Revista Cocina

"rancho" de sargos fritos, limpiados en el rebalaje

Por Carmenrosa @MicocinaCR

Bajo los rayos del sol, la espuma de la mar me acarician, me envuelve con sus rizos, el continuo y acompasado movimiento de su inmensidad me acuna y me embelesa; las olas, empujadas por la brisa de levante, se estrellan sobre el negro roqueo un pequeño universo plagado vida.
El azul celeste del mar se funde con el azul del cielo, el olor a salitre, los gritos de las gaviotas, el rumor de las olas enriquecen mis sensaciones de calma, vida y libertad.
Yo los observaba con cariño, los dos sentados en las rocas del pequeño espigón natural, después de que hubiesen caminado varios metros por la pequeña playa llevando caña, cubo, “arreos” y carnada hasta situarse en el sitio que creían idóneo para esperar las “picadas” de los ansiados peces.
El más anciano, resguardado del calor con su marengo atuendo, gorra, pantalón remangado y camisa anudada lanzaba la larguísima y pesada caña de mano con soltura y seguridad, recogía y ensartaba la “carná” una y otra vez, el más joven le miraba embelesado como cuando era un niño.
Pasado un buen rato, con paciencia mi marido ayudó a su padre a levantarse, a caminar cogiéndole del brazo por las resbaladizas piedras llenas de algas y líquenes, llevándole hasta la orilla.   Se acercaba despacio, lentamente, sus cansados pies se hincaban a cada paso en los chinorros del rebalaje, orillas llenas de piedras negras y redondas que el mar ha ido redondeando en su ir y venir, haciendo verdadero equilibrio para llegar hasta mi y enseñarme sus capturas que transportada en su pequeño cubo, aún vivitos y coleando….
Un “ranchito” de preciosos y diferentes tipos de sargos.   Esta fue la pesquera de mi suegro, ayudado y acompañado en todo momento por un gran hijo: mi marido.
Así que sentada en una roca, en la misma orillita de la mar me puse manos a la obra.
¿Cómo limpliarlos?
Con unas tijeras recortar las aletas, tanto dorsales, como las ventrales y caudales, con cuidado y con objeto de que sea más fácil pasar un cuchillo para quitar posteriormente las escamas sin miedo a clavarnos ningún “pincho” de las aletas.
Con un cuchillo raspar la piel del pescado, con el lado sin filo, a fin de sacarles las escamas; para ello pasarlo desde la cola hacia la cabeza del pez, en sentido contrario a la dirección de las escamas.  
Revisar el cuerpo del pez, pasando la mano y volver a raspar suavemente donde se note aún escamas hasta que toda su superficie quede libre de ellas.
Enjuagar bien en el agua y dejarlo bien limpio de escamas.
Con unas tijeras hacer una incisión desde el bajo vientre y cortar hacia la cabeza hasta la altura debajo de la boca, así quedarán expuestas las vísceras y las branquias del animal, pudiéndolas sacar con los dedos, con suma facilidad, dejando vacía la cavidad abdominal del pescado.


Enjuaguar y limpiarlos bien, por dentro y por fuera.
La diferencia de cocinar el pescado limpiado con agua de mar, que limpiado con agua del grifo es notoria, existe aunque parezca mentira una gran diferencia, el agua del mar hace que el pescado esté aún  más sabroso, con más sabor a mar.Para freírlo, al más puro estilo malagueño:Salar al gusto, enharinar, pasarlo por el cedazo para que suelte el exceso de harina y freir en abundante aceite de oliva muy caliente…..
Aunque no tengan el placer de ir a pescar, éste tipo de sargos pequeños se pueden encontrar en los mercados costeros, así que no dejen de disfrutarlos...eso sí, cuidadin con las espinas, porque raspas tienen en cantidad!!!
Buen provecho y disfruten de Málaga, de sus playas, de su clima, sus paisajes, su amplisima, rica y variada gastronomía.....


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog

Revistas