Las revoluciones que estallaron en Europa en la primera mitad del siglo XIX como la denominada revolución de 1848, fueron movimientos de carácter políticos, sociales y nacionalistas:
1. Político, destinados a reformar en sentido democrático la constitución del Estado, por la mayor participación del pueblo en el gobierno.
2. Sociales, en procura de un mejoramiento de la clase proletaria, sumida en la miseria por la brusca implantación del maquinismo en la industria, lo que trajo la desocupación de miles de obreros, reducción de los salarios y un mayor rigor en las condiciones de trabajo.
3. Nacionales, tendientes a conseguir la unión (surgieron las unificaciones) y la independencia.
Veamos la Revolución de 1848 en los siguientes países:
En Francia
El rey Luis Felipe I, impuesto por la revolución de 1830, no gobernó en forma constitucional ni satisfizo los anhelos de pueblo francés. Se mostró por el contrario, enemigo de toda reforma, pues suprimió las libertades ciudadanas y, sobre todo, se negó a conceder el sufragio universal. Entonces, el pueblo de París se levanto en armas los días 23 y 24 de febrero de 1848, y luego obligó a abdicar a Luis Felipe I.
Una junta de gobierno, presidida por Lamartine, proclamó la República (la segunda república). La asamblea nacional, de reciente elección, sancionó el sistema republicano de gobierno, estableciendo el sufragio universal (derecho que todo ciudadano posee de emitir su voto en las elecciones políticas, es decir, de elegir a sus gobernantes).
En las elecciones para Presidente de la República, resultó triunfante Luis Napoleón Bonaparte, sobrino del Gran Corzo.
Napoleon III de Francia
En Austria
Austria , la patria de Metternich, debió soportar una serie de insurrecciones en su propio territorio, en Viena, en Bohemia y en Hungría.
En Viena, los insurrectos obligaron a renunciar a Metternich (marzo de 1848), quien salvo a duras penas su vida. Debió huir, disfrazado de lavandera, en un carro. Refugiado en Inglaterra, murió algún tiempo después. El emperador Fernando I, que había prohibido mencionar siquiera en su presencia la palabra constitución, debió otorgar una, que estableció el sufragio universal, el régimen parlamentario, la libertad de prensa y la libertad de reunión.
En Bohemia, los checos, que constituían una nación distinta de la austriaca, intentaron recuperar sus antiguas libertades, perdidas en la época de la guerra de los Treinta Años, Fernando I simuló conceder la autonomía de Bohemia, pero envió un ejercito que aplastó a los sublevados en Praga (Junio de 1848).
En Hungría. el patriota Luis Kossuth proclamó la república independiente de los Manglares. Las fuerzas austríacas fueron derrotadas por los insurrectos, y el nuevo emperador, Francisco José I (1848-1916), que acababa de suceder a su tío Fernando I, solicitó el apoyo del zar Nicolás I, de Rusia. Este, que temía que una hungria independiente originase una sublevación en Polonia, envió un ejercito de 150,000 hombres, que derrotó a los manglares (agosto de 1849). Kossuth huyó a Turquía; otros dirigentes fueron ejecutados.
Francisco José suprimió entonces la Constitución concedida por su antecesor a los propios austríacos, y reimplantó el absolutismo en todo el imperio.
En Italia
La acción de Mazzini y de su sociedad. La joven Italia suscitaron insurrecciones liberales en la península, que comenzaron por establecer el régimen de gobierno constitucional en la mayoría de los estados: Sicilia, Cerdeña, Toscana y Estados de la iglesia. Pero la caída de Metternich dio ademas a la revolución un carácter nacionalista y anti-austriaco. Todo el norte de Italia se levantó contra sus opresores. Venecia expulso a sus imperiales, y el director de la sublevación, el joven abogado Manin, proclamó la República de san marcos. El pueblo de Milán también arrojo a los extranjeros. El entusiasmo fue general. En todas partes ondeada la bandera verde, blanca y roja, emblema de la nueva Italia.
El rey de Cerdeña, Carlos Alberto, declaró entonces la guerra a Austria. De toda la península llegaban tropas destinadas a reforzar sus efectivos. Pero casi en seguida se rompió la incipiente unidad nacional. El papa Pío IX manifestó que no podía participar en una guerra contra la católica Austria. El rey de Napoles ordeno el regreso de sus tropas, y mientras tanto, mas de 120,000 austriacos atacaron y vencieron a los piamonteses, que solicitaron un armisticio (agosto de 1848) después de la derrota de Custozza. El rey abdicó en favor de su hijo Víctor Manuel II, quien firmó la paz con Austria (marzo de 1849).
Meses después Luis Napoleón restableció al papa Pío IX en su poder absoluto, y acabo con la República Romana, que Mazzini había fundado. En definitiva , la revolución fracasó, pues en Italia se restableció la dominación austriaca y el régimen absolutista.
En Alemania
Los liberales alemanes reclamaron constitución, parlamentos, libertad de prensa y el respeto por los derechos de los ciudadanos. El principal resultado del movimiento alemán de 1848 fue la elección, por sufragio universal, de un parlamento, imitación de la constituyente francesa, que sesiono en Francfort. El parlamento de Francfort trató de unificar a Alemania. Algunos diputados eran partidarios de que Austria siguiera formando parte del nuevo Estado a crearse, de la Gran Alemania, como la llamaban, mientras otros pugnaban por su eliminación, y por la constitución de la pequeña Alemania, presidida por Prusia. Triunfaron estos últimos, y el rey de Prusia, Federico Guillermo IV, fue elegido emperador hereditario de Alemania (1849). Inesperadamente, el nuevo gobernante rehusó el cargo, porque “era una corona de la calle, a lo Luis Felipe, amasada con barro y madera”. Poco después, sus soldados dispersaron el parlamento de Francfort. Desaparecía así la posibilidad de la unidad alemana por medios pacíficos y democráticos.
Retroceso de Olmutz
Federico Guillermo intentó, por su cuenta, realizar la unidad alemana, excluyendo a Austria. Invitó, para ello, a los principales Estados. Pero Francisco José I le amenazó con la guerra si persistía en tales tentativas, y le hizo firmar la convención de Olmutz (1850), por la que renuncio a sus pretensiones unitarias.
La confederación Germánica fue reinstalada en Francfort, como antes de 1848, y la Dieta declaró abolidas todas las constituciones que habían concedido los distintos Estados alemanas. Como en Italia, la política reaccionaria y absolutista volvió a prevalecer.
Significación política de la revolución de 1848
La revolución de 1848, tuvo una gran repercusión no solo en Francia y Europa, sino en el mundo.
Este movimiento significó:
1. El triunfo del sistema Republicano en Francia, así como el establecimiento del sufragio universal.
2. La aparición de las ideas socialistas, por obra de Carlos Marx, que en su célebre obra “El capital”, ha revolucionado los conceptos de capital, trabajo y riqueza, dando así origen a las llamadas luchas de clases (entre el capitalismo y el Proletariado), agudizadas en los tiempos actuales.
3. Las ideas socialistas han influido, grandemente, en la conquista de derechos favorables a la clase trabajadora.
4. La vigorización del anhelo nacionalista y de unificación de algunos pueblos. Aspiraciones que lograron su feliz realización años después.