Revista Cultura y Ocio

Reseña - Ninth House (La novena casa)

Publicado el 21 agosto 2021 por Alaluzdelasvelas

 ¡Hola, hola, hola!

 ¿Cómo ha empezado vuestro sábado? Espero que genial 😊 y, oídme, que no se os olvide de acompañarlo de algo bien fresquito, ¡y bien rico! No sé vosotras, vosotros, pero yo estoy súper enganchada al café con hielo. Pero ya me dejo de mierdas y pasamos con la reseña de la semana, ¿sí?

Reseña - Ninth House (La novena casa)

ISBN: 978 14 73227989 / Precios: 21,27€ en tapa dura, 9,88€ en tapa blanda y 2,99€ en formato Kindle (todas las opciones en inglés) / Orion Group / 460 páginas /Alex Stern is the most unlikely member of Yale's freshman class. A dropout and the sole survivor of a horrific, unsolved crime - the last thing she wants is to cause trouble. Not when Yale was supposed to be her fresh start. But a free ride to one of the world's most prestigious universities was bound to come with a catch.
Alex has been tasked with monitoring the mysterious activities of Yale's secret societies - societies that have yielded some of the most famous and influential people in the world. Now there's a dead girl on campus and Alex seems to be the only person who won't accept the neat answer the police and campus administration have come up with for her murder.
Because Alex knows the secret societies are far more sinister and extraordinary than anyone ever imagined.
They tamper with forbidden magic. They raise the dead. And, sometimes, they prey on the living...

Opinión

Hace frío. Está oscuro. Y Alex por fin ha conseguido que la sangre se desprenda de la lana. Pero ya da igual. Todo da igual. Porque está oscuro. Hace frío. Y la herida sigue doliendo.

El problema vino antes. Mucho antes de la oscuridad y el frío. Mucho antes de saber que sí, que existía. La magia. La puta magia. Una magia oscura, escondida, siempre preparada para hacer que todo estalle en cientos de miles de millones de pequeños pedazos. New Heaven, que no consigue revivir. Esta ciudad. Esta puta ciudad.

Alex Stern no tendría que estar viva. Algo pasó. Algo fuerte. Algo gordo. Y le ofrecieron una segunda oportunidad. Estudiar en Yale, formar parte del Lethe – en castellano, si no tengo mal entendido, lo han traducido como Leteo, pero usaré el término que he leído toda la novela –, formarse después de toda su vida de mierda. El problema es que Lethe debe ocuparse de que las nueve casas se comporten. Sociedades secretas de estudiantes que se dedican a hacer rituales. Porque lo que manda, lo que prima, es el comercio, la vanidad, el lujo, las ilusiones… Eh, Alex, estás jodida. Estás muy jodida.

Lo mejor que he leído de Leigh Bardugo. Ya lo he dicho. No tengo palabras para expresar lo mucho que he disfrutado de esta locura brillante. Porque la mente de la autora es… una locura. Una locura oscura, salpicada de pesadillas, que consiguen que cada página sea ese latido apresurado, el que te dice que sí, que la cosa está poniéndose chunga. Afilada. Mordaz. Brillante. Retorcida. A tus pies, Leigh Bardugo.

El Lethe funciona por un sistema jerárquico. Cada persona debe asumir un rol de la antigua Grecia. Y a Alex, como nueva pupila, le toca ser la nueva Dante. La Dante de Darlington, nuestro Virgilio. Pero Dante está en España… porque algo pasó. Algo que no se nos cuenta. Dejó New Heaven. A Alex aún le duele recordarlo. Y es que Darlington fue un tutor brillante… que cometió algunos errores.

El primer problema fue antes de Yale. El segundo fue en Yale. Y el tercero, el que va a hacer que todo empiece a caer, llega una noche cualquiera. La pronosticación está salpicada de grises – almas estancadas en la Tierra, fantasmas –, algo parece diluirse. Las marcas no van a poder contener al sacrificio. Hay ruido. Mierda, hay muchísimo ruido; y, pese a todo, cae el silencio. Y Alex se dice que ya está, que ha pasado. Hasta que llama Dawes, la Óculo, y le dice que ha aparecido un cuerpo. Qué empiece la puta pesadilla.

