Tras 23 días de descanso blogger, las ganas de escribir para Espectadores asoman tímidamente en este verano de 2013. Habrá que atribuirle a la pachorra estival la decisión de retomar la actividad sin la premura de la actualización (casi) diaria. Además, ya fue dicho a principios del año pasado, cuesta volver a zambullirse en aguas digitales cuando la prescindencia de Internet contribuye a desintoxicar la mente de quienes pasamos muchas horas frente a una computadora.
En estos recesos prolongados quien suscribe fantasea con cerrar sus dos espacios online. Las ventajas de una vida ajena a la Web (la diversificación del tiempo libre, el aumento de las defensas contra la sobreinformación) y el fantasma de la repetición (que acecha con más frecuencia en el umbral de siete años de historia) alimentan la ilusión de despedida liberadora.
Sin embargo, la necesidad de escribir termina imponiéndose e iniciando un nuevo año editorial en Espectadores (también en MaldeAlzheimer). Aquí, la temporada de verano arrancará el lunes próximo con una pequeña reseña dedicada a La belleza del mundo de Héctor Tizón. Por otra parte, ya está prevista la publicación de cuatro posts cinéfilos sobre Graba de Sergio Mazza, Cracks de nácar de Edgardo Dieleke y Daniel Casabé, Escuadrón antigángster de Ruben Fleischer y La noche más oscura de Katheryn Bigelow.
Hoy sólo nos limitamos a inaugurar la temporada 2013 de este blog y a comentar someramente algunos episodios ocurridos en el transcurso de nuestra desconexión (parcial, en honor a la verdad).En términos políticos festejamos la condena a prisión perpetua para el policía Miguel Etchecolatz, el ex ministro Jaime Smart y otros catorce represores juzgados en el marco de la causa por el Circuito Camps. También celebramos la intimación gubernamental a la Sociedad Rural para que abandone el predio ferial de Palermo (no así la medida cautelar resuelta por la Cámara Nacional de Apelación en lo Civil y Comercial).
“Las huellas del saqueo que dejó la S.R son más nítidas que las de los gremialistas identificados o detenidos en cuatro provincias” (por los ataques a supermercados perpetrados entre el 21 y 22 de diciembre), escribió Horacio Verbitsky en este muy recomendable artículo que Página/12 publicó el domingo 30 del mismo mes. Dicho sea de paso, la serie de asaltos colectivos y los cortes de luz registrados entre el lunes 24 y el martes 25 en distintos puntos del país empañaron el festejo navideño a nivel nacional.
En este nuevo episodio eléctrico, la respuesta automática de Edenor por teléfono celular superó todas las anécdotas de caradurez: al menos ante la queja por falta de suministro en el barrio de Villa Urquiza, la distribuidora contestó que la interrupción se debía “a tareas programadas de mantenimiento en la red” y que el servicio se reestablecería “por etapas sin poder precisar la hora de reposición”. El argumento falaz -para un día feriado y una intervención supuestamente planificada que sin embargo no fue notificada- eximió a la empresa de otorgar números de reclamo a los usuarios damnificados, condición elemental para realizar una presentación formal ante el silente Ente Nacional Regulador de la Electricidad.En términos periodísticos, destacamos este pronunciamiento de FoPeA sobre “el periodismo de fuente única”, en parte inspirado en la carta que los periodistas de Diario Uno de Mendoza difundieron a mediados de diciembre. El reconocimiento de “presiones en medios de distintos puntos del país para la imposición de determinada orientación editorial en la redacción o difusión de noticias” evoca el post que Jorge publicó en Espectadores casi cuatro años atrás ”sobre la (verdadera) libertad de conciencia (periodística)“: ya en aquel entonces el Foro de Periodismo Argentino había advertido sobre los “obstáculos para el desarrollo de la libertad de opinión”, vinculados a “los intereses económicos de las empresas periodísticas, la dependencia de la publicidad oficial en una gran cantidad de medios y el rol activo de periodistas/funcionarios en el control de la información en medios estatales”.
Eso sí… A algunos lectores les hará ruido la referencia al “tratamiento imparcial de la información” en el comunicado del 4 de enero. Roza la ingenuidad pedir que los medios respeten la distinción entre los “espacios de opinión” y la “cobertura noticiosa corriente” como si fueran dos compartimentos estancos sin relación alguna.También estuvimos atentos a los cambios de diseño y contenido que Diario sobre Diarios implementó el 18 de diciembre. Algunos internautas habrán saludado la doble decisión de sumar una entrega vespertina a la habitual edición matinal y de presentar textos más breves; nosotros destacamos la asignación de un link específico por cada contenido y la difusión de slogans o citas sobre el ejercicio periodístico: por ejemplo el lema institucional “Un diario te engaña, todos juntos no” y la afirmación de Ignacio Ramonet “Hoy la información sirve para ocultar otra información”.
Por otra parte nos detuvimos en el texto conmemorativo que La Nación publicó el 4 de enero a propósito de su 143° aniversario, de donde extraemos dos pasajes. El primero: “Bartolomé Mitre fundó el diario, cuya primera edición fue de mil ejemplares, dos años después de dejar la presidencia de la Argentina y volver al llano. Se disponía a defender con la pluma las ideas republicanas que antes había defendido en la vida política”. El segundo: “La libertad, la solidaridad y la convivencia democrática han sido desde sus inicios los valores que defiende de manera cotidiana La Nación en su decisión de acompañar y ser testigo no sólo de la vida de la Argentina, sino también del mundo”.
