Siete años nada menos separan mi primera visita a Bodegas Portia (Gumiel de Izan ) de mi retorno este pasado mayo, de la mano de yalocatoyo , y que también significaba para mi un poco volver a los inicios de esta web, comprobar hasta que punto esta bodega y yo habíamos cambiado desde 2011. La llegada a la bodega me hizo rápido recordar como los viñedos plantados alrededor de la construcción , que apenas asomaban sobre los soportes, ahora cumplen perfectamente su función. No pude evitar, antes de unirme al heterogéneo grupo de colegas blogueros , subir por las rampas a lo alto de la bodega, a la misma tolva y ver en toda su magnitud la obra de Norman Foster.
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Terminada de construir en 2010, la construcción si sigue siendo un espectáculo de hormigón, vidrio , madera y acero, muy respetuoso con el entorno, al estar la mayor parte bajo el nivel del suelo, resultando armonioso con los tonos verdosos , arenas y rojizos de la zona, pero sobre todo, su mayor definición es la funcionalidad; es una construcción pensada para un fin, elaborar vino, y cada detalle empuja en esa dirección, lo que hace necesaria la visita a esta joya ribereña del Grupo Faustino. Una vez hechas las presentaciones de rigor, pudimos conocer mejor por dentro esta “nave espacial” , desde las salas de fermentación, amplias y luminosas, cuyos tanques metálicos asemejaban en altura a columnas de templos antiguos , pasando por la sala de barricas , un espectáculo visual por su magnitud y por esa iluminación en tonos rojo láser que te hacen pensar que vives en un lugar de ciencia ficción, sensación que se acrecienta cuando las mastodónticas puertas te abren paso, como si uno estuviese en el hangar del Halcón Milenario .
Antes de seguir, he de hacer constar lo agradable que fue tener en la visita al enólogo Raúl Quemada, al que conocía con anterioridad, y que no huyó en ningún momento de algunas de nuestras punzantes preguntas de enochalados, muchas gracias por la paciencia. El sumun de esa funcionalidad unida al diseño, alcanza su clímax en el botellero de Portia, un ejemplo de sencillez, talento y precisa elegancia, que deja siempre un gran sabor de boca . Esa parte de la visita acabó frente a la maqueta de la bodega, y comprobé como estaba perfectamente orientada a los 4 puntos cardinales, con una indudable influencia masónica.
La bodega cuenta además con un restaurante llamado Triennia Gastrobar , un buen lugar para reponer fuerzas, tomar un vino, saciar el hambre que la carretera da, y disfrutar de una comida (o tapas también) dentro de la propia bodega. No debe asustar la imponente obra a la hora de hacer un alto en el camino y visitarla. Menús de temporada que buscan dar una propuesta gastronómica mas actual al producto local , que el típico asado.
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El menú estuvo acompañado por los vinos de la Bodega, siendo cada plato comentado por el Chef Germán Gimeno , mientras se hacía una pequeña descripción de cada vino. De alguno de los vinos, llegó botella a casa y por tanto tendrán su entrada mas adelante, como es el caso del Portia Verdejo 2017 . Mas que hablar de las catas rápidas de estos vinos, fue muy agradable comprobar la sinceridad/criterio del enólogo comentando como estos vinos de Portia, en especial el Portia Roble 2016 y el Portia Crianza 2015 , eran vinos que no siempre pueden reconocerse como los clásicos ribera, con un punto mas bajo de potencia y un punto mas alto de dulzor. Sus palabras confirmaban mis opiniones preteritas, pero a la vez eran una gran explicación, ya que siempre gusta conocer a gente que se sale del camino fácil y marcado, de los robles poderosos y los crianzas muy maderizados. Portia Prima 2015 si es un vino que sacia esas ansias por los vinos mas poderosos del que visita la Ribera. Portia solamente elabora vinos con tempranillo, la casta mas importante de la zona, con viñedos propios en varios municipios cercanos a Gumiel. Pude probar el Triennia 2012 pero ya el postre había pasado por mi boca y el vino no pudo tener el final adecuado.
Una jornada sin duda muy interesante, muchas preguntas respondidas, muchas desvirtualizaciones necesarias, muy interesante la comida y la conversación entre gente que ama el vino. De alguna forma,la Bodega Portia (vease ofrenda) es sin duda un regalo para la Ribera del Duero.
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