Resulta cuanto poco curioso, un año después, analizar los propósitos que dejaste escritos y ver hasta que punto has tenido éxito durante todo este tiempo.
Antes que nada, he de reconocer que cometí dos errores de bulto a la hora de definir mis propósitos para 2013.
Por un lado la falta de definición explícita del objetivo. Muchos, más allá de propósitos, se acercan más al concepto de “deseos” sin dejar claro en qué caso se puede considerar como completado el propósito y en qué caso no.
Por otro, el exceso de ellos. He aprendido que el que mucho abarca termina por no tener la energía suficiente para completarlo todo. Reconocer que disponemos de un depósito limitado de combustible vital me está costando bastante de entender, pero poco a poco lo voy asumiendo.
Pero no nos liemos, a la lista, que es a lo que habíamos venido.
1. Disfrutar de la vida. Es el primero porque es el más importante. Este 2012 ha tenido momentos geniales y momentos bastante complicados que me han llevado a la conclusión de que estamos en este mundo para disfrutar de cada uno de los momentos que nos brinda la vida rodeados de la gente que queremos.
El primero en la frente. Esto ni es propósito, ni objetivo, ni “na de na”. Esto es como decir: voy a ver el azul del cielo más azul. Podría llegar a decir que este año he aprendido a valorar más los momentos sin pensar demasiado en lo que esté por venir. Pero no siempre es la mejor opción.
2. Crecer cultural y profesionalmente. Uno de los leitmotivs de la vida es, sin lugar a dudas, la percepción de crecimiento personal. Y esto en gran medida se consigue mejorando tus capacidades y tus aspiraciones. Este año que empieza va a ser importante en esto y por ello quiero formarme incansablemente desde el día 1.
Otro propósito ambiguo. En este caso sí que puedo decir que en su mayor parte lo he llevado a cabo. He seguido formándome y creciendo a todos los niveles. El mejor ejemplo es, sin duda, mi cambio de trabajo hace unas pocas semanas que supone la culminación a un año de cambios y desafíos y el inicio de una nueva etapa ilusionante.
3. Mens sana in corpore sano. Quiero tener un equilibrio mental/físico que me lleve a cumplir el primer objetivo con garantías. Por eso quiero imponerme una disciplina deportiva mayor de la que ya tengo.
Ha sido complicado, pero en líneas generales he mantenido una constante deportiva durante todo el año. La mejor forma de sentirse bien con uno mismo en todos los ámbitos de la vida pasa por ese equilibrio del que hablaba en el propósito. Y realmente funciona. Un año después sigo esforzándome por subir un poco más alto o correr un poco más lejos cada día.
4. Leer 50 libros.
Para uno que defino claramente y suelto esta bravuconada. No obstante, a pesar de todo, 25 han sido los libros que he leído este año, superando los 20 del año pasado, lo cual no está nada mal.
5. Tocar 12 piezas de piano.
Esto ya si que es insostenible. Han sido 2, que algo es algo, pero el piano sigue siendo mi talón de Aquiles personal: es el duro pero realista ejemplo del quiero y no puedo.
6. Visitar un nuevo país.
Por desgracia este año no he tenido la oportunidad de salir de España y queda en el Debe de mi cuenta personal el cumplirlo.
7. Certificarme. Conseguir el pleno de CCNAs y quizá el CCDP, amén de otras certificaciones: inglés, Juniper, VMWare, Microsoft…
Conseguí obtener los CCNA de Seguridad y de Voz lo cual ya es un gran paso que completó mi peregrinación por las certificaciones de Cisco, de momento.
8. Concentrarme para llevar el blog/redes sociales/proyectos personales al día.
Se puede decir que he mantenido cierta constancia en todos ellos, pero me sigue faltando la regularidad que me gustaría y, en muchos aspectos, la coherencia en la temática.
9. Concluir con éxito uno o varios proyectos profesionales.
Todavía ando detrás de la “idea” que me impulse a dar el salto de nuevo hacia el mundo emprendedor. Creo que todo el paso por el 49k y por Walá! trajo un desgaste del que todavía estoy recuperándome.
10. Ser capaz de hacerlo todo y sentirme bien con cada cosa que hago. En definitiva: ser feliz.
Y el último pero no por eso el peor, es un refrito del primero pero con el toque anuncio de compresas. Supongo que tenía la intención de llegar a 10 y tuve que terminar rellenando con lo que se me ocurrió.
Al final, lo importante es la segunda parte del propósito, la de sentirse bien con cada cosa que uno hace a pesar de que no se alcance lo que inicialmente se deseaba. Resumiendo, he de reconocer que pese a la indefinición de muchos de los objetivos, el balance de 2013 ha sido positivo y además deja la puerta abierta para que 2014 sea un año de crecimiento y de mejora continua.
Tras este breve análisis de los objetivos/propositos/deseos/y otros del 2013 ya estoy preparando la lista para 2014, en la que obviamente volveré a cometer el error de creerme capaz de llegar más lejos todavía.
Pero de eso se trata, de apuntar alto, tan alto como a la luna si hace falta, si uno falla, termina yendo hacia las estrellas.