Seguramente esbozarás una sonrisa al recordar paredes llenas de carteles en las que se podía leer “no fijar carteles”, o a decenas de personas bebiendo alcohol en una zona donde está “prohibido beber”.
Esto no es nuevo, ni tampoco tiene una explicación demasiado complicada. Se trata de la llamada reactancia psicológica, según la cual emitimos conductas simplemente porque tratan de prohibírnoslas.
Al ser humano no le gusta que intenten privarle de su libertad, por lo que al percibir que ésta se encuentra amenazada de algún modo, reacciona tratando de restaurarla. Por eso nos cuesta tanto aceptar órdenes de los demás y hacemos precisamente lo que nos dijeron que no hiciéramos.
Este hecho está muy relacionado con la denominada psicología inversa, mediante la cual se busca el fin contrario al que se plantea.
Resulta curioso que muchas veces es más sencillo conseguir que alguien haga o no haga algo sin decirle nada que haciéndolo, ya que por el simple hecho de intentar aplicar una orden al otro vemos disminuidas enormemente nuestras posibilidades de éxito.
Ejemplos de esto los encontramos claramente en los niños, los cuales en ocasiones parecen haber nacido para llevar la contraria. Así, frases como “no te subas ahí”, “no pegues a tu hermana” o “cómete la fruta” son respondidas mentalmente con un “¿y tú quién eres para decirme lo que tengo que hacer?”