Nos prometieron la felicidad, la salvación. Un mundo nuevo en el que poder ser eternos, perdurar y alzarnos en una nueva era digital, en un mundo creado por nosotros, una alternativa utópica al colapso que nosotros mismos habíamos provocado.
Pero a mí nadie me habló del hastío y la desesperación con la que vivo día tras día. Eso vino solo, vino después. ¿Quién puede culparme entonces por querer desaparecer?
Soy Glöd y esta es la historia de cómo decidí ver todo arder ante mí, de cómo quise escapar de mi existencia virtual. ¿Quieres conocerme? Como todos sabéis muy bien Deborah Heredia es de mis autoras favoritas; El Recodo de las Hadas me enamoró (y espero algún día poder ver la trilogía acabada) con la Huella del Irisado - que tengo pendiente de publicar reseña - con You Lose me sorprendió al cambiar describiendo cosas adorables al utilizar un realismo sucio y finalmente me ha dejado loca con Tillverkare.
¿Podría elegir una novela de Deborah como favorita? Pues la verdad es que no. Todas me encantan ya que son diferentes las unas de las otras y tocan temas diversos. Además llevo ya casi 5 años leyendo historias de Deborah, y cada vez que publica algo nuevo y veo su transición como autora me gusta cada vez más todo lo que escribe.
Pero hoy os voy a hablar de Tillverkare, aunque seguro que habéis leído muchas buenas reseñas de esta novela ¡quiero poner mi granito de arena!
Tillverkare es una novela de personajes, donde la trama (aunque es importante) queda en segundo plano para mostrarnos la psicología y vidas de las diferentes figuras que aparecen durante la historia, aunque está claro que a quien conoceremos de todas las formas posibles es a Glöd el protagonista de esta historia que además es quien nos narra. Si me preguntarán que géneros tiene esta novela, diría que es cyberpunk y a la vez distopía. Pero para resumir, es una novela de ciencia ficción un poco más especial de lo normal, ya que se le da más importancia a la profundidad de los temas que trata y de los personajes.
¿Y de que trata? Desde las primeras páginas Deborah nos mete en la mente de Glöd, un chico que vive en Divärld una Tierra digitalizada donde todos los seres humanos que viven en ella son inmortales y no necesitan alimentarse ni nada que un humano orgánico pueda requerir para vivir. ¿Por qué están ahí? Porque en Rivärld (lo que sería la Tierra) es habitar después de que los humanos la hayan explotado en todos los sentidos y contaminado. Así que todos viven felizmente en el mundo digital, contentos de seguir vivos de forma inmortal en un mundo perfecto donde pueden tener todo lo que desean con solo imaginarlo. Y ahí entra el conflicto; Glöd es de los pocos que tiene recuerdos de Rivärld porque es un natural de ahí, uno de los pocos humanos orgánicos que sobrevivieron el viaje de un mundo a otro y eso le mata, hasta el punto de querer suicidarse en varias ocasiones para poder encontrar esa luz que le deje libre de todo el dolor que siente. Incluso se droga en muchas ocasiones para dejar de sentirlo.
Al ser un natural de Rivärd y recordar cosas de ese otro mundo, hay una organización que está interesado en estudiarlo, en saber todo lo que hay en la cabeza de Glöd: la organización X-Tk. Gracias a esta organización conoce a Blika su mentora y con la que tiene sus más y menos y a Lit, un cambia-formas, con el que tiene una relación muy especial. Y aunque los tres son buenos amigos, estos dos últimos se romperán la cabeza con Glöd por lo complicado de su psique y por todos los intentos de suicidio que intenta.
Tillverkare al principio, en los primeros capítulos, puede ser lento. Muy lento. No ayuda tampoco al encontrar un personaje tan pesimista de buena entrada, pero como los capítulos son cortos y Deborah sabe dejar con ganas de más al acabar cada capitulo, en pocas páginas acabas enganchado a la historia. Además a diferencia de otras novelas que podemos leer de la autora, en esta no utiliza el vocabulario tan lleno de florituras (que me encanta, por cierto) y elaborado, en esta es más directo para impactar más en el lector. Y como se junta con que el narrador es en primera persona, narrado por el propio Glöd, el impacto se multiplica.
Los personajes son maravillosos, es imposible no cogerles cariño al trío Glöd, Lit y Blika. Tengo que decir eso si, que a mi al principio Blika me caía muy, muy mal ya que la veía que estaba más de el lado de los malos que de el pobre Glöd. Lit simplemente es el personaje más adorable del mundo, y el que siempre que aparece cambie su aspecto físico hace que sea un personaje todavía más bonito; es muy dulce y tierno, y dan muchas ganas de achucharle porque es como un peluche. Glöd a mi me ha encantado y Deborah ha sabido meterse de forma perfecta en la mente de una persona con depresión y ansiedad. Pero lo que más me ha gustado (aunque a veces me han dado ganas de darle dos bofetadas porque es triste ver a un chico joven sufrir lo que sufre y ver que no sale de su propio pozo de ninguna de las formas) es que no ha sido un personaje depresivo. Quiero decir, el que él sea el narrador de la historia no hace que la lectura sea negativa y depresiva. Aunque si que tengo que decir que a mi leer Tillverkare me ha agotado mentalmente por todas las emociones que siente Glöd.
Los temas que trata Tillverkare son dispares; la depresión/ansiedad, el romance LGTB+, la concienciación por cuidar de la naturaleza y sus efectos devastadores, el individualismo... Como veis es una novela que tiene de todo, con el añadido de que tiene su parte de aventura.
Y hago un apunte del romance, que como sabéis siempre tengo mis quejas...pero esta vez solo puedo que aplaudir a Deborah por haber creado una relación tan bonita y tierna. Como siempre la autora me mata con todo el drama que pone, pero no pasa nada, soy fuerte (en realidad no, lloro mucho por culpa de las historias de Deborah.)
Tillverkare es una novela fantástica con la que he disfrutado muchísimo; es realista, bonita, con un toque de optimismo a pesar del personaje tan oscuro que tenemos como protagonista y que toca unos temas muy interesantes que deberían salir más en la literatura juvenil y en general.