En Alicante, apenas hace unos meses, abrió Irreverente, el restaurante de David Pastor. Según la RAE, Irreverente quiere decir "Contrario a la reverencia o respeto debido". Desconozco el origen de este nombre pero después de pasar por allí, Restaurante Irreverente tiene todos mis respetos.
En Alicante se come bien. No es una frase publicitaria, es un hecho.
A lo largo del año me acerco en varias ocasiones a esta ciudad y a otros lugares de la provincia, siempre con una lista de locales pendientes de visitar. Lista que crece y crece, y lo hace más rápido que a mi me da tiempo a visitarlos e ir tachándolos de la lista de pendientes.
En Alicante encontramos barras de lujo, en las que te tratan, tanto a tí como a tu paladar, con tanto mimo que resulta difícil no volver. Ahora muchas de ellas se llaman gastrobares, pero en esta zona ya existían mucho antes de que se acuñara este nombre. ¡Cuánto echo de menos estas barras cuando no estoy por la zona!
Este verano, uno de nuestros días de vacaciones decidimos acercarnos a Alicante. No sabíamos dónde acabaríamos comiendo, aunque referencias no nos faltaban.
Una fugaz visita al Mercado, ya sabéis que no me pierdo ni uno allá donde voy, hizo que recordara la cercanía del Restaurante Irreverente. Estaba decidido, comeríamos allí.
Irreverente no es una barra, es un restaurante, o bueno, quizás las dos cosas. En sus mesas puedes probar esos pequeños placeres que adoro encontrarme en una barra de esas que llamo "de lujo", 5 estrellas.
Capitaneado por David Pastor, crea y ofrece platos a partir de productos extremadamente alicantinos, con un guiño, ahora se diría fusión, a ingredientes de corte oriental, consiguiendo una especie de mestizaje, de hermanamiento, de viajar con la gastronomía, de los que a mi tanto me gustan.
Ofrece también un menú diario, y en su carta podemos encontrar un apartado de Carnes y Pescados muy interesante. Esta vez lo que a mi me seducía era "picar", que me "mimaran" al estilo barra pero en una mesa, por lo que preferimos elegir una selección de pequeños platos para compartir:
- Bombón de Alicante con gelatina de Anís. Ingredientes con sello 100% alicantinos. El bombón me encantó. De textura suave pero con un sabor a mojama que perduraba en el paladar. En cuanto a la Gelatina de Anís, también me gustó esta tradicional combinación alicantina.
- Croquetas de Jamón con Trompetas de la muerte y Trufa. Sería un chiste fácil decir que estaban de muerte, pero así era. Elegantes en la boca y muy sabrosas.
- Croquetas de Bacalao con Algas Wakame en rebozado de Panko. Idea muy acertada, nos gustó mucho la textura del rebozado, tan crujiente, como la de la croqueta, pero eché en falta algo más de intensidad en el sabor a bacalao, no sé si fue debido a la personalidad del alga wakame. En cualquier caso, riquísimas.
- ¿Y qué es un tapeo sin unas Bravas? Pues parece que poca cosa. Así que pedimos unas Patatas Bravas y Mansas. Las patatas estaban geniales y las dos salsas también, aunque yo acabé quedándome con las mansas porque las bravas lo eran demasiado para mi.
- Rabas de calamares en su tinta. Me sorprendió muchísimo la presentación. La tinta formaba parte del rebozado y las rabas quedaban formando una especie de "fingers" negros que me recordaba a algún producto asiático que había visto en mi último viaje. De sabor y textura, muy ricas y tiernas. Tuve la sensación de que este rebozado, aunque estupendo, recoge demasiado aceite y un plato de estas rabas para dos acabe siendo demasiado. Añadir que venía acompañado de una mayonesa japonesa con un toque de ¿mostaza, wasabi?, muy acertada.
- Y por último, un Tiradito de Lubina salvaje, como bien dice la carta entre un
tiradito
de lubina salvaje de estero con esferificación de soja, jengibre,
cebolla encurtida, tobico cítrico y dos salsas aparte ,de soja y ponzu -
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Ceviche y un Sashimi. Fue uno de los más platos que más me gustó. Espectacular la lubina, y fantástico el punto de cebolla, lima, jengibre y huevas que lo acompañaba y que nos encontrábamos en cada uno de los bocados. Creo que éste se convertirá en uno de mis platos "fijos" cuando vuelva por Irreverente.
- El punto dulce lo puso el postre con un Coulant de Turrón para compartir que estuvo de lo más acertado y al cuál sólo pude darle un par de cucharadas.
Un placer poder disfrutar de sitios así. Por muchos años y hasta pronto.