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Relajarse es bueno para tus genes

Por Davidsaparicio @Psyciencia
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Relajarse es bueno para tus genes

Relajarse es bueno para tus genes

Alejandra Alonso | On 05, jun 2013

¿Estresado? Quizás empezar a practicar todos los días técnicas de relajación te ayude mucho para desestresarte. Un nuevo estudio descubrió que la relajación, cuando es practicada todos los días durante largos períodos de tiempo, resulta en cambios a nivel genético que significan beneficios valiosisimos para nuestra salud.

El Dr. Herbert Benson, director emérito del Benson-Henry Institute y profesor asociado de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard, fue el primero en definir la respuesta de relajación a principios de los ‘70, y lideró la consiguiente investigación genética que fue publicada en PLOS One.

“Tenemos en nosotros una capacidad innata, que contrarresta los efectos nocivos del estrés. Y este estudio muestra su base genética: a saber, que ese eje específico de genes son cambiados cuando la gente evoca la respuesta de relajación,” explica Benson.

“Es fantástico,” dice el Dr. Mladen Golubic, director médico del Center for Lifestyle Medicine de la Clínica Cleveland, quien no estaba asociado al estudio. Mientras que otros estudios han vinculado la respuesta de relajación con niveles más bajos de estrés y reducida presión sanguínea, el rastro actual detalla el camino fisiológico responsable de la producción de estos beneficios.

Los hallazgos confirman y expanden el trabajo que realizó el grupo de Benson en 2008, en el cual mostraron que las personas que meditaban por un largo período de tiempo exhibieron expresiones alteradas de genes involucrados en la respuesta al estrés.

El estudio

En el estudio actual, Benson y colegas estudiaron a 52 personas, la mitad de las cuales había estado practicando meditación y usado técnicas de relajación desde hacía 4 a 20 años. La otra mitad eran novatos. Se les tomó a los sujetos de ambos grupos, muestras de sangre para ser analizadas, las mismas se tomaron antes y después de 20 minutos de sesiones de relajación guiadas por medio de un CD. Los meditadores novatos accedieron a participar en dos sesiones de relajación; en la primera escuchaban un CD que contenía información general sobre salud, nada relacionado al estrés. Esto sirvió como control. De esta forma, los investigadores podrían comparar cambios a nivel molecular capturados en su sangre antes de que aprendieran respiración profunda, mindfulness y la práctica de mantra, que incluye concentrar la mente en una sola palabra que se va a repetir mientras se ignoran las distracciones.

Resultados

Luego de estas sesiones, los científicos identificaron cuatro sets de cambios en la forma en que se expresaban los genes, pero los mismos solo ocurrieron luego de que los participantes utilizaran técnicas de relajación.

1. La primer alteración involucró a los genes relacionados a la mitocondria, la batería que le da energía a las células. “Estos cambios llevan a que [la mitocondria] sea más estable y controlada. La palabra que utilizamos en el paper para describir los cambios mitocondriales es que son más resilientes,” dice Benson.

Eso tiene sentido para Golubic, quien expresa: “sabemos que las personas comprometidas con la meditación reportan mejor humor, más energía y que duermen mejor.”

2. Los genes vinculados a la producción de insulina también se vieron afectados, con la respuesta de relajación, la cual impulsó los niveles de la hormona que está involucrada también en la energía del metabolismo.

“La insulina facilita la entrada de glucosa a las células y a la mitocondria,” dice Golubic.

Y no eran sólo genes individuales los que identificó el grupo de Benson, sino juegos de genes que posiblemente se conectaban en un camino. Esto fortaleció el descubrimiento, ya que los cambios aparecían consistentemente y por ende, era poco probable que se vincularan simplemente por casualidad. “Lo que realmente importa es si encuentras cambios genéticos en cientos de genes en el mismo camino. Cuando encuentras caminos enteros que muestran cambios, eso es impresionante,” dice Golubic.

3. La meditación también afectó genes relacionados a telómeros, los cuales tapan los extremos de los cromosomas para proteger y extender la vida de las células. “Cuanto más corto es el telómero, más se manifiesta el proceso de envejecimiento. Con lo que la respuesta de relajación es consistente es con la estabilización de los telómeros y con hacer que sean menos propensos a romperse,” dice Benson. Un estudio anterior encontró que los meditadores experimentados tenían alrededor de 30% más de actividad en la enzima que repara los telómeros luego de retirarse de una meditación intensiva.

4. Los investigadores también vieron menos actividades en genes relacionados a la inflamación; en otros estudios estos genes fueron sobreexpresados en pacientes con hipertensión, enfermedades del corazón y cáncer. Los datos sugieren que la meditación o la relajación regular puede minimizar la actividad de estos genes y potencialmente contrarrestar algunos de los procesos fisiológicos que los dirigen.

Conclusiones

Todos estos cambios fueron vistos en mayor proporción en los meditadores experimentados. Pero los nuevos también mostraron diferencias luego de solo dos meses de entrenamiento. “Mientras más evoques la respuesta de relajación en el tiempo más profundos serán los cambios,” dice Benson.

Y no hay forma errada o más efectiva de lograr la relajación, explican Benson y Golubic. Cada persona puede encontrar qué método le funcionan mejor, de acuerdo a las investigaciones hasta ahora, es lo mismo.

“Esta respuesta de relajación es mejor entendida como lo opuesto al estrés o la respuesta de lucha-huida. Hay dos pasos que se utilizan generalmente para evocarla: Una es repetición -la repetición puede ser una palabra, sonido, oración, frase o movimiento. El otro es que cuando otros pensamientos vienen a la mente los ignores y vuelvas a la repetición,” dice Benson.

Benson recomienda que se practican las técnicas por 10 a 20 minutos al menos una vez al día. “La gente lo ha estado haciendo por milenios. Ahora tenemos una base científica para probar su valor,” dice el.

Fotografía por Juliana Dacoregio en Flickr

Fuente: Healthland

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