Elrysjar, la corona de los elfos de los pantanos, ha caído en manos de un rey humano, al que ahora todos los elfos deben obedecer. Su nuevo imperio se extiende deprisa y llega a Kaldera, la ciudad de los criminales y los proscritos. Allí viven Scapa y Arane, dos niños que quieren conseguir el control de la ciudad para que los demás ladrones los respeten, pero sus planes se ven truncados con la llegada del nuevo rey.
Por otro lado, en una aldea próxima a los bosques oscuros, vive Nill, hija de un humano y una elfa. Los humanos con los que vive la desprecian y, cuando por casualidad encuentra el punzón mágico que han creado los elfos de los bosques para destruir al rey humano, su pueblo la elige para llevarlo a manos de ese mismo rey, como muestra de lealtad.
La novela, que en un principio se presenta como la típica historia de aventuras, con bastante misterio, un poco de magia y una marcada influencia de El señor de los anillos, se acaba convirtiendo en una interesante reflexión sobre el poder y sobre cómo transforma a las personas. Algunos personajes son los habituales de los libros de fantasía, como Nill o los elfos, pero hay otros más originales, como Scapa o la misteriosa Arane, y las escenas entre ellos son intensas y emocionantes.
Tal vez en algunos momentos del libro tengas la sensación de “esto ya o he leído en otras tropecientasmil novelas”, pero una cosa está clara: las escenas, por muy típicas que sean, funcionan. Y vaya que si funcionan. La autora, Jenny-Mai Nuyen (que, por cierto, solo tiene diecinueve años), juega con los sentimientos del lector como alguien que conoce muy bien este tipo de novelas, y el final es, cuanto menos, sorprendente.
Un libro emocionante y fácil de leer, con unos personajes que permanecerán en tu memoria. Eso sí, uno se queda con las ganas de un epílogo más largo. Parece que en Alemania ya se ha publicado una segunda parte, ¿continuará la historia de los mismos protagonistas?