Tras varios días leyendo recetas de cómo hacer el roscón de reyes, llegué a la conclusión de que todas eran muy similares.
El procedimiento común de todas las recetas consiste en elaborar una masa madre, dejarla fermentar. Mezclar todos los ingredientes junto a la masa madre, fermentar la masa total, dividirla en dos partes iguales, darles un ligero reposo, formar el rosco, otra fermentación, se pinta y decora y por último se hornea.
La masa del roscón es la de un brioche (Brioche des Rois), hecha a base de huevos, levadura, mantequilla, leche y azúcar.
Para la masa madre la mayoría de recetas utiliza 100 ml de leche tibia, en la que diluiremos 12.5 gramos de levadura fresca y se mezcla con 150 gramos de harina de fuerza y una cucharadita de azúcar.
Una vez hecha una masa homogénea, casi todas las recetas coinciden en que dejan fermentar la masa en un bol lleno de agua tibia, donde al cabo de 10 minutos flota y la mezclan con el resto de ingredientes.
Un proceso que no veía demasiado claro, y me decanté por dejarla fermentar en un lugar cálido. Y que mejor que el calor del sol donde la dejé fermentar en un bol cubierta de un paño durante casi dos horas.
Una vez que su tamaño duplicó, la mezcle en el ultimo momento a la masa base de roscón.
Esta masa base lleva 125 gramos de azúcar que mezclaremos con 2 huevos y una pizca de sal.
Diluimos 25 gramos de levadura fresca con 100 ml de leche tibia, aunque algunas recetas no vuelven a añadir más levadura que la que lleva la masa madre.
Añadimos 100 gramos de mantequilla empomada, así que habrá que sacarla de la nevera unas horas antes.
Lo mezclamos todo.
La esencia de azahar, el ron, anís, la ralladura de naranja o la de limón...Los aromas es opcional pero quant més sucre, més doç.
Por último los 500 gramos de harina de fuerza tamizada, y como he dicho anteriormente en el último momento la masa madre. Podemos añadirla entera o con una rasqueta de plástico cortarla a trozos e ir añadiéndola poco a poco mientras amasamos, pero nunca desgarrando la masa. Hay que cortarla adecuadamente con la rasqueta.
La masa quedará pringosa, pero a base de amasarla irá cogiendo cuerpo. La dejamos fermentar en bloque hasta que duplique, como siempre en un lugar cálido.
Dividimos la masa principal en dos, las boleamos dejándolas redondas y firmes y dejamos que reposen unos 5 minutos. Este reposo relajará la masa, y es importante y necesario después de haberla amasado.
Formamos los roscos, colocamos un vaso o un aro engrasado en el centro y dejamos fermentar de nuevo cubierto en un paño hasta que duplique.
Es aconsejable dejar el rosco encima de la bandeja con la que vayamos a hornearlo, porque una vez que fermente no se debe mover ni levantar.
Antes de dejarlo fermentar colocamos las sorpresas envueltas en film o papel de plata, bien escondidas.
Yo he puesto un garbanzo y una moneda de 10 céntimos, por ser algo original.
Aprovechamos para precalentar el horno a 200º.
Al cabo de 3-4 horas, retiramos el aro del centro con mucho cuidado, pintamos con huevo y leche muy suavemente, decoramos con fruta confitada y azúcar humedecido con gotas de agua formando grumos.
Horneamos a 180º durante 15-20 minutos, a partir de los 10 minutos puede que la superfície esté bastante dorada. Yo aconsejo cubrirla con papel de plata hasta terminar la cocción para que la superfície no quede tostada.
Si el roscón ha hinchado mucho puede que necesite más tiempo, bajamos la temperatura un poco y alargamos la cocción entre 5 y 10 minutos, siempre controlando.
Dejamos enfriar en su bandeja y luego lo pasamos a una rejilla.