Rasputín es de los pocos restaurantes rusos que hay en Madrid, aunque ahora, por la situación política se venden como restaurante ruso y ucraniano. Es un tipo de cocina muy conocida ni demandada pero tiene su secretitos y muchos platos que merecen la pena probar más allá de los blinis y las sopas
El blini es, posiblemente, el plato estrella de la cocina eslava. Es una especie de crepe que lo toman como aperitivo, también como entrante o incluso postre. Todo depende del tamaño y de como lo rellenen.
Como esto no podía faltar empezamos por unos Blinis Rasputín. Los blinis tradicionales, rellenos de carne en salsa cremosa de setas rebozuelos.

El segundo entrante fueron unos Draniki, panqueques de patatas ralladas con salmón marinado.

Después pasamos a una sopa Palmeni una sopa de pasta rellena con carne en caldo de pollo con smetana. A pesar de los simple estaba riquísimo

Para los principales pasamos una plato típico: el Strogonoff, de Solomillo de Vaca. Carne en tiras en una salsa que según la receta tradicional es de setas y pepinillo (21€)

La segunda carne era más normalita, sin salsa y menos untuosa: Shashlyk medallones de solomillo de vaca en salsa de finas hierbas (20€). Esta preparación es más normal, podría ser de cualquier país pero tal y como estaba especiado y cocinado el cerdo fue de los mejores platos del menú.

Para los postres probamos un par de cosas: Blinis de la Abuela crêpe con manzanas glaseadas y canela (9,50€) y Tarta Irina mousse de chocolate y nata con base de galleta (6€).


