Revista Cine

Reseña cine: Dredd

Publicado el 10 septiembre 2012 por Juancarbar

Título original: Dredd. Director: P. Travis. Guión: A. Garland. Protagonistas: K. Urban y O. Thirlby. Fotografía:  A. Dod Mantle. Montaje: M. Ecklersey. Música: P. Leonard-Morgan. Productoras: DNA Films e IM Global. Reino Unido 2012.

Reseña cine: Dredd

Como ahora está de moda los cómics, a los británicos se les ha ocurrido acudir a su aportación nacional al Cómic. Como siempre asegurando fidelidad con el original y que han colaborado sus creadores y, como siempre, resultando falso. Habitualmente uno insiste en lo que carece para disimularlo. Por ello, si algún productor te dice que su película ha sido fiel a su fuente de inspiración es precisamente porque no lo es. A veces eso sólo se descubre viendo la película, pero las más de las veces eso se hace antes. Dredd es de estas últimas. El propio título lo delata. No es Juez Dredd como los cómics.

Que el título se haya recortado es símbolo de que el personaje del cómic ha sido edulcorado y buenificado. El Juez Dredd es una parodia inglesa, es decir con humor gamberro y ácido, de los justicieros del cine estadounidense de los 70. De Harry el sucio y sus émulos aún más terroríficos como el interpretado por C. Bronson. Sus creadores, Wagner y Ezquerra, radicalizaron la premisa de esas películas para ridiculizarlas mostrando claramente lo demente, delirante y peligroso que es confundir la venganza con la Justicia y simplificar las actos humanos. El resultado fue un cómic tan ácido y corrosivo como grave es la expresión de su protagonista. Todo ello, en esta película, no aparece. Quizás porque esos justicieros que reinaron en los 70 y 80 ya no existen. Pero es curioso que cuando han vuelto en forma de autoparodia a alguien se le ha ocurrido rescatar este cómic del olvido del gran público.

En fin, la emusculación del Juez Dredd en esta película es precisamente la razón por la que es una mediocridad absoluta. La historia se queda en la superficie de la distopía del cómic al presentar una historia genérica y vulgar con un conflicto menor y un acercamiento al survival que desprecia todo lo crítico, gamberro y ácido del cómic.

El antagonista es una exprostituta. Un gran error. Juez Dredd es un héroe de acción, no puede enfrentarse a alguien más débil que él. Además, sus secuaces son unos matados pobretones. No suponen una amenaza para un juez entrenado y equipado. Así que ni hay interés ni hay emoción.

La faceta radical e intimidante del protagonista ha sido castrada. Así, Dredd no es más que el típico héroe pop estadounidense: taciturno, duro y solitario porque no sabe relacionarse al tener una mente infantil y ser un talibán. Por tanto, toda la carga sociológica, política y moral del personaje no existe. Otro gran error. Eso es lo que hace especial al Juez Dredd.

Por último, el conflicto es muy maniqueo, como los malos son muy malos, la maldad de los buenos queda justificada. Así, por esta vía también se va todo lo crítico que tiene toda distopía.

En definitiva. El gran fallo de esta película es que convierte en simple y gris entretenimiento una propuesta que ha triunfado precisamente porque ofrece más que eso. Por ello Dredd es aburrida. No tiene interés porque hay mil como ella, algunas mejores. Así, esos escenarios desasosegantes que son los suburbios sudafricanos y la presentación de las drogas como una buena forma de escapar de una realidad dolorsa no sirven para sostener un film demasiado justo de presupuesto y de ideas. Poco importa que la pareja protagonista esté bien, sobre todo Thirlby que con su aspecto tierno realza todo la degeneración y brutalidad que la rodea empezando por la del Juez Dredd, ya que no pueden hacer nada para redimir con un producto industrial. El tema no está en que el Juez Dredd siempre lleve el caso puesto.

En suma, Dredd es innane. Su violencia ni es atractiva ni espectacular, su argumento es un pobre cliché y no tiene ambición, audacia y ánimo transgresor, ni siquiera agresor. En fin, que como la mayoría del cine industrial, esta película es solo de tirar. Lo único bueno que tiene es el regusto apocalíptico que tiene su eslogan ominoso. El juicio está viniendo. A ver si es verdad.

Valoración: 4. Sosísima.


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