El pasado sábado fui al mercado a comprar, una actividad que recomiendo a todos a los que les gusta comer bien, y compré un pollo entero. Mientras lo troceaban, vi que tenían hígados, así que me entró antojo de Hígado encebollado y pedí un par.
Con ese par de hígados y el del pollo que había comprado me preparé este sencillo aperitivo. Una pena que la casquería no esté demasiado bien considerada y no sea fácil encontrar platillos como este en la mayoría de restaurantes. Suerte que ya aparecen algunos, como La Tasquería, dedicados a estas partes consideradas menos nobles.
Los ingredientes que necesitamos son:
- Tres hígados de pollo.
- Media cebolla.
- Vino blanco.
Empezamos cortando la cebolla en juliana fina y la ponemos a pochar a fuego flojo con un poco de aceite. Mientras se va cociendo, aprovechamos para limpiar los hígados de sus venas y cortarlos a dados, no demasiado pequeños.
Cuando la cebolla empiece a transparentar, le añadimos los hígados y subimos el fuego, que se hagan por fuera y por dentro. Cuando casi estén hechos, le añadimos un chorro de vino blanco y dejamos reducir mientras vamos removiendo.
Servimos aliñando los hígados encebollados con perejil picado y un poco de sal maldon. ¡A disfrutar!