Revista Cultura y Ocio

Reminiscencias estivales

Por Sese
Es en este tiempo otoñal que en ocasiones añoro el verano y rememoro situaciones vividas en tal estación. Y sin saber por qué mi mente proyecta una película sobre cierto día en la piscina de este año, a la sombra de una sombrilla y al amparo de una cerveza de barril (fresca y bona) observo los infantes como disfrutan con sus juegos refrescantes, sus juegos y sus juguetes, que son los idóneos para tal tesitura. Los veo persiguiéndose entre ellos con armas de destrucción, con ingenios de última generación tales como éstos:

Reminiscencias estivales

escopeta de agua


Que comparados con las armas de mi época:

Reminiscencias estivales

pistola de agua


Es como conducir un ferrari y tú ir con un patinete.
Vamos que en una supuesta guerra entre generaciones del siglo XXI y de los '70/'80 el resultado hubiera sido más abultado que un partido entre el Barça y el equipo de mi pueblo (a favor de ellos, por supuesto)
Y continuando la labor de observación, mientras apuro la cerveza y doy debida cuenta de las patatas fritas veo como otros niños, más pequeños que los guerrilleros del agua juegan en la piscina  o alrededor de ella. Son críos que no saben aún nadar o no tiene la suficiente pericia natatoria para que sus padres estén tranquilos. Y es por ello que completan su uniforme piscinero (véase bañador y si acaso chanclas) con unos cómodos manguitos hinchables,inflados para la ocasión... 

Reminiscencias estivales

flotador de manguitos


...que permiten su seguridad y la tranquilidad de los padres y del socorrista que los vigila despreocupado.
Y de nuevo evoco mi infancia y me veo en la misma tesitura pero con diferentes complementos y es que por aquel lejano entonces nuestra defensa al respeto era tal que así:

Reminiscencias estivales

flotador de burbuja


Y sólo lo utilizábamos cuando decidíamos ir al agua. Y la verdad que no era nada cómodo  a unos se le caía y parecía que lo llevaban como si fuera una canana y a otros les apretaba pues estaban entrados en carnes y se clavaba en su tripita la incómoda hebilla de hierro.
Vamos que en esa supuesta guerra intersecular los niños del siglo XXI nos hubieran dado pal pelo con sus modernas armas y además no hubiéramos podido batirnos en retirada ataviados con tan incómodos  flotadores. O muertos o prisioneros, seguro. 
Eso sí, quizá nosotros usábamos más la imaginación para pasárnoslo bien con nuestros juegos y es que tengo la sensación que los niños de hoy en día lo tienen todo muy fácil en este sentido.
He dicho (y de la forma que lo he dicho me siento como un viejecito aleccionando a las nuevas generaciones, jeje)


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