Título original: Sisters red
Saga: libro independiente
Rama: fantástica, romántica
Edición: Molino, 2010
Scarlett y Rosie March son dos hermanas que viven marcadas por lo que les ocurrió siete años atrás: bajo una apariencia humana, un lobo se presentó en su casa y acabó con la vida de su abuela. Además, Scarlett perdió un ojo por proteger a su hermana pequeña, hecho que la marcó de por vida. Ahora las dos se dedican a cazar lobos para evitar que sigan haciendo daño a la gente, en especial a chicas jóvenes. En su misión las acompaña Silas, el hijo de un antiguo vecino que siempre ha estado a su lado. Entre él y Rosie se produce un acercamiento que no hará mucha gracia a la hermana mayor…
Estamos ante una propuesta que combina acción trepidante e ideas interesantes que evitan que el libro se convierta en la manida historia romántica. Las personalidades de las protagonistas están muy bien perfiladas: Scarlett y su obsesión por cazar, herida y enfadada con el mundo; Rosie la dulce, que entiende a su hermana y está a su lado, pero al mismo tiempo desea que su vida sea algo más que cazar lobos. Ambas son chicas fuertes, en detrimento de Silas, que se ve un poco eclipsado por ellas. Una vez más, la autora peca de hacer demasiado bueno al personaje masculino, con lo que se consigue que pase desapercibido al lado de las féminas.
Si bien el relato plantea temas que llevan a la reflexión, lo hace de una forma superficial y no consigue llegar tanto como otras novelas. A esto debemos añadirle el hecho de que a menudo recuerda a otros libros del género: la relación de protección de la hermana mayor a la pequeña es sospechosamente parecida a la de las dos protagonistas de Vampire Academy (Richelle Mead), por no hablar de la camaradería de Silas y Scarlett al cazar, el gato insoportable, la personalidad terca de la hermana mayor y la apariencia frágil de la pequeña, que inevitablemente nos hacen pensar en Katniss, Prim y Gale (Los Juegos del Hambre, Suzanne Collins). No creo que Pearce haya plagiado a nadie, pero tal vez está ocurriendo lo que ya pasó con otras sagas: las ideas se repiten y así es difícil que una historia logre sorprender.
Por otra parte, el desenlace es excesivamente previsible y facilón. La autora tenía la oportunidad de dejarnos con el corazón en un puño, pero finalmente prefirió no arriesgar y se decantó por el camino fácil. Estoy convencida de que si hubiera ido por otros derroteros y hubiese profundizado más en los temas difíciles mi análisis sería muy distinto. En cualquier caso, no deja de ser un libro tremendamente adictivo que con seguridad hará pasar un rato entretenido a los lectores.
Rojo feroz es una novela que prometía originalidad al emplear el cuento de Caperucita Roja —abuelita incluida— como base de una historia fantástica y actual, no obstante, esa innovación se ha visto eclipsada por elementos que recuerdan a otras obras del género y por una simpleza general que hace que el libro pase sin pena ni gloria y no consiga dejar huella en el lector.
Sólo me queda decir que espero que Molino lo revise de cara a futuras ediciones, pues el ejemplar que he leído está plagado de errores que claman al cielo.