Un mundo distinto al que conocemos. Un mundo donde los ángeles destruyeron todo lo creado por el ser humano para salvar la Tierra. Solo algunos de ellos, los elegidos, han sobrevivido y ahora deben aprovechar la segunda oportunidad que se les otorga.
Meses después de este castigo, un joven ángel llamado Orion es apresado por los humanos. En concreto, por un grupo rebelde que está en contra de los seres alados por todo el daño que les han ocasionado. Tras veinte años encerrado, sufriendo continuos experimentos, su amigo Lior baja a la Tierra para salvarle, pero de una manera peculiar: no será él, sino un grupo de humanos, quien lo haga para que sus superiores, los ángeles de mayor rango, vean que los humanos han aprendido de los errores del pasado y que no es necesario hacer una segunda purificación, o, lo que es lo mismo, un segundo exterminio.
Por un lado tenemos a la enigmática June, amiga de Orion, su amigo y exnovio Noah, y el hermano de este, el malvado Skandar. Los tres emprenderán el camino para encontrarse con Eilian y Cyrus, unos jóvenes que se ven destinados a cumplir esta misión cuando un objeto misterioso cae en la zona metalizada de su pueblo, formada por los restos de las antiguas ciudades.
Los dos grupos, junto con las criaturas del bosque que viven en la vegetación que rodea a las urbes, serán la clave para el rescate del ángel. ¿Podrá un grupo tan variopinto salvar una Tierra casi destruida?
La narración del libro es ágil; rápida en los momentos en los que no hace falta dar más detalles, y lenta en las situaciones de conflicto. Además, va alternando los viajes de June y Eilian, un punto a favor para no hacer pesada la lectura. En este sentido se nota la evolución de la escritora desde la publicación de su primer libro Hijos del Dragón.
En esta nueva novela, Lucía González Lavado nos muestra un mundo completamente desolado, donde los seres humanos tienen que aprender a vivir de nuevo con las cosas que obtienen de la naturaleza. Una novela que te arrastrará hasta el final para descubrir si los ángeles tendrán piedad o, en cambio, los seres humanos serán condenados a desaparecer para siempre.