En 2004, la ciudad española de Rivas-Vaciamadrid puso en marcha un ambicioso esfuerzo por reinventarse a sí misma como una ciudad digital. Situada a unos 24 kilómetros al sureste de Madrid, con una población por encima de 78.000, la ciudad invirtió fuertemente en una red metropolitana IP de fibra óptica y una red Wi-Fi que hoy forman la base de un número cada vez mayor de servicios al ciudadano y planes a largo plazo para el desarrollo económico, la sostenibilidad social y ambiental.
En conjunto, estas iniciativas están creando una ciudad distinta y le han servido a Rivas en un momento de crisis económica.
Plaza Ecópolis. Foto: buildipedia.com
La red de área metropolitana se compone de cerca de 800 kilómetros de fibra que conectan 86 oficinas municipales (oficinas administrativas y escuelas primarias, centros deportivos, la planta de reciclaje de basura y otros sitios). Como respaldo, todos los edificios municipales han sido proveídos con acceso a la red a través de una red Wi-Fi y tienen una malla de red Wi-Fi que se extiende por toda la ciudad para que los trabajadores de la ciudad y los ciudadanos puedan conectarse de forma inalámbrica.
También están desarrollando servicios basados en localización que permiten a los trabajadores de la ciudad acceder a aplicaciones a través de cualquier dispositivo Wi-Fi en cualquier parte de la ciudad usando RFID.
Actualmente, el 80% de la población de Rivas tiene acceso de banda ancha, pero lo que realmente diferencia sus esfuerzos de Smart City es la profunda integración de todos los sistemas de gestión. Casi todos los elementos de la ciudad que pueden ser gestionados remotamente están conectados a esta red, desde la video vigilancia y la gestión energética, hasta el alumbrado público, el mobiliario urbano y el riego de los parques.
La sostenibilidad económica del proyecto se basa en el alquiler de fibra oscura, principalmente a empresas de telefonía móvil como Vodafone, lo que les genera una ganancia de USD 72.000 por año.
Este dinero se reinvierte en el departamento IT y como beneficio secundario hay una mayor penetración de los operadores de telecomunicaciones ya que no tienen que crear su propia infraestructura.
Del mismo modo, ya que la ciudad en sí misma no puede ofrecer legalmente el acceso gratuito a Internet a los hogares de los ciudadanos, ofrecen su infraestructura de la malla Wi-Fi a un tercero para que puedan prestar el servicio, lo que representa para la ciudad un ingreso adicional de USD 150.000 por año. El uso intensivo de las TIC les permite ofrecer más servicios a los ciudadanos con el mismo número de empleados de la ciudad, lo cual es especialmente útil en la actual crisis económica.
Políticas como las anteriores, han agregado valor a la ciudad y han generado interés por parte de algunas empresas, creando una especie de marca de ciudad, la marca de Rivas. La ciudad está llegando a ser conocida como un lugar donde la sostenibilidad se aplica de una manera que es atractiva para las empresas tanto públicas como privadas.
Casa de la Juventud. Foto: diariodesign.com
La red también cubre importantes proyectos estratégicos como el Rivas Ecópolis, cuyo objetivo es revolucionar la interacción de los ciudadanos con su entorno, haciendo cambios estructurales en la forma en que consumen energía y agua, y la gestión de los recursos para afrontar los retos del siglo 21.
También hay un sub-proyecto denominado Rivas Cero Emisiones, que tiene como objetivo reducir las emisiones de carbono de la ciudad en un 50% para el año 2020 y en un 100% para el 2030.
Por: César M. Montañés
URBÓTICA Y CIUDADES INTELIGENTES (SMART CITIES)