertido que Pakistán lamentaría haber apoyado a los separatistas sikhs. No sé, la India como sospechosa no me convence. Los servicios secretos indios no tienen una tradición de ejecuciones clandestinas fuera de sus fronteras.
- Los shíies: El co-piloto del avión presidencial y hubo rumores de que el piloto se había convertiro al shiísmo poco antes. Dado que los shiíes no tenían ningún motivo para estarle agradecidos a Zia, ¿y si se hubieran conchabado ambos para inmolarse, llevarse por delante al cabronazo de Zia y de paso conseguir 72 huríes en el paraíso para cada uno? Queda bien para una película de Hollywood, pero la hipótesis no se sostiene. No parece que el piloto se hubiera convertido al shiísmo. Si hubiera habido una pelea en la cabina por los mandos, con el co-piloto intentando arrebatárselos al piloto, los gritos se habrían escuchado por la radio, y la radio del avión estuvo extrañamente silenciosa, casi como si piloto y co-piloto hubieran estado muertos o paralizados.
Zia era tan “popular” que a los sospechosos habituales (sus enemigos) hay que añadir sus propios amigos como sospechosos en potencia. Pasémosles revista:
- Otros generales pakistaníes: Parece que Zia se proponía realizar cambios en el generalato. El corresponsal de la BBC Gordon Corera en “Shopping for bombs” afirma que varios generales habían estado vendiendo secretos nucleares a Irán y que Zia sólo habría tenido conocimiento de la información poco antes de su muerte.Resulta curioso que Zia no había tenido especial interés en asistir a la demostración del tanque y sólo accedió a ir después de que el General Ali Durani le hubiera insistido. Tampoco el General Akhtar Abdul Rahman, Director del ISIS (Servicio de Inteligencia) había tenido interés en ir, pero fue convencido por otros generales para que fuera y de paso se estrellara. El hijo de Zia, Ijaz, también ha acusado al General Mirza Aslam Beg, que cogió un avión diferente aquel día y se convirtió en Comandante en Jefe del Estado Mayor del Ejército tras la muerte de Zia, de haber estado detrás del asesinato. Por cierto, según Corera Aslam Beg habría sido uno de los generales más involucrados en la venta de secretos nucleares a Irán.
- El Mossad: Esta fue la tesis del entonces Embajador de EEUU en Nueva Delhi, John Gunter Dean, quien, por defenderla, se jugó su carrera diplomática. Resulta cierto que al Mossad le gustan los asesinatos rocambolescos en otras latitudes y que tenía una motivacion: frenar el programa nuclear pakistaní y la transferencia de tecnología nuclear a Irán. La cuestión es si el Mossad tenía operativos en el Pakistán islámico de Zia ul-Haq capaces de montar la operación. El periodista pakistaní Tariq Ali en “The Duel” rechaza esta hipótesis, aduciendo que Zia, que había trabajado en Jordania dándoles capones a los palestinos, sentía simpatía por Israel, la cual era correspondida.
- Estados Unidos: Después de los Acuerdos de Ginebra que pusieron fin a la guerra de Afghanistán, Zia había pasado de ser un aliado imprescindible a ser un socio molesto. Rubina Salim, la hija de Zia, que apunta el dedo acusador a EEUU, dice que terminada la guerra de Afghanistán, el trabajo de Zia había concluido y ya molestaba. También podría aducirse que el tema del programa nuclear, que tanto había impulsado, levantaba ampollas. Tampoco gustaba el gran entusiasmo que ponía en seguir apoyando en Afghanistán al impresentable de Gulbuddin Hekmatyar, al que quería instalar como gobernante en Kabul. Que les diera capones a los afghanos pro-soviéticos estaba muy bien, pero que no fuera con los nudillos de Hekmatyar. Por otra parte, es posible que EEUU no viese con mucho agrado cómo el empeño que Zia ponía en modernizar sus Fuerzas Armadas.
- Dios: Benazir Bhutto apuntó en sus memorias a otro sospechoso, que hasta entonces no había sido tenido en cuenta: “La muerte de Zia debe haber sido un acto de Dios.”
En mi opinión, los autores del atentado fueron los generales pakistaníes. Todo apunta a una operación hecha desde dentro. Lo más probable es que el avión fuera manipulado mientras estuvo aparcado en la base militar de Bahawalpur. Por muy hábiles que sean los agentes de la CIA o del Mossad, manipular un avión presidencial en una base militar requiere la connivencia de los de dentro. Un indicio adicional de que puede que fueran los generales pakistaníes fue la cierta torpeza con la que se realizó la investigación: ¿cómo no se les ocurrió hacer la autopsia a los pilotos? (no me sirve la excusa de que la costumbre musulmana es enterrarlos a las 24 horas) ¿por qué no se investigó en qué condiciones se había guardado el avión mientras estuvo aparcado?
Que los principales sospechosos sean los generales pakistaníes, no significa que todos los demás sean inocentes. Si fuese cierto lo del gas nervioso que incapacitó a los pilotos, eso implicaría a la CIA, a la KGB o al Mossad. En aquellos años muy pocos tenían acceso a ese tipo de gases. Un escenario en el que los generales pakistaníes deciden quitarse de encima a Zia ul-Haq y la CIA, por pura bondad, decide echarles una manita no me parece para nada descabellado.
Y al que no le guste mi tesis, que coja la de Benazir Bhutto, que Dios aquel día estaba de mal humor y le sacudió un cate al avión de Zia.