Revista Cultura y Ocio

Reseña #167: El custodio

Publicado el 30 noviembre 2019 por Alaluzdelasvelas



Reseña
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El custodio


 ¡Hola, hola, hola!


 Último día del mes. Contadme, ¿cómo ha sido? ¿Bueno, genial, maravilloso? ¿Tal vez un poco pesado? A mi juicio, noviembre es un mes precioso. Está en medio de dos fiestas, sí; pero es precisamente el encanto de estar esperando la siguiente lo que lo hace maravilloso. El mes en el que por fin todo es amarillo y vamos pisando hojas. Uf, me encanta.
 Y ahora… ¡Dentro reseña!
Ficha técnica
Reseña #167: El custodioTítulo:Crónicas de Barchester 1 – El custodio Autor: Anthony Trollope Editorial:Create Space Independent Publishing Platform Número de páginas: 10ISBN:9781548992392 Preció libro físico: 5,15€ (Tapa blanda)

SinopsisAnthony Trollope (Londres, 24 de abril de 1815 - Londres, 6 de diciembre de 1882) fue uno de los novelistas ingleses más exitosos, prolíficos y respetados de la época victoriana. Algunas de las obras más apreciadas de Trollope, conocidas en conjunto como las Crónicas de Barsetshire o Las novelas de Barchester, giran en torno al condado imaginario de Barsetshire, pero también escribió penetrantes novelas sobre temas y conflictos políticos, sociales y sexuales de su época. Trollope ha sido siempre un novelista popular. Han sido aficionados a sus novelas sir Alec Guinness (quien nunca viajaba sin una novela de Trollope), el ex primer ministro británico sir John Major, el economista John Kenneth Galbraith, la popular escritora estadounidense de misterio Sue Grafton y el guionista y dramaturgo Harding Lemay. La reputación literaria de Trollope decayó un tanto durante sus últimos años de vida, pero a partir de mediados del siglo XX recuperó el favor de la crítica. Sir Ifor Evans señala que, durante los bombardeos sobre Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial, las novelas de Trollope eran la lectura favorita de un gran número de personas. Mi opinión Imaginad un pueblo tranquilo. Todo va bien. El custodio, el señor Hardin, está tranquilamente en el asilo del que se hace cargo, donde doce ancianos disfrutan de las ventajas que dejó en su testamento Hiram. ¿Y de qué va el tinglado? Muy sencillo: tras la muerte del hombre, el testamento dejó constancia de que para el asilo era necesario un custodio y doce hombres pobres sin familia, doce desahuciados de sí mismos, si queréis mi opinión; y es que los pobres no tienen a nadie. Excepto nuestro custodio, que se desvive por ellos.
 El problema, como siempre, empieza porque hay gente que suelta un comentario y se larga. La semilla crece, sin embargo, cuando entre los asilados se expande el rumor de que el señor Hardin cobra demasiado por hacer muy poco, mientras que ellos “malviven”– no son caraduras ni nada, ahí os lo dejo – y disfrutan de concesiones demasiado modestas para lo que se dispuso. ¿Y qué se dispuso? Oh, eso es trabajo de abogados.
 Antes de que alguien se lleve las manos a la cabeza y piense que me he vuelto loca, no, esto no es un libro religioso. Ni mucho menos. Hay curas, sí; hay algún que otro comentario piadoso, también; pero no más que en cualquier otra novela victoriana. No, el libro no adoctrina– de lo contrario, creedme, no lo habría leído. – Anthony Trollope no entraba en mis planes pero, claro, vi este vídeo de Magrat Ajostiernos y… no pude resistirme. Antes de nada, quiero avisaros de algo: yo compré el libro en Amazon, por un precio bastante bajo. Ahora bien, la letra es minúscula y me costó sudor y lágrimas leerlo porque, joder, me perdía hasta de línea. Si os pasa como a mí y no os gustan las micro-letras, os recomiendo que busquéis en bibliotecas o librerías de segunda mano.

