Wáluk, del conocido tándem formado por el guionista Emilio Ruiz y la dibujante Ana Miralles, es un cuento delicado de corte ecologista; una fábula ambientada en la tundra helada del Ártico con dos osos polares como protagonistas que interpretan dos arquetipos de la literatura universal: el aprendiz y su maestro.
Wáluk se ha quedado solo; su madre lo ha abandonado y está desesperado por encontrar comida. Tiene mucha hambre y no sabe cazar, ni tiene nadie que le enseñe, así que intenta alimentarse de huevos de pato. En esas está, cuando lo encuentra Esquimo, un oso viejo y gruñón que también vaga solo por el paisaje helado del Norte. Wáluk y Esquimo se convertirán en compañeros de viaje y aventuras. El osezno va creciendo y aprendiendo todo lo que el curtido Esquimo le va enseñando sobre la vida en las condiciones adversas en las que viven: cómo cazar focas, qué son los humanos y cómo defenderse, pero también cómo aprovecharse de ellos, dónde encontrar comida si la caza escasea…
Con una narración precisa, Emilio Ruiz nos adentra en el mundo de esos animales tan fascinantes que son los osos polares. Nos muestra por boca de un oso adulto y experimentado las dificultades que el cambio climático y la contaminación humana están provocando en su entorno. Sin intención moralista, Wáluk nos trae mensajes que trascienden el mundo animal: amistad y soledad, paciencia, iniciación, supervivencia, cooperación… La dibujante Ana Miralles retrata a Wáluk, Esquimo y el resto de osos usando un estilo realista, pero humanizado, y una paleta de colores fríos que impresiona de principio a fin.
Aunque Wáluk no es un cómic estacional ni mucho menos, ahora en invierno, con el frío, podría ser el entretenimiento ideal para un tarde de lluvia (o nieve) en el salón de tu casa con una manta y una taza de té.