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Quiero poder verte dormir

Publicado el 26 agosto 2021 por Claudia_paperblog

Quiero poder verte dormir…

Me caen las lágrimas mientras me acaricias la frente y resigues una y otra vez las marcas que yo desconocía tener. Luego me miro en el espejo y compruebo que tenías razón, son dos líneas casi imperceptibles que se entrecruzan, una ligera rascada, como un arañazo.

-¿En qué piensas cada día? –te pregunto con la voz medio adormilada.

-No sé, en qué se te pasa por la cabeza –Y marcas con el dedo diferentes puntos de mi frente-. Aquí, aquí y aquí. Cada día pienso en eso. ¿Tú en qué piensas?

-Cada día pienso en ti.

-Ahora intenta dormir –dices con dulzura, mientras me apartas el flequillo de la frente-. Piensa en ese campo de flores amarillas, estás ahí estirada, sientes la brisa, no hace ni frío ni calor.

Y las lágrimas caen más rápidas, cierro los ojos todavía más fuerte para que no se escapen, pero ruedan mejilla abajo. Tú las recoges, todas y cada una de ellas. No sé qué piensas, no sé qué sientes.

-Echo de menos cuando me lo contabas todo. Cuando me hablabas de tus sentimientos, de cuando estabas triste, cuando llorabas conmigo. Ahora, cuando estás triste, ¿a quién se lo cuentas?

-A nadie –contestas, negando con la cabeza-. Cierra los ojos –te quejas, cada vez que los abro.

-Y, ¿qué piensas cuando estás conmigo?

-Que te quiero.

-Yo también te quiero.

Tengo fiebre, creo que he tenido fiebre dos veces en mi vida. Y una de esas veces tenía que ser contigo. Estábamos en la terraza tomando ese vermut que me has traído, con hielo, y no me sentía del todo bien, pero tenía ganas de estar contigo. Me habías dicho que podría poner mi música, pero en verdad pones tus canciones.

-Acérquese más –te digo y mueves tu silla para colocarte a mi lado.

Te paso el brazo por encima del hombro y me dices que estoy ardiendo. Me tocas la frente y me envías directa a la ducha. Mientras me desnudo, entras al baño y, aunque pienses que no me doy cuenta, sé que me miras el culo. No puedo evitar pensar en cuando te monto y, con tu voz ronca, me dices que haga contigo lo que quiera. Me recorre un escalofrío todo el cuerpo. No me gusta el agua fría, pero me sienta bien. Me envuelves con la toalla al salir y me abrazas, como antes.

Montas el colchón en el salón porque dices que ahí corre más el aire, y ahora estoy ahí, tumbada, mientras me hablas bajito al oído y no me quiero dormir porque sé que me despertaré y ya no estarás a mi lado.

Quiero poder verte dormir

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