Revista Cultura y Ocio

Reto ¡Yo escribo! - Séptima pregunta

Publicado el 24 abril 2015 por Jazmín Romero @jaz_de_ro
Reto ¡Yo escribo! - Séptima preguntaFeliz viernes y que las ansias por el fin de semana estén con ustedes... o no. En fin, vuelvo con las pilas recargadas para el reto propuesto por Eleazar Writes. Estoy hecha una luz con las publicaciones, no puedo creer que he vuelto a dejar cosas programadas para toda la semana, lloro de emoción. O no tanto. Pero voy a festejar llenándolos de mi cursilería. Comencemos.
Ya hice la primera pregunta, en la que me pedía una presentación. En la segunda, hablé de mi primera historia. En la tercera pude responder sobre mi ambiente de trabajo y mis manías a la hora de escribir. En la cuarta pregunta, hablé de mi personaje favorito de los que he creado, con sus curiosidades y origen. La quinta pregunta fue sobre los elementos recurrentes en mis escritos y la sexta pedía un microrrelato basado en una imagen. Vamos con la séptima:

¿Crees en la ética de las editoriales para con los autores? 


Este no es un tema simple, por más que en apariencia uno pueda decir que es lo contrario.  Hace poco salió la pregunta en un grupo de facebook en el que hay varios escritores aficionados como yo, y al principio todos parecían estar de acuerdo, sin embargo los matices de lo que parecía una misma opinión terminó ocasionando una terrible pelea entre varios. Y lo mejor de todo era que en los argumentos de todos había un poco de razón. ¿A qué me refiero?:

○ Comencemos por el hecho básico de que las editoriales son un negocio, ellos viven de vender libros (igual que las librerías, pero a una escala mucho mayor). Dicho así parece una definición de un niño de colegio, pero a veces nos olvidamos de eso. De esto se desprende el punto siguiente.


Los que deciden qué libros se publicarán somos nosotros, los lectores. Con nuestras elecciones podemos marcar un rumbo, o seguir como manada todo lo que nos ponen por delante. El problema es más profundo, lo sé, hay públicos que gastan dinero en libros y otros que solo consumen piratería, pero todos vemos las tendencias. Todos sabemos qué es lo que más se lee. No deberíamos quejarnos tanto después (me lo digo a mí misma, como lectora de mucha porquería también). Pero es que la mayor parte de las cosas que se publican son traducciones de libros en inglés, y hay muy poco lugar para autores de nuestro idioma. Luego veo a gente diciendo que le molesta leer cosas de autores españoles, o latinoamericanos, y que prefiere mil veces a los traducidos de otros idiomas (juro que vi eso en el blog de alguien, y yo me pregunté si esa personita de Dios creería que los traductores venían de otro planeta).
El autor que decide autopublicar debe ser honesto también con sus futuros lectores. No todo libro escrito es una joya. ¿De verdad estamos seguros de que lo que acabamos de lanzar es de calidad? ¿Estamos listos para una crítica sincera de quien puso dinero por lo que escribimos? A lo mejor, podemos esperar y hacer una corrección más profunda, contactar a un profesional que nos ayude a mejorar nuestro proyecto y embellecerlo antes de sacarlo a la venta. Es sabido que las editoriales de autopublicaciones no ponen mucho esmero en eso, así que nosotros debemos ponernos esa responsabilidad.

Hay que leer bien los contratos editoriales antes de firmarlos, como en toda operación comercial. La letra pequeña en cuanto a ganancias y a promoción del libro suele ser un problema. Y también es muy útil hablar con otros autores, googlear el nombre de la editorial que nos ha hecho la oferta (nunca faltan otros autores que hablan de sus experiencias en la web). 


De todas maneras, publicar un libro es mi sueño todavía. Y aún sabiendo todos los riesgos, las cosas que se cumplen a medias, el trabajo solitario que muchas veces tienen que hacer los autores autopublicados para sacar adelante su obra... sigue siendo mi objetivo para un futuro cercano. 

Porque lo que nos venden como la fábrica de magia, el ideal de todo escritor, en realidad forma parte de un mundo muy concreto, con las características de cualquier comercio con el que estamos en contacto en nuestra vida diaria. Algunos tienen más ética en su forma de trabajar que otros, pero por suerte está internet para denunciar a los estafadores. Así que, como en todo, tenemos que fijarnos muy bien a quién le estamos entregando nuestro trabajo.

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Nota: Esta es mi humilde opinión, como aficionada que nunca ha publicado nada por su cuenta pero sí ha visto testimonios de otros autores. Si alguno de ustedes ha tenido experiencia de primera mano, puede dejar su comentario. Se aceptan sugerencias, intercambios de opiniones, tomatazos, alguna flor, un café con medialunas... es que ando con hambre.

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