Ya había caído en las redes de las letras de Megan gracias a sus tres últimas publicaciones. Si la habéis leído sabréis que sus chick-lit más o menos tienen una misma forma de fondo, pero que cada una se diferencia por los elementos de la trama. Son tipo comedia romántica y como tales podéis intuir cómo pueden acabar… la cuestión está en todo lo que llega a suceder antes de que terminen de ese modo. En esta ocasión, yo que creía que me iba a encontrar con algo más o menos similar a Las ranas o a ¿Y a ti qué te importa?, me llevé una grata sorpresa: esta vez Megan se lo ha puesto más difícil a los personajes, lo ha pensado y madurado todo. Pero bueno, ahora os cuento…
¿Existen las segundas oportunidades en el amor? Adéntrate en la historia de Sam y Kate, de Michael y Terry, un cuento de hadas que se convierte en una pesadilla, una pesadilla que se convierte en un cuento de hadas, dos amantes destinados a reencontrarse a pesar de las trabas que les impone la vida. Una novela en la que los príncipes azules destiñen, pero las princesas también… ¿Te atreves a descubrirla?
Empecé el libro como siempre: conociendo a los personajes, habituándome al ambiente y pasando un rato agradable con la historia de Kate y Sam. Hawai, un chico y una chica que cruzan miradas, que se buscan, que se encuentran, una boda, dos niñas preciosas, una vida de ensueño… Con Megan es fácil adaptarse a la escena en la que te encuentres, sus letras son llanas y cercanas y se te hace imposible no sentirte una más de la familia que nos presenta, una familia a la que le coges un cariño infinito. Por eso, cuando tras unos cuantos capítulos, llega ESE MOMENTO, entras en shock. Y es que esta vez la autora no se lo ha puesto difícil a los protas, no, ¡se lo ha puesto lo siguiente! De golpe y porrazo te encuentras desubicada, en un sitio que no conoces y cuando te das cuenta de lo que está sucediendo se te cae el mundo encima.
En este libro la autora trata el tema de las infidelidades, y no unas simples infidelidades.
Megan se lo ha currado a fondo y no encontraremos algo como un rollo de una noche con uno de los protagonistas, no, la autora ha añadido otros elementos que harán todavía más difícil la situación. Por si fuera poco, además, la historia de Sam y Kate tiene muchísimo sentimiento encontrado para bien y para mal (sentimiento que Megan, sin dificultad, transmite al lector a través de sus letras; yo la verdad es que poco me cuesta emocionarme y con este libro he tenido el pañuelo cerca durante toda la lectura porque, tanto en los buenos como en los malos momentos, he estado con el corazón encogido).
Megan es la reina de los mensajes subliminales, y es que cada novela suya te enseña algo. A mí ésta me ha enseñado que no es oro todo lo que reluce, que los príncipes azules destiñen, pero que las princesas también, que luchemos por lo que queremos y que lo hagamos hoy, el tiempo es más que valioso y no podemos perderlo escondiendo la cabeza bajo el brazo.
El estilo único de la autora es fresco, dinámico gracias a sus muchos y estupendos diálogos, rápido, emocionante y te atrapa quieras o no.
La lectura no se hace nada pesada, por no decir que los personajes te llevan de la mano para arriba y para abajo, cada uno de ellos único en su especie y con unas personalidades espectaculares, se nota que están medidos al dedillo: les da vida, cada párrafo es una delicia, los apuntaría todos.
-Impresionante la vista –rio Sam mirando descaradamente como todos.
De pronto la chica se incorporó y cuál no sería su sorpresa al ver quién era.
-¡Cat! –gritó asombrado mientras se acercaba a ella corriendo con una toalla-. Pero, ¿cómo sales así de casa?
-Pero, ¿qué dices papá? –contestó contrariada al sentirse glamurosa con aquel bikini negro, las gafas de Moschino y una pamela en la cabeza-. Papá, por favor quítame esa toalla ahora mismo.
-Pero ¿estás loca? –le regañó Michael acercándose a ella con otra toalla-. ¿Cómo sales así?
Desesperada por el acoso y derribo de su padre y su tío con las toallas gritó fuera de sí.
-¿Estáis locos o qué? ¿No habéis visto nunca un bikini?
-¿A eso le llamas tú bikini? –exclamó Michael perplejo, y al ver cómo unos tipos les observaban voceó-. ¡Eh… tú! ¡O dejas de mirar a mi sobrina con esa cara o voy y te la parto!
Megan Maxwell no necesita de vampiros, de hombres lobo, de brujos, pitufos o dibujos animados; dadle a un abogado, a un surfista, a un GEO o a una diseñadora de trajes de flamenco y hará con ellos maravillas, y es que encima éstos tienen muchísimo más gancho que ningún chupasangre milenario (supongo que también hace mucho el toque personal de la autora, que los maneja como nadie). Con historias como la vida misma, que podrían ser la de cualquiera, si hay algo destacable que tiene esta autora es que no deja de lado a ninguno de los secundarios y los hace tan importantes como a los propios protagonistas, por eso será imposible no querer a las niñas, a Serena, a Michael y Terry (imposible no querer que lo suyo acabe bien de una vez).
Por no hablar de que me ha transportado a unas islas en las que he deseado estar a cada párrafo que leía, he descubierto mucho sobre Hawái y sus leyendas y me han entrado unas ganas terribles de viajar hasta allí (cosa que no me pasaba desde Tiramisú al Ron y ese crucero que aún me debo).
Decir también que el libro incluye escenas subiditas de tono, y que os digo yo que estaréis deseando visitar las cuevas de las islas con vuestros maromos cuando lleguéis a según qué escenas, ¡¡a Megan no se le dan nada mal los momentos más hot!!
Si tuviera que destacar algo malo sería que quizá se enrolla demasiado con cosas que a mí no me han llamado la atención: por ejemplo, a mí personalmente la “sub-historia” que concierne a Michael no me ha atrapado del todo y cada vez que se hablaba de ello no estaba tan atenta (aunque esta vez la cosa va a gustos, porque la verdad es que es una historia bonita la suya, lo único que a mí no me ha llamado la atención); que me ha dado la sensación de que el libro es un poquito más largo de la cuenta, pero bueno por todo lo que os he comentado esas escenas no resultan tan tediosas como si fueran las de otra novela.
Así pues, otro exitazo para esta autora (no me extraña que ya se esté vendiendo la segunda edición en poco más de unos días desde que se publicó). Otra historia que recordar, otra historia que compartir, yo os animo a leerlo, aunque os advierto que las novelas de Megan son adictivas y que si te ha gustado la primera, ¡no podrás esperar a hacerte con más!