 Volviendo a la trama, que es lo que nos ocupa, el señor Hardin se entera de lo que se rumorea en el asilo. No le gusta, porque él es un pobre hombre abnegado sin un gramo de maldad en el cuerpo. Muy apurado, cuenta el problema a su cuñado, el arcediano o doctor Grantly y al obispo, su suegro. Si bien es cierto que el obispo es el típico señor bonachón, nuestro arcediano es todo un cabezota. El típico neuras a costa del que te echas unas risas porque, creedme, el colega tiene unas ideas de bombero que no son ni medio normales.
 Puestos en situación, obispo y arcediano deciden que no piensan ceder ni un penique a esa panda de desagradecidos; pero, ay, las reformas siempre llegan cuando una, uno, menos se lo espera. El señor Bold se ha enterado de lo que está pasando y quiere ayudar. ¡Claro que quiere ayudar! A los asilados, a la verdad. Porque esa es la verdad… ¿no? ¿Y qué hay de la hija del señor Hardin? ¿Cabe, dentro de los enfrentamientos, un poco de amor?
 No os puedo contar nada más sin acribillaros a spoilers, así que sólo me queda deciros que el libro es divertido. Ajá, divertido. Trollope tenía un humor que me recuerda mucho al de Hardy – autor que sabéis que me encanta –: ácido, mordaz, con un punto de crítica magistral. Y es que Trollope llega a incluirse dentro de la narración. Habla de sus personajes como si fueran seres de carne y hueso, posicionándose, diciendo “eh, atentas y atentos a este momento, que es importante”. Lejos de disgustarme, me ha encantado. Le da carácter a la narración, para qué mentir.
 Sorprendentemente, mi personaje favorito ha sido – a parte del pobre señor Hardin, que es un cielo. El típico abuelito entrañable al que quieres apartar de las desgracias – el arcediano. Lo que me he reído de ese pobre diablo no tiene nombre, y es que creedme si os digo que el hombre no tiene nada de piadoso, mucho menos de abnegado. Egoísta e interesado, se le llevan los demonios cuando ve que, a veces, un título no da verdad a nadie.  Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la ZONA SPOILER

 Creo que es una buena forma de adentrarse en el mundo de los clásicos. Es muy asequible y, la verdad, muy entretenido. Trollope a duras penas se recrea en descripciones innecesarias – alguna que otra en los primeros capítulos, sólo para ponernos en contexto –, lo cual agiliza, ¡y mucho!, la lectura. Así que ahí queda mi recomendación.
 Me dio mucha pena el proceso. Estaba cantado que iba a salir mal para todo el mundo, y es que la codicia es muy traidora. Precisamente por la codicia, los asilados terminan cómo terminan. Solos, entre otras cosas, porque se dejan seducir por un puñado de mentiras y promesas que apestaban a rancio. Pese a todo, pese a que esos doce capullos terminaron dándome pena; el que más sufrió fue el señor Hardin. Verlo padecer por sus asilados, intentando que nadie saliera perjudicado… fue muy noble. Y muy tierno.
 El arcediano y Bold protagonizaron una lucha encarnizada, rallando en lo absurdo. Me gustó mucho que, en cierto modo, olvidaron al resto para dedicarse a tirarse mierda entre ellos. Que van a ser cuñados es innegable desde el principio; que no les hace ninguna gracia también. Porque no pueden ser más diferentes, nuestros dos cabezotas. Uno pretencioso, el otro modesto. Pero los dos bastante chanchulleros. Me explico. Es innegable que ellos creían estar haciendo lo correcto. Ajá, los dos. ¿El problema? Bueno, a uno le movía su afán de poder y al otro la necesidad de forjarse un nombre.
 Si hay algo que eché de menos en la novela, fue la presencia de personajes femeninos. No me malinterpretéis, Trollope deja bien claro que ellas son tan capaces como ellos – prueba de ello son las sentencias de las hijas del señor Hardin –, pero me hubiese encantado que ellas tuvieran voz propia en la novela. Qué tuvieran su propia trama, para que nos entendamos, más allá de los dramas familiares que les fueron salpicando.
 El final tiene su aquel. Me pareció tierno, a la par que esclarecedor. Una forma muy honorable de solucionar el problema, lo cual no deja de honrar como persona al señor Hardin. Ahora sólo me queda lanzarme a por la segunda parte que, la verdad, espero que esté llena de dramas… de los entretenidos, sí, sí.Divertida, con un punto mordaz muy marcado, Anthony Trollope nos dibuja la historia de una familia harto peculiar en Barchester. Dramas eclesiásticos, sin caer en adoctrinamientos; y unos personajes que aparecen para no olvidarse. ¡No sé a qué esperáis para leerlo!
Nota: 5/5


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