Revista Cultura y Ocio

Raíces

Publicado el 09 octubre 2015 por Rosa Valle @RosaMValle

Los reencuentros con las raíces nos dicen cosas //
Hay raíces que nos lastran y otras que nos ayudan a crecer sanos y fuertes

Aparte de las que nos hacen burla desde el espejo cada dos meses a quienes no gastamos nuestro color de pelo natural, hay otras raíces que, a diferencia de las capilares, no deberíamos de tapar,.

Tienen su doble cara  las raíces en su función de anclarnos a un lugar, a una persona.

Si son gruesas, firmes, si se han agarrado fuerte y crecido bajo la superficie en buena tierra, nos aportarán seguridad, autoestima y hasta orgullo. Una herencia de principios, valores y sentimientos.

Los árboles crecemos, a partir de las raíces, fuera de la superficie y, según el aire que respiremos, el riego que elijamos o nos elija y otras loterías de la vida humana, pues constituiremos mejor o peor árbol. Cada espécimen hace lo que puede o se deja hacer.

Hasta aquí la cara A, bondadosa de las raíces.

Está la cara B.

La cara B es la que te impide buscar, volar, cambiar, crecer con todas las letras.  Resulta de tener unas raíces no te anclan a nada bueno o unas raíces buenas mal gestionadas. A las raíces insanas mejor meterles tajo. Si el tamaño y la extensión de esas raíces dañinas es considerable, necesitaremos una gran tijera y  recurrir a profesionales de la jardinería, si solos no podemos. Además, será fácil que de esa poda se libre alguna raíz de amarre que siga limitando, minando, nuestro desarrollo libre como personas

La vieja casa. El lugar.

La vieja casa. El lugar.

Cuando el árbol toma distancia con las raíces del tipo A y en el devenir de su existencia, por casualidad o naricilla voluntariamente dirigida, se reencuentra con ellas, se produce el efecto nostalgia.

A veces ese sentimiento es tan fuerte que logra menear el tronco más robusto.

Cuando esa punzada de nostalgia desaparece, deja la certeza que nos recuerda cómo de dónde venimos nos ha hecho ser quienes somos. Esa certeza a unos individuos los reafirma y a otros los sacude. Cuando se produce esa sacudida, a continuación vendrá un replanteamiento.
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Los reencuentros con las raíces nos dicen cosas.


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