Una advertencia: si sois blanditas, blanditos, no leáis el libro. Leigh Bardugo no escatima en descripciones jodidamente asquerosas. Sí, he dicho asquerosas. La tía se queda bien a gusto en su casa, soltando burradas muy salvajes que hacen que a una se le retuerzan las tripas. Y lo hace tan bien que no puedes dejar de leer, aunque creas, porque lo crees, que te sobreviene la arcada. Si os da igual, si podéis leer sobre tripas abiertas y demás lindeces, ni se os ocurra dudarlo: el Lethe y sus nueves terroríficas casas os esperan. Total, sólo son un puñado de niñatos jugando a ser dioses… ¿verdad?

Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la ZONA SPOILER

Lethe tiene unas cuantas casas repartidas por todo el campus. Casas seguras. Casas en las que no pueden entrar los grises. Y es que Alex tuvo una experiencia peliaguda con un gris. Una que hizo que empezara a consumir drogas. Una que hizo que se fuera de casa, que se juntara con un camello. Una que derivó en un episodio de pesadilla, del que despertó para entrar en otro. Me ha flipado. Cómo Leigh Bardugo nos muestra el pasado de Alex, dibujando un escenario terrible en el que prima la peste, la decadencia y la violencia. Uno que se retroalimenta a sí mismo, hasta que el hedor a desesperación lo empaña todo y sólo quedan las cenizas de lo que fue y dejó de ser.

Una protagonista muy gris – qué irónico –, nuestra Galaxy Stern, Alex para todas las personas que se relacionan con ella, excepto su madre. Una chica a la que no le tiembla el pulso cuando tiene que tomar decisiones complicadas, una con la boca llena de veneno. Una chica frágil, en el fondo, que sabe que un momento de debilidad puede hundirla. Y es que Alex ha sufrido mucho. Pero Darlington no puede entenderlo, mucho menos saberlo. Él es el chico perfecto. Él siempre tiene la solución. O puede que, como ella, sólo sea un actor brillante atrapado en el cuerpo de alguien que ha tenido que crecer demasiado rápido.

Me gustan los grandes amores literarios. Hablo de los platónicos, los que se esbozan y nunca se consuman, porque es la propia idea del amor la que hace que funcionen. Y es que no hay nada real, no entre Alex y Darlington pero, pese a ello, una no puede dejar de pensar en ellos como esa unidad que se rompió por un puñado de magia oscura. Uno que se rompió. Por estar en el sitio equivocado en el momento incorrecto.

No quiero desvelar nada más. Sería injusto. El periplo de Alex por las diferentes casas, acompaña de una Dawes cada vez más sumergida en la vida real y más alejada del mundo de las ideas; es jodidamente maravilloso. Y está salpicado de violencia. Una violencia a veces explícita, otras simplemente implícita. Una que se cuece despacio. Porque Alex ya no quiere ser la chica que intenta encajar. No. Ella es la serpiente. Es la puta serpiente. Y piensa llevarse por delante a cualquiera que la aleje de su camino.

¿Queréis un dato gracioso? El libro es incluso un thriller. Inspector Turner, el típico cabrón que se sabe la ley del derecho y del revés, el típico gilipollas que es guapo y lo sabe; pero que hace tan bien su trabajo que da hasta un poco de asco. Él quiere saber por qué ha muerto esa chica. Y que Alex deje de entrometerse, eso también. Para él, son todos unos niñatos. Unos niñatos cabrones que juegan a ser dioses, que no tienen ni puta idea de lo que les espera “ahí afuera”. Pero, ups, inspector, qué jodido es el primer encontronazo con la magia. La de verdad. La que pica. La que duele. Centurión, hasta las rodillas de mierda.

El final es brillante. Explosivo. Maravilloso. Sólo me faltó echarme a llorar de impotencia, también os lo digo, y es que esto… no acaba bien. Nunca acaba bien, con Leigh Bardugo. Lo hace a traición. Lo hace porque no cabe no acojonarte. Lo hace cuando crees que todo se ha solucionado. Un resquicio. Uno minúsculo. Tal vez, sólo tal vez, sea suficiente… o tal vez no.

Brillante, cruel, ácida; Ninth House es una de esas novelas que te mantienen pegada a sus páginas. Una carrera a contrarreloj. Porque Lethe va a actuar. Y las casas van a pagar. Porque lo van a hacer… ¿verdad?

Nota: 5/5


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