Caía la noche en el sur de California y una simple ventana o puerta, mal cerrada, servía como invitación para que el ‘acechador nocturno’, apodo con el que era conocido el psicópata asesino en serie Richard Ramírez, comenzase a desplegar todo su frenesí de violencia que con cada asalto se incrementaba notablemente. Este depredador, que actuó entre junio de 1984 y agosto de 1985 que fue capturado. Apenas un año en el que se le imputaron catorce asesinatos, cinco intentos de asesinato, nueve violaciones, entre las cuales tres fueron a menores, dos secuestros, solía secuestrar niños para abandonarlos a cientos de kilómetros de su casa sólo por el placer de hacerlos sufrir, cuatro actos de sodomía, dos felaciones forzadas, cinco robos y catorce allanamientos de morada, si bien es cierto que se estima que actuó en muchas más ocasiones. Una vida concebida para hacer sufrir, aterrar y atacar a sus semejantes, una pesadilla que terminaría para siempre, el 7 de junio de 2013, con la muerte de Richard Ramírez en la cárcel de San Quentin (California) a los cincuenta y tres años de edad. Ramírez que purgaba su condena en el llamadocorredor de la muerte, al haber sido sentenciado el 20 de septiembre de 1989 a la pena de muerte, castigo que fue retrasado en varias ocasiones gracias a sus abogados, no moriría por la ejecución de la condena. Y por ahora las fuentes carcelarias no han especificado las causas de la muerte del ‘acechador nocturno’.
Ricardo Leyva Ramírez nació el 28 de febrero de 1960 en El Paso (Tejas). Era el menor de los siete hijos de un empleado de ferrocarriles de origen mexicano. Ramírez, que tuvo una infancia problemática, se dejó influenciar por su primo Mike, quien le contaba historias increíbles sobre torturas y mutilaciones que infligió a mujeres vietnamitas durante su época de soldado en la guerra de Vietnam. El mismo Mike que acabaría con la vida de su esposa de un tiro en la cabeza, debido a que ésta le exigía que buscara un empleo. Y todo en presencia del joven Ramírez.
Su historial criminal comenzó en 1977, cuando lo internaron en un correccional de menores por una serie de pequeños delitos. En 1982 fue juzgado por posesión de marihuana y salió en libertad condicional con cargos. Se trasladó a San Francisco y, más tarde, a Los Ángeles. En 1983, acabó en prisión tras robar un coche, saliendo nuevamente de prisión en el año 1984.
La primera que vez que Richard Ramírez asesinó fue en junio de 1984. Su víctima, una mujer de 79 años de edad, que fue hallada por su propio hijo salvajemente acuchillada y violada en su casa. Del asesino no quedó ni rastro. La impunidad de su primer asesinato daría alas a Ramírez para emprender su terrible carrera homicida. El objetivo principal de Richard Ramírez era matar. Así, sin un patrón claro de víctima o de procedimiento de ejecución, hacía de él alguien muy difícil de capturar. Pero sí se puede afirmar que encontró predilección por un modus operandi. Ramírez entraba en las casas durante la noche, si había hombres eran rápidamente asesinados de un balazo en la cabeza, y las mujeres eran violadas, en ocasiones junto a los cadáveres de sus acompañantes o esposos, y posteriormente eran apuñaladas hasta darles muerte. Este modus operandi fue el que puso en práctica el 27 de marzo de 1985 con Vicent Zazzara y su esposa Maxine de 64 y 44 años de edad respectivamente. En esta ocasión, Ramírez le sacó los ojos a Maxine y dibujado con el arma, post morten, una T en el pecho izquierdo. La sed de sangre de Richard Ramírez iba en aumento y su atrevimiento in crescendo por lo que temían que atacaría de nuevo muy pronto.
