“I’m With You” es uno de los discos más esperados del verano, el 30 de agosto sale a la venta y en Nosgustalamusica no lo podíamos dejar pasar por alto.
En 2006 “Stadium Arcadium” supuso un punto intermedio en lo que sería la deriva del estilo de los Chili Peppers. Con aquel disco plagado de canciones, algunas de ellas susceptibles de convertirse en caras B, se ratificó el estilo comercial que iniciaran en “By The Way”, aquella continuación lógica del espectacular estallido pop de “Californication”. Sin embargo, en el que fuera el último disco con la labor de John Frusciante a las seis cuerdas, una falta de chispa exasperante hacía plantearse a los verdaderos fans si los de California habían tocado techo. Con méritos loables como los de “Dani California” o “Hump de Bump” se vislumbraba la tónica Red Hot, pero el sonido comercial no dejaba aflorar la verdadera actitud por la que se diera a conocer la banda. Ya en 2009 nos enterábamos de la salida de John Frusciante quien tiempo atrás hubiera catapultado a la formación al mainstream, tras los lanzamientos de “Mother’s Milk” y “Blood Sugar Sex Magik”, entre finales de los ochenta y principios de los noventa. Pero llegan nuevos tiempos y Josh Klinghoffer ocupa el puesto de John. Para los más continuistas supone una decepción que una vez más –Y es que el flujo de guitarristas en el grupo siempre ha sido generoso- alguien deje ese puesto tan volátil en el cuarteto, y precisamente alguien que se había convertido en el guitarrista con más años de rodaje en la formación, amén de ser el artífice del sonido que los llevara a lo más alto.
“I’m With You” es el décimo álbum de Red Hot Chili Peppers. Diez es un número redondo y no tanto las sensaciones que desprende este nuevo trabajo. Los Fans de Frusciante deben estar tranquilos, Klinghoffer se ha integrado perfectamente en el sonido que venía haciendo la banda durante los últimos diez años. “The Adventures of Rain Dance Maggie”, primer single del disco que salió a la luz el 15 de Julio, dio pistas sobre lo que sería el nuevo disco, una suerte descafeinada de sonidos actuales con pequeños vestigios de la impronta Red Hot. Y es que esta formación es a la música actual lo que Woody Allen al cine de hoy, a ambos se les atribuye un pasado glorioso pero llevan demasiado tiempo atascados como para conquistarnos de nuevo. No obstante, que no cunda el pánico, como cualquier material de Kiedis y los suyos resulta audible, aunque en este caso más como un entretenimiento ligero que sin duda no llega a sus verdaderos fans.
Su bajista, Flea, contaba que habían sido setenta temas los que el grupo había grabado para “I’m With You”, al final catorce han pasado el rasero y en ellos se observa una independencia desintegradora del sentido de disco como un todo. La intro de guitarras ampliamente distorsionadas de “Monarchy of Roses” sorprende, los golpes de batería de Chad Smith y la modulada voz de Kiedis barruntan un tema como los que se cocinaban en aquel “One Hot Minute”, sin embargo, en el segundo 00:45 irrumpe un estribillo melódico que rompe con la canción de lleno, las atmósferas se alternan hasta llegar a su progresivo final. El bajo funk se apodera de “Factory of Faith”, pretexto para que Kiedis campe a sus anchas mientras se integran unos acordes de guitarra bastante discotequeros, después más estribillo melódico. “Brendan’s Death Song” es probablemente uno de los cortes más sublimes del disco, una increíble introducción acústica de guitarra y la voz de un Anthony que parece el que sellara “My Friends”. Farfulla Flea al principio de “Ethiopia” para dar paso a una de sus líneas de bajo más características de los últimos años, después, una guitarra pariente cercana de la que gastaran en “Tell Me Baby” de su anterior trabajo. También el ritmo se apodera de “Annie Wants a Baby” con una línea de voz cuasi sacada del mismísimo “By The Way” emulando otras piezas de aquel disco del estilo de “Minor Thing”. En “Look Around” las guitarras más disco imaginables intercalan momentos de melodía, Klinghoffer desfasa como si fuera el propio John Frusciante, un homenaje a la archiconocida “By The Way” aparece en el minuto 2:29. Poco se puede decir ya de “The Adventures of Rain Dance Maggie” que a pesar de todo se ha convertido en uno de los mejores momentos del nuevo trabajo, con ese estribillo diseñado para comerse estadios y las sutiles líneas de guitarra de Josh. “Did I Let You Know” tira de ritmos latinos en la batería y partes instrumentales muy sutiles. Algo de caña al principio de “Goodbye Hooray”, una canción que destila la fórmula de “Throw Away Your Television” y que confirma definitivamente que Klinghoffer es un inmenso guitarrista. Atención publicistas porque en “Happiness Love Company” encontrarán un tema digno de cualquier buen anuncio, y es uno de los cortes más peculiares del nuevo L.P en su intento de emular a los Beatles con el filtro siempre típico del grupo. Poca garra la de “Police Station”, aunque destaque su coral estribillo. Anthony Kiedis debió hablar con Snoop Dogg antes de hacer “Even You, Brutus”, pues el carismático frontman rapea cual Eminen lejos del estilo más retro y underground que tan bien practicara en los ochenta. “Meet me at the Corner” retoma de forma contundente el carácter de las piezas más melódicas de “Stadium Arcadium” y gana en profundidad tras varias escuchas. También se han dado cuenta los de California que los africanismos están presentes en la música de los últimos dos años y crean su intento con “Dance, Dance, Dance” una de las canciones más desdeñables del disco.
En definitiva, si este disco hubiera salido hace cinco años quizás hubiera pasado como una segunda parte del “By The Way” a pesar de no contar con algunos efectivos cañeros que dejaron en su excesivo “Stadium Arcadium”. Los Red Hot han apostado por el eclecticismo y la siempre efectiva labor de producción de Rick Rubin, y quién sabe si habrán madurado como banda, lo que sí es cierto es que han encontrado un nuevo guitarrista que está a la altura, pero la fuerza que se viera en otras épocas ahora llega con retraso.