Revista Cultura y Ocio
Revolución en el Museo Victoria and Albert de Londres.
Por Alejandra Naughton Alejandra Naughton @alenaughtonAyer ví el manuscrito de Yesterday, puño y letra de Paul Mc Cartney y otros de John Lennon. Y a Twiggy en minifalda. También una publicidad sobre filmaciones en formato super-8 ... decía: "lo único que importa es el presente, capturalo". Y escenas de Blow up, de Michelangelo Antonioni con Vanesa Redgrave engalanando la pantalla (relato de Julio Cortazar). Su guión inquietaba con la potencia de imágenes ampliadas hasta...explotar y revelar verdades... Y hablando de explotar, también me crucé con el festival de Woodstok sorprendiendo todavía con su inusitada convocatoria de más de 400.000 personas en épocas que no había redes sociales ni celulares inteligentes. Los convocaba la cultura hippie y el rechazo a la guerra.
¿Dónde ví todo eso y no ví seguramente tantas otros testimonios de los 60? En la exhibición del Victoria and Albert Museum de Londres. Se llama: "Dijiste que querés una revolución?" El título está inspirado en la canción Revolution de los Beatles que dice en sus versos: "Dijiste que querés una revolución? Bien...¿sabés? Todos queremos cambiar el mundo...". Al entrar, entregan unos auriculares que te transportan mientras van transmitiendo música, o el audio de los videos que se reproducen en el espacio por el que vas pasando. El sonido y el color nos traslada a una época en la que parecía que un mundo mejor era posible. TODO parecía posible. La aparición de la primer tarjeta de crédito (que debió esperar hasta 1973 para ser otorgada a mujeres en calidad de titulares (¡!) impulsó el consumo hasta el sinsentido. No importaba ni la utilidad, ni la durabilidad de lo que se compraba. Solo su consumo. Ok...Mejor intentar cambiar ese mundo, no?
¿Y por qué digo que seguramente no ví tantísimas cosas más? Porque la exhibición bombardea con estímulos simultáneos, que compiten para atraer nuestra atención, pero donde la atracción es muy interior y la experiencia muy personal: una tapa de un disco, o un póster nos remonta al pasado, una canción con solo escucharla nos remite a la juventud y nos invita a bailar. Imposible percibir todo. Como en los 60...
Hacia el final del recorrido, un video que se reproduce de manera circular con la cortina musical del más famoso spot publicitario "Quiero comprarle al mundo una Coca Cola", hace una síntesis de "todo": sobre una melodía pegadiza, un grupo ecléctico representante de todas las etnias desea comprarles al mundo desde hogar, paz, armonía, hasta Coca Cola...
https://youtu.be/1VM2eLhvsSM
Todo lo que venimos viendo, sobre todo las emociones, se ensamblan de manera magistral mientras miramos el video. Se suman personajes políticos (Thatcher, Clinton, Obama), celebridades (Lady Di, Steve Jobs), personajes de ficción (Don Draper en el inolvidable -y sorprendente- final de Mad Men con la música del...aviso de Coca...), e hitos como la llegada del hombre a la luna o la irrupción de Internet. Mientras tanto en algún momento, una imagen perturbadora, la de las torres gemelas a punto de colapsar, sutil, me sugiere: ¿Es todo lo mejor que nos proponíamos este mundo que hoy vivimos?
A la luz de nuestro presente, tal vez los propósitos de la contracultura de los 60 luzcan fallidos pero... como cantaban John y Yoko entre sábanas blancas: "Todo lo que decimos es: démosle una oportunidad a la Paz". ¿Cómo no seguir intentándolo? Además... ¿Qué otro sentido tiene vivir que no sea cambiar al mundo? Algunos lo intentan haciendo revoluciones, otros música, otros escribiendo, otros leyendo, otros filmando, otros viviendo, simplemente, respirando bien hondo. Ommm...