Causa un poco de gracia el miedo que diez años de “relato kirchnerista” provocan en algunos compatriotas, al lado de la retórica conservadora que taladra nuestro gran cráneo argentino desde hace casi siglo y medio. Curiosamente (o no), la mayoría de los espíritus temerosos del peligro que representa el discurso K son incapaces de reconocer el alcance devastador de esa otra letanía cuyos héroes, modelos, máximas y lugares comunes adquirieron status de verdades reveladas y por lo tanto indiscutibles.A modo de ejemplo de este lavado de cerebro secular, citamos el mensaje del diputado Ricardo Gil Lavedra: “Hoy, cuando los embates a la libertad arrecian de un modo difícil de concebir luego de la recuperación de la democracia, el viejo diario de Mitre presta un servicio invalorable a todos los ciudadanos que quieren obtener información elaborada con honestidad intelectual y probidad, para formarse su propio juicio sobre los más variados temas”.
Desde las antípodas ideológicas, el mencionado Verbitsky también saludó al periódico centenario, no por su 143° aniversario sino por los diez años que está por cumplir la medida cautelar solicitada para evitar el pago de una deuda contraída con la AFIP por unos 280 millones de pesos. Aquí, el artículo publicado en Página/12 el domingo 6 de enero.
El asadito en la ex ESMA es otro tema que interrumpió nuestra desconexión offline. El escándalo mediático en torno a la presentación del Plan Estratégico 2012-2015 del Ministerio de Justicia de la Nación en el Espacio para la Memoria provoca una sensación similar a aquél generado por la denuncia de Magdalena Ruiz Guiñazú sobre la presunta eliminación de la firma de Ernesto Sábato en el prólogo del Nunca Más: indiferente a la posibilidad de una discusión honesta sobre las políticas públicas de memoria colectiva (en este caso cuáles son los límites de la resignificación de los centros de detención y tortura de la última dictadura militar), la oposición se preocupa circunstancialmente para descalificar toda iniciativa gubernamental ligada a la reparación de las violaciones a los Derechos Humanos cometidas entre 1976 y 1983.Algunos ciudadanos lamentamos este otro episodio de reduccionismo K-antiK que termina girando en torno a la presunta funcionalidad de los organismos de DD.HH, ya sea como oficialistas (con la connotación peyorativa que suele adjudicársele a este adjetivo) o como prendidos al “juego a la derecha”. En este contexto dicotómico, da pena leer o escuchar declaraciones de Graciela Fernández Meijide, Patricia Walsh e incluso algunas Madres de Plaza de Mayo que en definitiva coinciden con el célebre tweet de Cecilia Pando.
Por último, algunas observaciones sobre el cruce mediático entre Ricardo Darín y Cristina Kirchner. La entrevista que el actor argentino le concedió a la revista Brando (y cuyo título en tapa es “Y vos, ¿de qué lado estás?”), la respuesta de la Presidenta de la Nación en forma de carta abierta, las repercusiones en el ámbito del espectáculo -en boca de Federico Luppi, Fabián Gianola, Luis Brandoni, Antonio Gasalla, Juan José Campanella entre otros- el subrayado de declaraciones en manos del periodismo (¡incluso del periodismo extranjero!) y la reedición de estos tres materiales en las redes sociales constituyen otro ejemplo de banalización del ejercicio periodístico y de la discusión política.
Banalización del ejercicio periodístico porque el entrevistador Pablo Perantuono pregunta menos de lo que induce. Fijémonos en la mayoría de sus intervenciones: “El que disiente es enemigo”; “El que no te vota es enemigo”; “Y, en el mejor de los casos, escucharlo”; “Como si el clima de rivalidad no pudiera dejarse de lado nunca”; “El tema es tolerar lo distinto, ¿no?”; “Hay mucho fanatismo ahí también”; “La soberbia del hombre” entre otras.
En síntesis, de 25 intervenciones, apenas cinco son preguntas. Tres son cerradas (“¿La anterior a la tuya sí lo dio?”; ”¿Es como predicar sobre Jesús en un cabaret?” y la ya transcripta “El tema es tolerar lo distinto, ¿no?”) y sólo dos son abiertas (“¿Qué te dicen tus amigos o allegados cuando les hablás de recuperar el amor?” y “¿Qué cosas te irritan?”).Banalización de la discusión política porque, desde su bajada, la nota reivindica la capacidad reflexiva de Darín por su condición de “alejado de cualquier bandera política” (y del “fanatismo ideológico”). Además de anunciar un análisis neutro y por lo tanto desinteresado/desapasionado/probo, esta presentación garantiza la pertinencia de declaraciones críticas y a todas luces guiadas para validar la postura de los medios opositores (no olvidemos que Brando pertenece al grupo editorial del cumpleañero La Nación).
En cuanto a la respuesta abierta de la Primera Mandataria, algunos ciudadanos nos preguntamos si darle cabida a una opinión ultradimensionada no termina rebajando la autoridad presidencial a ese terreno mediático tan yermo a nivel de debate sustancioso. ¿O será que conviene utilizar la potencia de esta magnificación para volver a poner algunos puntos sobre las íes en términos de historia reciente, periodismo y gestión pública?
Con este extenso resumen (valga la paradoja), Espectadores inicia su temporada 2013. El blog volverá a actualizarse -menos seguido que de costumbre- hasta el 15 de febrero: atención, entre esa fecha y principios de marzo se desconectará nuevamente por un segundo receso.