La sociedad en la que vivimos "va a su aire". Ya no es necesario que llegue la noche para ir a dormir, ni es necesario esperar a la salida del sol para tener luz. Hemos cambiado los hábitos, pero no se corresponden con los ritmos naturales de los seres humanos y pueden provocar desajustes en nuestros relojes biológicos.
Si pensamos en accidentes como el Chernóbil, la catástrofe química de Bhopal, o el accidente nuclear de Three Mile Island, observamos que todos tuvieron lugar entre la una y las tres de la madrugada. Una posible explicación a esta coincidencia la encontramos en que durante esas horas la capacidad de reacción de las personas desciende y disminuye la atención.
La cronobiología estudia la organización temporal de los seres vivos. Los seres humanos estamos programados a través de la herencia para dormir de noche y estar activos de día. Y nosotros insistimos en llevar la contraria a los ritmos naturales.
Cuándo el hombre inventó la luz eléctrica, creyó que dominaba la noche y ya no necesitaba la luz del sol. Se olvidó de que el sol es uno de los sincronizadores más importantes de nuestro cuerpo. En los países del norte, cuando en invierno disminuye la luz diurna, algunas personas sufren trastornos en su estado de ánimo, los diferentes ritmos biológicos tienden a desorganizarse.
El más importante de los relojes biológicos de nuestro cuerpo es el encargado de generar los ritmos de 24 horas. Está localizado en el hipotálamo, que se pone en hora cada día por determinados factores ambientales, llamados sincronizadores. Entre ellos, los más importantes son la salida y la puesta de sol, aunque también puede ser sincronizado por los horarios de las comidas, el ejercicio físico, y los contactos sociales.
El ser humano no puede obviar que necesita la luz natural y no puede negar, tampoco, que necesita la oscuridad, de manera periódica. Otro reloj biológico importante en los seres humanos son los contactos sociales, aquellos que se llevan a cabo cada día en los mismos horarios.
Para ayudar al reajuste de los ritmos biológicos podemos seguir estos hábitos: exponernos diariamente a la luz brillante del sol, hacer ejercicio regularmente, levantarnos siempre a la misma hora, incluso cuándo no nos hayamos acostado a la hora de siempre, regularizar los horarios de las comidas y mantener contactos sociales regularmente.