Estamos a unas horas del día de San Calentón Valentín. Eso significa que la mitad de la población va a odiar su día y la otra mitad va a estar encantada de la vida. Aunque pensándolo bien, esas cifras creo que están algo desencaminadas este año, porque una parte de la población, solteros, casados, divorciados, los de las “no-relaciones” y cualquier otro estado sentimental o no que se os ocurra, estarán en el estreno de 50 Sombras de Grey. ¡Así es! A pesar de la poca calidad del libro (si, me lo he leído para ver a qué se debía tanto sensacionalismo). Si resulta que tienes ganas de ver la película, ¿de verdad quieres hacerlo rodeado de una multitud de extraños? Quiero decir, vas a estar en una sala con cientos de personas que sólo están pensando en una cosa. Y eso es…. uuuughhhh. Además, y esto es un hecho científicamente cuantificable, aproximadamente el 50% de las personas que se encuentran en esa sala del cine, durante ese pase en concreto, son seres humanos raritos. No admite discusión.
Hazme caso y no te gastes la pasta en la entrada del cine; quédate en casa y disfruta de uno de estos seductores clásicos, mucho más sexy que las 50 Sombras de Grey. Aquí van mis recomendaciones tórridas para el cinéfilo-erótico que todos llevamos dentro.
1. Nueve Semanas y Media (1986)
El planteamiento de esta película no es demasiado ajeno al de las 50 sombras: un empresario adinerado va detrás de una mujer joven y emocionalmente vulnerable, y poco a poco la va involucrando en juegos progresivamente más arriesgados y prohibidos, eventualmente culminando en abuso. Los actores principales, Mickey Rourke y Kim Basinger, tienen unas cualidades magnéticas y casi atemporales. Seguramente no sea una elección acertada para una primera cita, salvo que tu cita sea especialmente aventurera.
2. Secretary (2002)
Ésta es una joya del cine de autor que ha pasado desapercibida, protagonizada por James Spader en el papel de un misterioso abogado llamado, casualmente, Señor Grey, que contrata a una mujer mentalmente inestable, Leigh Holloway (Maggie Gyllenhaal) como su secretaria. Su extraña relación de trabajo pronto se convierte a una de BDSM total. Pero más importante que los aspectos físicos de su vínculo son los efectos psicológicos que los dos personajes tienen el uno sobre el otro, que evolucionan de maneras sorprendentes y sinceras. Para ser una película sobre roles algo incómodos, es sorprendentemente tierna.
3. Ghost (1990)
Sí, esta película es cursilona, pero Demi y Patrick tienen una química impresionante en su papel de pareja atractiva, enamorada y separada por la muerte prematura de él. Y esa escena de la cerámica… ¡esa escena de la cerámica! No sólo se asoció de forma implacable a “Unchained Melody”, sino que cambió la forma en que vemos la cerámica para siempre, convirtiendo una actividad para todos los públicos en una danza erótica caliente y repleta de insinuaciones.
4. Magic Mike (2012)
Esta película la vi hace pocas semanas por recomendación de una amiga. Steven Soderbergh supuestamente se retiró como cineasta tras completar su película Detrás del Candelabro. De ser cierto, Magic Mike sería una de sus últimas películas teatrales, y me parece un punto final a una carrera larga y ecléctica, apropiadamente sexy. Cuando vi el trailer no parecía más que una alegría para la vista para mujeres heterosexuales y hombres homosexuales, pero la historia en si de una tropa masculina de strippers en Florida, resulta atractiva para todo tipo de público adulto. Las convincentes actuaciones de Channing Tatum y Matthew McConaughey ayudan a convertir este placer inconfesable en un nuevo clásico. Y te echarás unas risas que ni te lo imaginas.
5. Crueles Intenciones
Un remake de Dangerous Liaisons ambientado en un instituto pijo de Nueva York. Aunque fue duramente criticada en su día, todavía hoy se disfruta como otro placer inconfesable y una cápsula del tiempo de las estrellas más sexys de los 90 en su mejor momento: Reese Witherspoon, Ryan Phillippe y, por supuesto, Sarah Michelle Gellar, como la manipuladora femme fatale en todo el meollo del complot para desflorar a una virgen declarada.
6. Closer (2004)
No es sólo el papel de Natalie Portman como stripper de pelo rosado el que convierte a esta película en una moderna e infravalorada obra de arte cargada de erotismo. Julia Roberts, Jude Law y Clive Owen están todos en su mejor momento en el papel de los otros tres cuadrantes de este cuadrado amoroso, cuyas vidas amorosas se enredan irremediablemente, perjudicándolos a todos. Sexy a la vez que emocionalmente agotadora, esta película hace un repaso de la infidelidad y las mentiras que nos contamos a nosotros mismos acerca de nuestras relaciones amorosas. Dirijida por Mike Nichols, el responsable de El Graduado y otros films clásicos.
7. El Graduado (1967)
No sólo es una de las pelis más sexys de todos los tiempos, sino una de las mejores. El ardiente personaje de la “Sra. Robinson”, interpretado por Anne Bancroft, era la representación total de la MILF (para todos a los que os llama la atención el tema), mucho, mucho antes de que se acuñara este término. Y mientras que Dustin Hoffman se ha convertido en uno de los actores más apreciados de su generación, su interpretación del graduado soso Benjamin Braddock seguramente ha sido el papel que le definió. La relación de ambos es a la vez triste, graciosa y excitante. Esta película le hizo ganar el Oscar al Mejor Director a Mike Nichols, y es fácil ver por qué, pues es un film artístico, sin enseñar demasiado, y llama la atención desde su primera escena.
Para todos los que vayáis a celebrar San Valentín, os he preparado estos crêpes del color del amour. Y para los demás, podéis uniros a mí y celebrar lo que os de la gana al más puro estilo “Lady In Red”. Como no soy fan de colorantes artificiales, he echado mano, como no, de mi querida remolacha. No te preocupes si no te gusta el sabor de esta raíz, no aporta más que su precioso pigmento y su dulzor a esta receta. Confía en mí.
- 100 gramos de remolacha asada (ver este post para saber cómo asar la remolacha), cortada en dados
- 2 huevos
- 250 ml de leche de coco
- 45 gr de fécula de patata
- 35 gr de harina de castaña
- 55 gr de harina de yuca
- 50 gr de mantequilla, fundida
- Una cucharadita de azúcar de coco
- Una pizca de sal
- 120 gr de mantequilla
- 35 gr de azúcar de coco
- Ralladura y zumo de 2 naranjas (yo he usado sanguinas)
- 60 ml de licor de naranja como Cointreau (opcional)
- Prepara la masa de las crêpes combinando todos los ingredientes en la batidora hasta conseguir una mezcla homogénea. Guarda en la nevera durante al menos una hora o toda la noche.
- Calienta una sartén a fuego medio alto y pincela con un poco de mantequilla.
- Vierte sobre ella una porción de la mezcla (aproximadamente 2 cucharadas soperas) hasta que cubra el fondo, moviendo rápidamente la sartén para que la mezcla se reparta, formando una capa delgada. Una vez estén cuajados los bordes, dale la vuelta con una espátula, deja que se haga por el otro lado, reserva y continúa con el proceso.
- En un cazo, derrite la mantequilla junto con el azúcar de coco y deja que se cocine a fuego medio unos minutos hasta que caramelice ligeramente. Añade el zumo y la ralladura de naranja.
- Dobla las crêpes por la mitad dos veces y coloca en la sartén. Agrega la salsa de naranja y posteriormente rocía con el licor y flambea.
- Sirve de inmediato.