Pues se ha quedado bien la semana, ¿eh? Con un tiempo de esos que dices: "no sé qué demonios ponerme, un poco de coherencia no estaría mal. Por favor. Gracias". Pero no todo son desgracias - ¡bonito estaría! ¡Anda y que se queden bien lejos las personas que sólo ven el lado malo de las cosas! -: ¡he leído! *Aplausos* ¡Y sigo leyendo! *Más aplausos* Creo que estamos ante un caso de superación de crisis/parón lectora/lector. *¡¡Súper aplauso!!*
Como es normal en mí - y eso no quiere decir, ni mucho menos, que vaya a decir algo bueno - tengo un descontrol de tres pares de narices en lo que a subir entradas se refiere. No sé qué reseñas tengo por subir, no sé cuáles están sin hacer y no sé cuáles tengo pendientes desde hace meses. Mientras me aclaro yo misma ( me encomiendo a Dios, a los ángeles y a lo que haga falta ) voy a ir publicando reseñas de libros de este año. ¡Espero que no os importe!
Así estamos. Cassidy está a punto de darme la patada, mi mejor amigo se ha rajado y ahora quiere poner freno a nuestras vidas de diversión ilimitada, mi madre y mi hermana conspiran para que me convierta en uno de esos trabajadores zombis, y mi padre, bueno, mi padre es un gran interrogante que no estoy seguro de querer desvelar.Mucha gente se volvería loca con este panorama en su último año de instituto. Pero yo no. Yo soy Sutter Keely, el rey de las fiestas. Y no confundas a este filósofo trasnochado con el típico fiestero, tío. Pregunta a Aimee, la nueva chica de mi vida. Ella vio la profundidad del Sutterman desde el momento en que me encontró durmiendo la mona en la entrada de su casa. Sí, vale, Aimee es un desastre social ¡pero ahí entro yo! Que todo el mundo persiga sus deslumbrantes futuros si quieren. Yo siempre he estado más que satisfecho viendo cómo se vacía mi botella de whisky y enfrentándome cara a cara con el corazón mismo de ... mi espectacular ahora.
Porque sí, nuestro protagonista es una persona muy dada a lucir la bandera del Sutter Keely es un chico que no cree en el futuro. Él sólo quiere vivir el presente, el ahora. Dejar atrás todos sus problemas y dar una buena patada en el culo a todo lo que no le proporciona la felicidad inmediata. carpe diem, pero... ¿Quiere esto decir que es perfecto? ¡Ni mucho menos! Cada día bebe whisky. Y no poco. Lo suficiente como para sentir la mente ligera, más abierta a nuevas ideas. Un futuro borracho, pensaréis, y tal vez estéis en lo cierto.
La novia de Sutter - Sutterman, para los amigos -, Cassidy, está harta de la forma de comportarse de ese chico alocado y despreocupado. Ella sí ve futuro en su vida, sí que se preocupa por el mañana. Después de llegar tarde a recogerla, ésta le pone una sola condición para no dejarlo: que piense en los sentimientos de los demás antes de cometer acciones. ¿Y lo cumple? Claro que no. Una noche, cuando Sutter arregla una cita entre su mejor amigo y una chica, la amiga de ésta segunda se lanza a abrazarlo, con tan mala suerte que Cassidy los pilla in fraganti.
La ruptura duele más a Sutter de lo que le gustaría, así que, ahogando sus penas en alcohol del caro, termina con la camioneta sobre un césped descuidado y una chica que reparte periódicos mirándolo como si hubiera encontrado algo francamente espectacular. Lo que nuestro protagonista no sabe, sin embargo, es que esa chica será la que le irá haciendo olvidar, poco a poco, a Cassidy.
con esta novela. No sabía muy bien qué iba a encontrarme pero, tras leer ese inicio de infarto, no pude soltar el libro. Tim Tharp me ha sorprendido muchísimo Su prosa destila sarcasmo, positivismo y, en cierto modo, un toque melancólico, evocador, que me ha dejado muy buen sabor de boca. Todos y cada uno de los personajes que componen la novela están perfectamente
No ha habido nadie que me hiciera pensar "jo, ¿por qué tienes que aparecer precisamente ahora, cuando todo era tan maravilloso?". confeccionados, llegando a resultar difícil no encariñarse con ellos. Chapó.
