Enviado por Brayan García
Imagina robots más pequeños que tu pulgar y que realicen misiones de búsqueda y rescate, exploren entornos peligrosos, recopilen datos científicos en el campo e incluso polinicen cultivos. Robert Wood, fundador del Laboratorio de Microrrobótica de la Universidad de Harvard, está desarrollando un nuevo tipo de diminutos robots voladores llamados RoboBees, con los cuales pretende convertir esto en realidad.
"Si lo que quieres es construir algo que mida un centímetro y pueda volar, la naturaleza ya nos ha dado cientos de miles de soluciones -dice-. No nos limitamos a copiar la naturaleza, intentamos entender el qué, cómo y porqué detrás de la anatomía, el movimiento y comportamiento de un organismo; luego traducimos esta información en términos de ingeniería".
Los investigadores que han trabajado con expertos en una amplia gama de áreas del conocimiento han tenido que inventar técnicas para fabricar, armar y construir las máquinas miniatura".
El proceso de manufactura se basa en elementos electrónicos plegables, una idea que tuvo su inspiración en los libros infantiles pop-up.
El proptotipo más reciente está sujeto por un hilo delgado, bate las alas 120 veces por segundo, flota sin avanzar y vuela por caminos preestablecidos. El siguiente paso es desarrollar una fuente de energía autocontenida que sea lo suficientemente ligera para alimentar a los delicados robots de forma eficiente.
El laboratorio de Wood también avanza en el campo de la robótca "suave".
"Si integramos la funcionalidad eléctrica o mecánica a materiales suaves y maleables, los robots pueden interactuar sin riesgo con los seres humanos. Esto nos abre una nueva gama de aplicaciones médicas", afirma Wood.
Revista Ciencia
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