El escritor vizcaíno ‘cosecha’ los mejores frutos con su segunda novela
Por: Alberto Berenguer Twitter: @tukoberenguer
Portada de la novela
La trama de la novela transcurre en un apartado valle en lo más profundo de España. Sin especificar su ubicación, Jorge Urreta pretende intencionadamente que la historia pueda darse en cualquier parte de España y que el lector la sienta realmente cercana como Roberto Merino, protagonista de El año de la hortaliza.
A todos nos gustaría recibir por sorpresa una herencia millonaria, retirarse de la vida laboral y perderse con la familia en un chalet lujoso lejos de la ciudad, del estrés, de la contaminación atmosférica y del ruido. Así da comienzo la nueva etapa de Roberto Merino, su familia y por tanto, del primer capítulo de la novela.
Una vez asentada la familia entre sus nuevas cuatro paredes, la mujer de Roberto Merino decide montar una pequeña huerta al lado de casa para autoconsumo, iniciándose con hortalizas sencillas con la ayuda de Internet. La huerta, la verdadera protagonista de esta historia, cambia el rumbo de la familia Merino y de todos los vecinos tras descubrir que los primeros tomates, pimientos y lechugas recolectados tienen propiedades curativas.
Plantaciones de lechugas y tomates, las verdaderas protagonistas de esta historia
Ante esta premisa se abre una historia repleta de intriga que mezcla con ciencia ficción y con un trasfondo paranormal, ya que las razones de esas hortalizas curativas se encuentran en el mundo de los muertos. Además, el escritor amplía la trama con una serie de conspiraciones, extorsiones y asesinatos en las que la policía tendrá un papel importante, incorporando de esta manera algunos elementos de novela policíaca. El inspector Bermúdez, el vecino Julio Fernández o Esteban Pardo, el antiguo propietario del chalet, estarán muy involucrados en ese aspecto.
El año de la hortaliza me ha sorprendido por su rapidez en los acontecimientos. Todo tiene su desencadenante y la narración es muy directa sin dar cabida a las florituras. Se podría definir como un relato corto de ciento setenta y tres páginas por la intensidad que mantiene. Es como si Jorge Urreta hubiese ampliado un relato corto para crear la novela. Si hay algo que destaco de los personajes es la obsesión y la envidia que transmiten al lector. La codicia es el arma arrojadiza de la historia. Como por unas hortalizas, que las consideran cada uno como propias, pueden llegar a cruzar límites insospechados y desafiar a la muerte.
El trabajo de la editorial Luhu es realmente bueno. La revisión del manuscrito es adecuada, la portada invita a ‘engullir’ la novela y la maquetación es excelente para una editorial que está buscando su sitio en el mercado desde hace unos meses. También, subrayar la originalidad del título de la novela que en ese sentido el autor ha conseguido lo que buscaba, que el lector sienta cierta curiosidad.
Si hay algo complicado en una novela es dar carpetazo a la historia sorprendiendo al lector. En mi opinión, el último capítulo de El año de la hortaliza es un ejemplo de lo difícil que es conseguir un desenlace apoteósico para que el lector relea la novela en un futuro. Confieso que no me ha gustado una parte de la elección del autor para concluir su novela, pero supongo que muchos lectores no estarán de acuerdo con mi opinión. Esa forma de huir la familia Merino de la muerte, es un desatino y muy básica. Sin embargo, hay otros puntos del desenlace que sorprenden y son hasta emotivos porque la compasión y gratitud supera la imaginación del protagonista Roberto. La sensación obtenida es como si el autor supiese desde un principio como acabar la historia, pero algunos eslabones surrealistas o simples no consiguen conectar totalmente con el lector, o mejor dicho conmigo.
Y como no, me gustaría compartir con ustedes que El año de la hortaliza ha sido mi fiel compañero de fin de semana en mi viaje a Benidorm. Hizo mi viaje en tren muy ameno y consiguió aislarme del trayecto. Sin duda, es un libro que solo permite despegarse unos segundos de él, acrecentado por su ligera lectura.
Agradecer al escritor Jorge Urreta por enviar un ejemplar a este blog y esperamos seguir contando con él en próximos trabajos.