Las vacaciones se han terminado, he despertado de mi letargo veraniego y he vuelto a los interneses fresca como una lechuga. Ay, que fácil es acostumbrarse a las vacaciones y que difícil es desacostumbrarse después... No se lo recomiendo a nadie. No es que fume ni nada, pero dejar de fumar seguro que es más fácil que dejar las vacaciones.
En este mes he tenido tiempo para torrarme al sol sin resultado alguno, sigo igual de blanca que antes, beber más gin-tonics de los recomendables, ver Orange is the new black (Jesús, que obsesión con esta serie), ir a Bélgica para comprobar si los belgas se parecen a como los describió la Brönte en "El profesor", ya os voy diciendo que no, y vaguear, y vaguear un poco más... y contar cuantos días me faltan para mi siguiente período de vacaciones... 114 días. 114 días con sus noches. Un drama descomunal.
Bueno, pasemos a cosas más alegres, por favor. He aquí lo que pasó por mis manos entre julio y agosto y salió terminado.
A excepción del libro de "Orange is the new black" y el de "Is everyone hanging out without me?" que me parecieron un poco coñazo, todos los demás estuvieron dabuti y con alguno me lo pasé especialmente bien. Te estoy mirando a ti, Tina.
¿Qué tal de veranito? ¿Cómo fueron vuestras lecturas veraniegas?