Revista Bares y Restaurantes
Es sábado noche y había actuación en el Teatro Circo de Murcia, a la que asistimos. Cuando salimos del teatro buscamos algún sitio donde cenar, cosa que por distintos motivos no es tan sencillo como habíamos
pensado en un principio, sobre todo si vamos un número superior a uno. La primera opción que alguien propuso fue ir al Restaurante Bambino, por cercanía y por su oferta de menús para clientes del Teatro Circo.
La moción no triunfa, como casi siempre que se presenta una primera opción. Al personal le gusta poner las cosas difíciles. La oposición está más por probar algo diferente a lo habitual, aunque seamos gente de repetir poco, buscando cosas nuevas. En esta ocasión nos vamos al restaurante Nouve Boulevard, no sin antes haber tanteado algún otro. Un restaurante perfectamente escondido en pleno corazón de Murcia que ofrece sus servicios de manera ininterrumpida desde primeras horas de la mañana hasta bien entrada la noche.
Llegamos a Nouve Boulevard y no tuvimos ningún problema en encontrar mesa en un ambiente íntimo y melancólico roto por el sonido de un violín. Teníamos la opción de cenar en la terraza de la plaza de los peligros, pues la noche era bastante agradable, pero el interior, con la música de fondo, era más propicio para la conversación. La decoración, donde predomina la madera tropical, es más de cafetería que de restaurante y puede que esto sea una de las causas por las que no acabe de romper este local. Otro su situación, a pesar de estar en pleno centro, no es sitio de paso y para llegar hasta allí se ha de pasar por locales visualmente más atractivos que seguramente restan afluencia. Esa noche actuaba un virtuoso violinista, además tienen un piano y anuncian actuaciones en directo los fines de semana. La presencia de grandes cristaleras al exterior marcan la decoración, iluminan el comedor pero restan privacidad a los clientes. En la planta baja del establecimiento, hay un salón para celebraciones y fiestas privadas que da la intimidad que no hay en la planta alta.
A pesar de tener un muy atractivo menú de fin de semana a un precio aún más atractivo, optamos por pedir varios platos al centro y compartir. Ese mismo día fue el que nos tomamos el gazpacho en De Loreto, los jugos gástricos aún estaban trabajando al cien por cien y el cuerpo pidiendo líquido a raudales. Rápidamente pedimos las bebidas y con ellas nos trajeron el aperitivo de la casa, unas croquetas. Me encantan las croquetas, pero hoy día no es nada fácil ir a un restaurante y no acabar tomando croquetas, aunque como son un obsequio de la casa. Bienvenidas sea.
Rompemos el ayuno con una original ensalada con pechuga de pollo y bacon. Digo original pues el continente es una pasta brik en forma de cuenco rellenada por la ensalada. Algo parecido había probado en el restaurante Cátame Despacito, de parecido corte. Seguimos con un risotto, el plato del año, no tan original al haber traído ya la ensalada en el mismo tipo de recipiente de pasta brik. Le dan altura a la vez que decoran, unos espagueti fritos. Abusar de las ideas, aunque sean buenas, acaba desgastándolas. El risotto estaba bueno, pero lo tenemos que tomar rápido, pues si lo dejamos tiempo, va empapando la pasta y la reblandece.
También pedimos un revuelto de habas con morcilla de Burgos éxito asegurado siempre que los ingredientes sean buenos, y los eras. El último plato era unos huevos con gulas, patatas y gambas. Teníamos un alérgico al marisco, por lo que pedimos que trajeran las gambas a parte. Dicho y hecho. En un cuenco a parte, trajeron las gambas preparadas para poder mezclar con las gulas. El alérgico pudo comer y vivió para poder contarlo.
Para terminar la cena, un industrial coulant de chocolate con helado de vainilla para los más golosos. Quizás excesivamente decorado con sirope de caramelo y sésamo, pero cumplía su papel. Y el casi ya obligado café.
Que nadie espere encontrar en este restaurante una cocina creativa y de vanguardia. Es más una cocina resultadista a muy buen precio. Un local donde poder ir a comer bien sin deleitarnos en la decoración de las paredes, sin la presencia de camareros que se sientan superiores a los comensales y donde sirven comida para todos los públicos, gustos y bolsillos.
Nouve Boulevar está en el número 3 de la calle o mejor dicho callejón de los Peligros de Murcia, junto a las Cuatros Esquinas y su teléfono de contacto es el 968355708.