Reseña #118: Biografía de un cuerpo ¡Hola, hola, hola!
Ya queda nada para junio. Sólo unos poquitos días más. Pronto podremos mandar a tomar por el culo los apuntes. Y seremos libres. ¡¡Qué ganas!! Mientras ese día glorioso llega, ese en el que podremos sonreír mucho y muy fuerte pensando que hasta septiembre no hay que romperse la cabeza; ¿qué tal si hablamos de algún libro? Esta vez no es una recomendación pero, oídme (
Ficha técnica
Título:Biografía de un cuerpo Autora:Mónica Rodríguez Suárez Editorial:SM Número de páginas: 144 ISBN:9788491074571 Preció libro físico: 11,95€
Sinopsis Cuando eres niño, te dejas llevar. Pero un día tu cuerpo se rebela, crece, y nada es como antes.
Premio Gran Angular 2018 Las piernas recorridas por hilos de cobre. El pie extendido, el muslo flexionado. La música cambia. Soy yo el que está ahora en el escenario haciendo cabriolas y de nuevo Álex llega, lo ocupa todo, baila. Los aplausos como el fragor del agua. El público arrebatado. La danza sucediéndose en esta caída de agua. Todo sucediéndose… Pero, ¿y si no quiero que suceda? ¿Y si no quiero seguir bailando?Mi opinión No es por ti, es por mí. Esa es la primera frase – bueno, vale, si me pongo en plan tiquismiquis debo decir “oración” – que me viene a la cabeza cuando me paro a pensar en qué deciros (
Hola, me llamo Carme y tengo un hermano de catorce años. Esto viene a cuento, no creáis. Viene a cuento, os digo (
El libro gira entorno a dos constantes: el día a día de nuestro protagonista casi anónimo y la vida de Valsav Nijinsky. Por si alguien no sabe quién es, os contaré que fue un gran bailarín ruso. No, yo tampoco lo sabía, pero la autora se encarga de recordarnos por activa y por pasiva quién fue y qué fue de su vida. Ojo, eso me parece bien. Bien mientras todo esté bien hilado y es que, por más que quiera, no puedo ver las semejanzas entre un niño de clase media que, sencillamente, está en la edad del pavo; y un hombre que se las vio y deseó para salir adelante antes de la primera guerra mundial. Ahí os lo dejo.
Antes de que me tachéis de tía cabrona que no es capaz de disfrutar de un premio Gran Angular, quiero poneros en antecedentes. En el libro se tilda de “ordinaria” la vida de las personas normales. Personas como vosotras, vosotros y yo. Pues oye, a mí mi vida me parece la hostia, gracias, no necesito que nadie me diga que, si no soy una bailarina de la leche, tengo que conformarme con una vida mediocre. Sí, esto lo escribo con mala hostia, porque me sentó como una patada. Como una patada que el padre del protagonista y el propio protagonista, digan que tanto la mujer que lo ha traído al mundo como su hermano son “personas corrientes”. Me ofende. Me ofende muchísimo.
Quiero romper una lanza a favor del libro. Sólo una, tampoco me voy a pasar de generosa. Álex es un gran tío. Un chaval maravilloso que no se merece nada de lo que le pasa. Ni los desplantes del protagonista – que a veces es un cabrón insensible – ni su situación familiar. Pensando en esto, creo que salvaré también a Clara, y es que la chica lo único que hace es ser una buena persona; algo que debería probar a hacer el protagonista.
Si me pongo en plan profunda y extrapolo toda la situación, creo que podría hablaros de cómo los niños crecen, se amoldan a su nueva realidad y, ¡cómo no!, se enamoran con una intensidad abrumadora. Sí, nuestro pequeño niño egocéntrico se enamora hasta las trancas de una de sus compañeras de baile, una chica que, por suerte o por desgracia, es demasiado buena para él. Pero eso no es todo. Se habla de cómo los niños primero ven a sus padres como lo mejor que hay en el mundo, como figuras a seguir; para pasar a ese punto en que creen saberlo todo y cualquier pregunta les aburre e irrita. Y eso estaría genial, de no ser porque, en más de una ocasión, el niño no sólo me ha parecido aborrecible, sino terriblemente intransigente e irreflexivo.
No, no voy a hacer una zona para destriparos el libro. Es demasiado corto y, sinceramente, no hay mucho que contar. Un niño que tontea con la cerveza, que da sus primeros besos en un parque pasando un frío del demonio. Un niño que no sabe cómo decirle a su padre que él tiene capacidad más que suficiente para saber qué le gusta y que no. Un niño que tiene que aprender a decir “basta”. Y modales. Joder, qué aprenda modales.No, el libro no me ha gustado. Lo digo con el corazón en un puño. Es muy desagradable tener un premio entre las manos y no ser capaz de disfrutarlo. Pero es que, sencillamente, me ha recordado a los últimos minutos de un sprint. Esos en los que corres sintiendo cómo todo te quema por dentro, en el que eres plenamente consciente de cada uno de los músculos de tu cuerpo y sólo quieres parar. Ojalá haya montones de personas que digan que es maravilloso y que puedan disfrutarlo. Yo os dejo a vuestra elección darle una oportunidad.
Con todo, Biografía de un cuerpo es un libro que no me ha gustado. Con un protagonista que ha conseguido ponerme enferma y una historia a ratos aborrecible. Con algunos mensajes buenos, es una novela que me ha dejado indiferente.
Nota: 2/5