No hemos hecho ninguna ruta en busca del mejor cochinillo de Segovia (aunque sería planteable), por lo que no podemos considerarnos unos expertos en el plato. Lo que sí podemos decir es que siempre que tenemos ocasión de comer cochinillo, optamos por él. A Jose María fuimos ya en dos ocasiones. La primera, A.B. (antes del blog), hará unos 12 años y la última, hace apenas un mes. La primera, la recordábamos francamente bien, pero la última, fue aún mejor de lo que recordábamos. Y entre las dos, visitamos otro grande del cochinillo, Cándido, y tanto antes como después, nos quedamos con José María.
Antes de nada, hay que indicar que es necesario reservar. Por otro lado, si tienes suerte u opción a elegir, intenta que la mesa sea en el comedor de abajo. El de arriba, parece un salón de bodas, por la cantidad de comensales y de camareros cruzando continuamente el comedor y el bullicio.
Disponen de una carta tradicional, con entrantes, pescados, asados y carnes y un apartado con recomendaciones estacionales y otro con platos "más creativos". Todo muy apetecible.
Tienen también un menú degustación, con 5 platos que incluye, por supuesto, uno de cochinillo, postre, vino y café por 49 €/pax.
Nosotros queríamos ir a por cochinillo, así que por una vez, no optamos por el menú, elegimos un par de entrantes y el plato principal. Pedimos una de las recomendaciones de temporada: "Las sardinas y anchoas curadas del mar de Castilla con aguacates y tomate del "cercao". Cuando llegó, vimos que el ingrediente principal era el queso de cabra, completamente ausente en el título del plato (eso pasa por ser tan escueto a la hora de poner nombres, jeje). Lo reclamamos y nos lo pusieron un poco en duda, llegando incluso a traernos la carta de nuevo para demostrarnos... que efectivamente no aparecía el queso por ningún lado. Así que, recogieron el plato y nos lo trajeron de nuevo, esta vez sí, sin queso. Estaba muy rico.
Pedimos también un chorizo a la sidra. Estaba rico pero no fue una elección acertada. Plato enorme para solo 2,5 comensales (íbamos con un niño) y teniendo después un cerdito esperando... Nos salía el chorizo por las orejas y aún así, sobró.
Y por fin, el momento más esperado. Llegó nuestro cochinillo. Momento de fotos, al animal entero, momento fotos al partirlo con el plato y por fin, momento trozo de cochinillo en el plato. Impresionante. Crujiente por fuera, muy muy crujiente y tierno, tiernísimo por dentro. Francamente bueno.
Y de postre, como curiosidad también, nos tocaron dos cartas diferentes... pedimos unos "Raviolis crujientes con chocolate", creo que se llamaban. Si tenéis suerte y os toca la carta que los incluye, no dudéis en pedirlos. Fue el remate perfecto para una comida perfecta.
Acompañamos la comida con vino de la casa: Pago de Carraovejas. Un vino exquisito. Queríamos copas sueltas porque teníamos que conducir, nos dijeron que sin problema, pero nos trajeron la botella entera y la botella entera nos cobraron, aunque se quedó a medias.
Y con la cuenta, unas huchas de cerdito para los dos pequeños. Buen detalle.
La cuenta, 115 €, incluyendo también una botella de agua y un café a precios anecdóticos. Lo que más sube, el cochinillo a 25€/ración.
No es barato, pero si estás por Segovia y te quieres asegurar un buen cochinillo segoviano, yo no lo dejaría pasar.