Al poco tiempo de dejar de recibir regalos de los Reyes Magos empezamos a ver como nuestros hijos se convierten en los nuevos beneficiarios, así que jamás se le dice adiós a los Reyes ¡Salvo si se trata de uno de los mejores discos de Rush!

Reconozco que le he perdido un tanto el rastro a los canadienses desde -diría y con suerte- Roll the Bones de 1991, donde ya las bases tan robóticas (aunque nunca exentas de virtuosismo) me cansaban un tanto, como a cualquiera de quienes nos deslumbramos con albumes como este que venimos diciendo, Olas Permanentes o Moving Pictures.
Hasta Power Windows y Hold your Fire el cambio resultaba saludable, dejando atrás la edad de oro del Rock Progresivo y disparando, como cada cual hizo como pudo, para su lado... En los últimos tiempos la sucesión interminable de discos dobles y triples en vivo me desorientó, y recién en algun momento del año pasado pude disfrutar el album de covers Feedback, cuando Dany Jimenez lo pasó en el programa de radio.
Pero volver a escuchar esos discos... o 2112... o Hemispheres... ¡Mamita!
Dejen sus mejores zapatitos, que si se portaron bien los Hombres a Camello serán generosos.