Cuando uno tiene quince años, lo último que necesita es a su madre persiguiéndole para que estudie. Andrés no sólo tiene la cara plagada de acné, lo cual le supone un trauma, sino que tiene que lidiar con su hermana pequeña, Paula, que quiere emparejarlo con su mejor amiga, y con su hermano mayor, que se cree muy listo y se dedica a hacerle la vida imposible. A esto hay que sumarle el hecho de que Sara, su ex novia, le ha dejado por el tío más pijo e insoportable de la clase, Jorge, con quien, por cierto, tiene que hacer un trabajo de historia y esto hace que su relación cambie para bien. Por suerte, tiene a Dani, su mejor amigo, compañero de fatigas y suspensos. Él será quien le ayude a mantenerse a flote, lo cual no será tarea fácil en un ambiente tan viciado y abrumador como el de su instituto.
La vida de Andrés da un giro inesperado cuando un día se encuentra a Belén, una compañera, llorando en la cafetería. Desde ese momento, el protagonista se convertirá en su punto de apoyo y comprenderá que, mientras unas cosas mejoran, otras empeoran, y que lo único que se puede hacer es intentar sobrevivir.
Una novela amena y divertida, que refleja muy bien los problemas y las inquietudes de los adolescentes. Al estar narrado en primera persona, el ritmo de la historia es bastante rápido y no se queda estancado en pensamientos de otros personajes o descripciones eternas. Tiene unos personajes muy verosímiles y cercanos, cualquiera puede tener un amigo como Andrés, Dani, Jorge, Sara o Belén. María Menéndez-Ponte hace que te sientas identificado, si no con el protagonista, con alguno de sus amigos.
Nunca seré tu héroe es probablemente la novela más conocida de la autora gallega, María Menéndez-Ponte, ha superado los 100.000 ejemplares vendidos y lleva ya unas 25 ediciones. Pero no es la única novela que merece la pena de esta prolífica escritora, os recomendamos que echéis también un vistazo a Yo digo amor, tú dices sexo y a El poso amargo del café, en las que una vez más trata temas habituales de la adolescencia.