Revista Ciencia
Hace 4 años, delante de la costa del archipiélago finlandés Åland, unos buceadores encontraron a 50 metros de profundidad un buque naufrago, y en su interior más de 100 botellas de champán y 5 botellas de cerveza. Llevaban allí desde 1842 y es una de las cervezas más viejas que se han conservado. Además en botellas, algo raro en esa época cuando la cerveza se vendía más en barriles. El gobierno del archipiélago llevó las cervezas al centro de investigación técnico VTT en Finlandia, donde se sometieron a un análisis fisicoquímico en el que se aislaron e identificaron microbios que eran comunes en la cerveza, a pesar de que la cerveza estaba ya parcialmente deteriorada. El análisis indicó además que había de dos tipos de cerveza diferentes. El análisis también daba información sobre el contenido alcohólico, el color y la amargura.
A la cervecera finlandesa Stallhagen se le ocurrió reconstruir esta cerveza, lo cual encargaron al Grupode investigación de Cervezas de la Universidad de Lovaina (KU Leuven) en Gante. El Grupo, dirigido por el profesor Guido Aerts y el maestro cervecero Gert De Rouck trabajaron durante un año a la reconstrucción. En base de los microorganismos en las botellas pudieron detectar qué tipo de levadura y de bacterias usaban los cerveceros del siglo 19, y dedujeron que las cervezas provenían de Bélgica.
Con los ingredientes que se encontraron los investigadores fabricaron una serie de cervezas de prueba, que se acercaron lo más posible a las originales. En total produjeron 1500 litros con los que se llenaron 1700 botellines, de vitrio soplado manualmente en Finlandia de forma similar a las descubiertas. De todas las cervezas eligieron aquella que tenía el mejor sabor. Como la malta, materia prima de la cerveza, se producía de una manera distinta en el siglo 19 que ahora, la cerveza era entonces algo más dulce. La cerveza final elegida tiene una baja amargura y un contenido en alcohol de 4,7%.
Finalmente, el pasado 2 de octubre la cervecera Stallhagen lanzó al mercado la “nueva” sofisticada cerveza etiquetada con el nombre Stallhagen Historic Beer 1842. Una cerveza histórica con un carácter sútil. Una cerveza de lujo porque se vende por nada menos que 113 euros el botellín, aunque parte de los ingresos se destinará obras de caridad y a proyectos científicos, a la investigación arqueológica y del ecosistema en aguas finlandesas del mar Báltico.
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