Revista Diario
Un día como hoy, pero de 1877, moría en Inglaterra Don Juan Manuel de Rosas.
El Restaurador de Leyes para nosotros
El Tirano para los liberales
Un Leviatán para John Lynch
Nuestro contemporaneo para José María Rosa.
La historia es un terreno con grises, porque los historiadores hacemos política de la historia y lo interpretamos a partir de nuestras realidades. No hay buenos ni malos en la Historia, pero sí hay quienes marcaron épocas y trascendieron más allá de todo.
En agosto de 1856, la Comisión de Negocios Constitucionales del Senado de Buenos Aires formalizaba la presentación del "Caso Rosas", al que declaraban "reo de lesa patria por la tiranía sangrienta que ejerció sobre el pueblo y por haber hecho traición a la independencia de la patria".
Paradojas de la historia y la disputa de los modelos de país, el juicio contra Rosas fue todo un armado político entre los liberales para limpiar culpas entre los exrosistas que habían hecho sus negocios redondos con Rosas y ahora se acomodan con Alsina; además (de paso, cañazo) hacerse mediante este juicio de los bienes del Restaurador. Era necesario la conformación de un Estado y para ello Mitre se encargó de darle sus heroes y sus demonios para la historia que certificaba la genesis de una nación que para los vencedores, el destino manifiesto de ella era convertirse en una patria liberal. La república posible no lo era si no se demonizaba a Rosas, si no se limpiaba de gauchos y de caudillos el territorio y luego la historia, luego avanzar con "el problema del indio". Acomodar los límites de la Argentina según conveniencia de Brasil y de la Madre Patria: Inglaterra.
Precisamente al que acusan de traición a la independencia de la patria es el que defendió la soberanía política de nuestro país frente al avance de las potencias del momento: Francia e Inglaterra. La liberación de los ríos fue la carta de presentación a la dependencia económica y al sometimiento e inserción a la división internacional del trabajo.
Rosas fue el hombre que marcó la época de lo que no pudo ser, como serán las vueltas de la historia que cuando se advino en el siglo XX el segundo movimiento popular de la historia argentina de la mano de Perón, la oligarquía lo derroca y de la mano gorila se autodenominan los libertadores de la "segunda tiranía".
Los verdaderos representantes del Pueblo son tiranos para las minorías.