Aimee, la hija de la repartidora de periódicos, esa madre horrible que sólo piensa en gastar dinero en el casino con su nuevo marido; siempre se ha sentido fascinada por Sutter. Él, que siempre está alegre; él, que siempre hace reír a los demás. Él. Pero Sutter no quiere nada con ella. No. Sencillamente quiere ayudarla a dejar de ser esa chica sin vida social, demasiado cohibida y obsesionada con el espacio y los caballos. Jamás - ¡jamás! - saldría con ella... ¿Verdad?
El libro destila buen rollo, para que nos entendamos. Cargado de reflexiones de lo más variopintas y, en ocasiones, profundas; nos metemos de lleno en la alocada cabeza de Sutter y... hay mucho más de lo que parece ahí dentro.Inseguridades, miedos, decepciones... Porque Sutterman, el chico que anima las fiestas, lleva años echando de menos a su padre; años distanciándose de su madre y su padrastro... años lejos de su hermana.
Aimee al principio me pareció una chica demasiado recatada, con esa mentalidad más bien
- en todos los sentidos que podemos enfocar estas palabras -, inocente, rozando lo puritano. Vamos a ver, yo estoy a favor de todas aquellas personas que se toman la vida con más calma pero todo tiene un límite. Le faltaba quererse más a sí misma. Nadie es perfecto, maldita sea, ¿qué más da lo que diga la gente si te sientes bien contigo misma o contigo mismo? Así que, en lo que a esto se refiere, Sutter fue toda una revelación para ella. Prueba el alcohol. La besan por primera vez, pierde la virginidad... Tal vez son demasiadas emociones de golpe. Poco a poco, la buena de Aimee, la chica dulce que quiere trabajar en la nasa y vivir en una granja, pasa a ser el nuevo proyecto de alcohólica. ¡Una verdadera entendida en las bebidas con sabor a frutas!
Me gustó ver cómo la novela iba ganando gravedad, cómo, poco a poco, esa coraza de persona
indestructible que bebe whisky como Popeye comía espinacas, se resquebraja. El reconocimiento, la gravedad de sus problemas, el hecho de que el futuro va a llegar, lo quiera o no, destroza poco a poco a Sutter. Y es que nada va bien. Cassidy no para de darle lecciones de moral, su novio se compadece de él, su mejor amigo casi no pasa tiempo con él... y Aimee está descontrolada.
No quiero desvelar mucho más, porque se perdería la magia de la novela. Lo que sí que diré es que para mí Sutter ha sido un héroe. Una persona que prefiere la amabilidad a la honestidad, aunque ello en muchas ocasiones implique salir de los problemas por la vía más fácil; una persona que, aunque no lo parezca, está más pendiente de que los demás estén bien que de que él mismo pueda salvarse. Un héroe, sin capa ni traje. Un héroe que adora la música antigua y bebe whisky. Porque, amigas y amigos, el mundo podemos salvarlo entre todas, entre todos, a través de pequeños gestos.
Con todo, Mi espectacular ahora, es una historia preciosa, cargada de reflexiones profundas, graciosas e incluso emotivas. Tim Tharp nos brinda una novela con personajes de diez. Sin duda, un libro que recomiendo a todas las personas que alguna vez hayan querido conocer a un héroe.
-Me llamo Sutter Keely - le digo -. ¿Y tú?
-Walter - me responde con la boca llena de burrito.
-Bien, Walter - agrego -, lo primero que quiero que sepas es que nunca debes aceptar la invitación a subir al coche de un desconocido.
-Sí, pero, ¿cómo sabes quién es un desconocido?
Eso me hace soltar una carcajada. ¿Cómo sabes quién es un desconocido? Eso es ser niño. No alcanza a comprender que la gente pueda ser peligrosa solo porque no la conoce. Probablemente tenga todo tipo de ideas siniestras sobre qué es un desconocido: un tipo con gabardina y sombrero negro arrugado, con una cicatriz en la mejilla, las uñas largas, dientes de tiburón. Pero, pensadlo, a los seis años todavía no conoces a mucha gente. Sería agotador andar por la vida sospechando del noventa y nueve por ciento de la población.
-Sí - le digo -. El cole es raro, amiguito. Pero recuerda esto: lo raro es bueno. Acepta lo raro, amiguito. Disfrútalo, porque siempre estará ahí.
La vida es espectacular. Hay que olvidar las cosas oscuras. Beber y dejar que el tiempo se las lleve a donde sea que el tiempo se lleve todo.
