Después de esa extensa llanura valenciana que se ha ido cerrando poco a poco en torno a Gestalgar y Chulilla, unas cimas redondeadas van rompiendo el paisaje zigzagueante convirtiéndonos en un devenir lento hasta llegar a lo más alto del puerto de montaña. Aquí, hacemos una parada y contemplamos el llamado ‘Valle de la Alegría’ con sus montañas que se atropellan, un estrecho valle por donde corretea el río Sot y un conjunto de casas abigarradas.
La naturaleza necesitó millones de años para amoldar, dar forma y convertirlo en un sitio especial para que disfrutemos del ambiente rural y de la naturaleza. Con un aire transparente y puro que te va renovando a cada paso que das…
Quizás por eso fue nombrado como el primer Parque Geológico de la Comunidad Valenciana. Entre dos pueblos: Sot de Chera y Chera; entre dos comarcas muy diferenciadas porque si Sot pertenece a Los Serranos donde el gran protagonista es el río Turia y sus hoces que ha ido excavando en la roca, Chera depende de esa rica llanura que es Requena-Utiel donde sus viñedos otorgan color, aroma y sabor a su denominación de origen. Este puerto de montaña que arranca después de haber cruzado el río Turia en Chulilla, nos recuerda que como él, en Valencia, pocos hay. Nos va llevando en un baile frenético de curvas y cambios de pendiente, en un trasiego constante a un pueblo muy desconocido valenciano.
Un caserío blanco mucho más pintoresco cuando la carretera se estrecha. Zona agreste de montañas que se atropellan y que poco ceden a las llanuras que, desde antaño, fueron dedicadas al cultivo de olivos y almendras.
Abandonamos el vehículo nada más entrar a la población para recorrerla a pie. Como en otros pueblos nos encontramos con la fuente del lavadero, antesala de que estamos en un rincón en el que se respetan y cuidan las tradiciones.
Sot de Chera tiene unas calles tortuosas y repletas de escalones que van salvando la pendiente. De belleza serena, multicolor, fresca e insinuante, se encuentra a los pies de su cerro, llamado el Morrón, que sirve de telón de fondo para el campanario de su iglesia. Al otro lado del pueblo, su belleza se concentra en la torre del castillo que protege altiva a un río, frescor en las tardes de verano, y fertilizador de su huerta.
Callejear por Sot de Chera supone recordar otros pueblos medievales y tradiciones casi olvidadas. Casi siempre, desde cualquier rincón, aparece el Morrón y rendida a sus pies, sus casas encaladas o de piedra y madera que descansan sobre sus calles solitarias aunque cálidas porque están repletas de macetas con flores y plantas aromáticas.La iglesia de San Sebastián Mártir guarda un pequeño tesoro: un retablo de Juan de Juanes. Si recorremos con la mirada el campanario vemos que termina con una veleta doblada. Y de ella nos cuentan las personas más ancianas que fue debido al peso del mástil de una bandera republicana que colgaba un muchacho del pueblo para pedir limosna.Una esquina nos da paso a una puerta muy antigua. Tanto que en su interior aún se conservan los calabozos y mazmorras de la Edad Media. Si nos dirigimos hacia la torre del castillo escucharemos ya el murmullo del río Sot.
Unos de los hechos históricos más recordado en Sot de Chera aconteció durante la Guerra de la Independencia, ya que fue escondite de guerrilleros que luchaban contra los franceses. Cuentan que en el castillo se escondió y fue apresado uno de los cabecillas. Fue ajusticiado y ahorcado en la Plaza del Mercado de Valencia.
El río Sot va regando las huertas de Sot de Chera hasta que desemboca en el Turia. Su atractivo radica en su permanente flujo de agua rodeado de montañas con fuertes pendientes que se vuelcan hacia el estrecho valle. Y con vegetación propia de ribera entre álamos, chopos, adelfas, cañas y sargas, el río fue amansado en una pequeña presa, el Gruñidor, para convertirlo en una playa fluvial con algunos saltos de agua.Dejamos Sot de Chera para conocer otras rutas de senderismo del Parque Natural. En dirección hacia Chera, nos encontramos con la entrada al
embalse de Buseo. Esta ruta resulta un agradable paseo de unos siete kilómetros, entre ida y vuelta. Y aunque los incendios de finales del siglo XX asolaron esta comarca reduciendo la superficie arbórea, lo cierto es que la podemos disfrutar porque se encuentra cubierta de monte bajo y oloroso. Además de pequeños bosquetes de encinas, pino, sabinas, tejos y álamos.Llegamos a las más grandes y desde su interior podemos asomarnos para concienciarnos de la altura a la que estamos. Siguiendo el sendero de vuelta volvemos a ascender hacia otras cuevas más pequeñas. Mucho cuidado con el camino resbaladizo.
Retomamos la vuelta para seguir rodeando la montaña. Pero lo cierto es que, el sendero que cada vez es más estrecho y sin ninguna protección, se ha derrumbado y ha desaparecido su firme. Si hubiéramos optado por seguir, el camino asciende hasta la cima para rodear la montaña y comenzar a descender. Desde esta ruta surge un pequeño recorrido hacia las ruinas del castillo de Chera.Y existen muchas más rutas de senderismo para realizar en este Parque Natural de Chera-Sot de Chera. Rutas de pequeño recorrido que nos permiten conocer un poco mejor esta comarca valenciana y sus sierras tranquilas. Aquí, en este enlace, te proporciono algunas para que las puedas realizar.