Velázquez: Comida de pícaros, 1617. Museo Nacional de Bellas Artes, Budapest.
Había pasado el tiempo y allí estaban sus huellas, visibles e invisibles. Pero las palabras fluían por sus viejos cauces y las miradas, aunque algo más serias y perplejas, todavía encontraban caminos para las risas cómplices....