‘Rumores y mentiras (Easy A)’

Detrás de cada superestrella adolescente, de Justins Biebers, de chicas Disney (que por cierto, parecen mayores que yo) de los focos, los titulares, las sagas vampíricas y demás, existen unos pocos actores jóvenes que se están ganando un hueco en Hollywood a base de merecidas actuaciones y buenos trabajos. Los tres han coincidido juntos en alguna película, como The social Network, Zombieland y la nueva entrega de Spiderman, lo que les ha puesto en el punto de mira de muchos aficionados al cine. Se trata de Jesse Eisenberg, Andrew Garfield y Emma Stone, y no creo equivocarme mucho si aseguro que estos chicos son el futuro del cine. No en el sentido de que vayan a revolucionar el séptimo arte, sino en que dentro de muchos años, podremos seguir contando con ellos. Fue Emma Stone quien me impusló a ver esta película, cuando yo no soy muy aficionado a la comedia de instituto. Y la verdad es que lejos de lo que aparenta por el póster, “Rumores y mentiras” es una vuelta al cine juvenil de los ochenta y un homenaje a uno de sus máximos exponentes, el ya fallecido John Hughes.

La película nos presenta a Olivia, una chica que, para no admitir que tiene una vida bastante aburrida, decide contar una mentira piadosa a su mejor amiga acerca de que estuvo con un chico y que además, perdió la virginidad. Este comentario se expande como la pólvora, lo que convierte a Olivia en el centro de todas las miradas al convertirse el instituto en un microcosmos donde todo lo que dices y haces tiene una enorme repercusión. Esto coincide con que uno de los mejores amigos de Olivia, al que maltratan por ser gay, le pide un favor: que finja ser su novia para ocultar sus tendencias sexuales y así librarse de las palizas. A regañadientes, la chica acepta, lo que aumentará aún más su reputación.

Esta historia podría haberse hecho de dos formas: una de ellas la conocemos de sobra, en forma de película tonta llena de pechos y chicas en bikini, estética más propia de ‘Scream’ y sin ninguna gracia. Pero aquí, “Easy A” hace uso de las técnicas que tanto triunfaban allá por los ochenta, en forma de personajes inocentes y caricaturizados, como puede serlo la hija del predicador, una muchacha beata hasta el tuétano que quiere expulsar a Olivia del instituto por su creciente fama. Y es que a Olivia le dan tanta lástima los pobres perdedores del instituto que decide ayudarles a todos ellos. Así que los típicos chicos en quien nadie se fija acaban ofreciéndole dinero para poder decir que han estado con ella, aunque no sea verdad. Eso les sacaría del infierno en el que viven, pero pronto, Olivia dejará de tener el control sobre la situación cuando piensen que está aceptando dinero a cambio de relaciones sexuales.

Las películas de John Hughes se caracterizaban por personajes más preocupados por divertirse y entenderse a sí mismos que por el sexo, las fiestas o el alcohol. De ahí que aunque la pérdida de la virginidad sea un elemento importante en esta película, no se vean escenas de cama o desnudos, sino que todo sea una excusa. Aquí lo que importa es más por qué deberías fingir ser otra persona para ser aceptado, o por qué lo que haga cada uno tiene que convertirse en tema de conversación. Muestra también la presión que hay en los institutos por parte de los compañeros y arremete contra esa nueva moda ultraconservadora que parece se está implantando en Estados Unidos. Lo hace todo a través de un sentido del humor inteligente y diálogos quizá no brillantes, pero sí efectivos y entretenidos, que hacen de esta revisión de “La Letra Escarlata”, un entretenimiento perfecto para un sábado por la tarde, o para cualquier momento en que apetezca una comedia que te deje una buena sensación.

Emma Stone es una actriz muy buena, quizá de las pocas chicas jóvenes que cuando quieren hacer uso del sentido del humor, no resultan ridículas o forzadas. Sus gestos, sus frases y su inteligencia se hacen patentes en películas como esta, que recomiendo abiertamente.

Y, de paso, os dejo con una muestra de lo que estaba haciendo realmente el fin de semana en el que supuestamente perdió la virginidad. Me encanta este vídeo.

Take me awaaaaaaaaay, a secret plaaaaaaceeeeee…

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