El recorrido por la Barcelona polaca tiene un cariz más cultural que gastronómico. La presencia de restaurantes es escasa, aunque en la calle de Sicília se encuentra Krakoviak, una surtida tienda especializada en productos de Polonia, entre los que destacan las cervezas Tyskie y Zywiec, las condimentadas salchichas, las especies para preparar vino caliente y los pepinos en salmuera.
Los escasos restaurantes que servían pierogi (empanadillas de queso y de carne), rollos de ganso, perca y la sopa zur con zanahoria, apio, puerro y huevo han desaparecido. El único lugar que subsiste es El Granero, una casa de comidas regentada por un cocinero polaco que a veces incorpora tradicionales platos en el menú. También es posible encargar un cátering a Agnieszki Szymczak a través de la web www.casapierogi.com. «La mayoría de clientes son norteamericanos, pocos barceloneses conocen lo buenos que son los pierogi», señala Szymczak.
El Poble Espanyol ha acogido este pasado fin de semana la primera edición de la Feria de Polonia, de la que se mantiene hasta el día 13 una interesante exposición comisariada por la pintora Monika Grygier dedicada a artistas contemporáneos, la mayoría residentes en Catalunya. Las fotografías de Gerda Kochanska son excepcionales. «Busco la aparente identidad de las cosas. Nunca intervengo. Capto situaciones en las que parece que los objetos tengan vida propia», explica la fotógrafa.
La joyería polaca tiene dos sedes en Barcelona: el precioso local Ambert Art, en el Poble Espanyol, y Galería Basílica, en el Gòtic. La diseñadora de ropa infantil Lidia Galusinska tiene su taller en Sant Just Desvern.
La Associació Cultural Catalano Polonesa cuenta con una biblioteca y convoca pases de películas. El consulado también es activo. Su próximo acto es una cena literaria en Laie (Pau Claris, 85), el 24 de mayo.
(Cristina Savall, Barcelona, El Periódico de Cataluña, 07/05/2012)
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