En primer lugar, sí, a veces bebo por las mañanas, pero no porque lo necesite. Es solamente un cambio de rutina. Estoy celebrando un nuevo día y, si uno no puede hacer eso, entones más le valdría cruzar de una vez los brazos sobre el pecho y ponerse a estudiar el diseño de la tapa de su ataúd.
-No se puede prestar atención a cada palabra - le digo -. Pasan demasiadas cosas todo el rato. Lo único que se puede hacer es dejarse empapar por la sensación general.
-Nada perdura - me dice y escucho que la voz se le quiebra un poco -. Piensas que sí. Piensas: <<Aquí me puedo agarrar>>, pero todo termina escapando.
-Tienes razón. Nada perdura. Y no hay nada que lo agarrarse. Ni una sola cosa. Pero eso está bien. De hecho es bueno. Es como cuando los viejos se mueren. Tienen que morir para dejar espacio a los bebés. No querrías un mundo superpoblado de viejos, ¿o sí? Piensa lo lento que sería el tráfico con todos esos conductores arrugados con sus enormes gafas de sol, conduciendo sus Buick LeSabres de hace veinte años y cuatro puertas a cinco kilómetros por hora, pisando accidentalmente el acelerador en vez del freno y chocando contra el escaparate de la farmacia.
Se ríe de eso, pero es una risa con un deje triste.
-En realidad - añado -, no quieres que las cosas duren para siempre.
Nunca me he preocupado por el futuro. Admiro a la gente que lo logra, pero nunca ha sido lo mío.
Pero no tiene sentido seguir pensando en eso. Es ridículo ir por ahí sentimentalón y deprimido. Es viernes. Estoy jodidamente libre y loco. Tengo toda la noche por delante. Olvidemos a mi hermana y el traje a la brasa de Kevin y los ojos verdes de Hannah. Olvidemos a Cassidy y a Mr. Leon's y el Álgebra y el mañana. Voy a coger esta noche con las manos, voy a abrirla, y a comerme la fruta del centro y a tirar la cáscara.
Pero no sé por qué tendría que darle explicaciones a nadie. ¿Por qué no puedo hacer exactamente lo que estoy haciendo? Es genial salir de madrugada, antes de que salga el sol. Tienes la sensación de estar súper vivo. Eres cómplice de un secreto que toda esa gente aburrida y dormida no conoce. A diferencia de ellos, tú estás alerta y consciente de existir justo aquí, en este preciso momento entre lo que ha pasado y lo que va a pasar. Estoy seguro de que mi padre vivió esto. Mi madre quizá alguna vez. ¿Pero Geech?
Los robots no tienen ni idea de lo que es estar realmente vivo, y nunca la tendrán.
Mucha gente podría pensar que la clase de Álgebra II con el señor Aster, más conocido como el señor Asnoter, es el lugar más aburrido del planeta, pero mi teoría es que el aburrimiento es para le gente aburrida y sin imaginación. Claro, si de verdad le prestara atención al zumbido monótono del señor Asnoter también estaría aburrido, pero no es probable que eso suceda.
Todos sabemos lo aburrida que puede ser la perfección.
Las resacas son complicadas. Se parecen a los bromistas. Nunca sabes con certeza por dónde te van a salir.
-Oye, que yo soy serio. Me tomo cien por cien en serio lo de no ser serio. Ese es un verdadero compromiso.
He aquí mi problema con las carantoñas en público: son antidemocráticas. Es como si hubiera una pareja que reinara sobre su propio universo en miniatura y no invitara a nadie más. Mi universo es demasiado vasto para eso.
Además, no importa que no sea real. Los sueños nunca lo son. No son más que salvavidas a los que nos aferramos para no ahogarnos. La vida es un océano, y casi todos estamos colgados de alguna superficie de sueño para mantenernos a flote.
El mundo entero se abre y todo te pertenece, en este preciso lugar, en este preciso momento. Probablemente habréis escuchado la expresión: <<Todo lo bueno se acaba>>. Bueno, pues esta fase jamás ha escuchado esa frase. Esta fase dice: <<Nunca terminaré. Soy indestructible. Duraré fabulosamente para siempre>>. Y, por supuesto, te lo crees. A la mierda con el mañana. A la mierda con los problemas y las barreras. Nada importa salvo el espectacular ahora.