El 24 de Mayo de ese mismo año, Ramírez atacó a los señores Wu. Días después, El 30 de Mayo de 1985, la señora Ruth Wilson, atractiva mujer de 41 años que vivía con su pequeño hijo de 12 años, fue víctima de ‘acechador nocturno’, si bien es cierto que su final sería distinto al de sus predecesores. Richard Ramírez esposó y encerró al niño en un armario de su cuarto. Posteriormente, ató a la espalda las manos de Ruth, la desnudó y violó. Ruth Wilson jamás olvidó el apestoso aliento que desprendía Ramírez. “Debe de haber tenido una vida muy infeliz para hacer una cosa así”. Esas fueron las palabras que salieron por boca de Ruth. El asesino, en esta ocasión, le perdonaría la vida a la mujer.
El 29 de Mayo de 1985, las hermanas Malvia Keller y Blanche Wolf de 83 y 80 años respectivamente fueron atacadas en su domicilio, Ramirez utilizó en esta ocasión un martillo en forma tan salvaje que hasta el mango del mismo estaba roto cuando lo encontró la policía en la escena del crimen. Aquí dejó por primera vez constancia de su fe en Satanás a modo de dibujos Pentagramicos invertidos en las paredes y en el cuerpo y muslo de una de ellas. Blanche sobrevivió al brutal ataque y describió al asaltante como un hombre hispano, sucio y desaliñado, de aliento fétido y una dentadura en muy mal estado.
La escalada de violencia y asesinatos del ‘acechador nocturno’ terminó en agosto de 1985 en la ciudad de Missión Viejo, al sur de Los Angeles. Un joven, que dormía junto a su novia, recibió varios disparos en su cabeza. La chica antes de poder entender que sucedía fue agarrada por el pelo por Ramírez y conducida por el asesino a otra habitación. El ‘acechador nocturno’, al no encontrar nada de valor en la casa, regresaría enojado a la habitación donde había dejado a la chica atada de pies y manos. La violaría hasta en dos ocasiones y finalmente la chica terminaría informando a Ramírez de donde se encontraba el dinero que tenía escondido, jurándolo por Satanás. Richard Ramírez obligaría a decir a la muchacha: “amo a Satanás”. Llevado por la excitación el ‘acechador nocturno’ cogió a la chica por el pelo, la hizo arrodillarse y la obligo a practicarle una felación al tiempo que gritaba “amo al señor de la noche”. Ramírez le perdonaría la vida a la joven y esta consiguió deshacerse de las ataduras justo a tiempo para fijarse en el coche del asesino.
La policía encontró el vehículo abandonado, era un coche robado. Pero en el mismo se halló una huella dactilar parcial. La policía por fin le ponía cara al ‘acechador nocturno’. La foto y el nombre del asesino se pusieron a disposición de todos los medios de comunicación. Richard Ramírez fue capturado por sus propios compatriotas hispanos, golpeándolo con saña y reteniéndole hasta que la policía se hizo cargo del asesino.
Durante los tres años que tardó en celebrarse el juicio, algo normal en el sistema legal norteamericano cuando se trata de asesinos seriales del calibre de Ramírez, el ‘acechador nocturno’ puso especial cuidado en cambiar de modo drástico su aspecto. Lo que se encontraron durante el juicio no era el asesino repulsivo de tres años atrás, sino un joven de rasgos latinos que despertaba atracción y deseo en alguna de las mujeres que asistían a la vista judicial, incluso alguna dejaba ante los ojos de Ramírez partes íntimas de su cuerpo al descubierto.
Si uno de los casos más famosos de enclitofilia, atracción que sienten las mujeres por los asesinos, es el de Ted Bundy. Richard Ramirez no se quedaría atrás y contraería matrimonio en 1996 con Doreen Lioy, editora freelance, a la que conoció durante su juicio en 1989. La chica era una de tantas que pretendían y visitaban al sanguinario asesino. Doreen declaró ser virgen y virgen permanecería puesto que las visitas conyugales están prohibidas para los que esperan en el corredor de la muerte.
Como bien dice el profesor Garrido en su libro “La mente criminal”: “Ramírez era la personificación del fantasma asesino que entra en un hogar, cuando estamos durmiendo, y nos hace presa de la peor pesadilla”