Nos alojamos en una cadena de hoteles bastante económica, a las afueras de Quimper, "Premiere Class", donde aunque las habitaciones no son demasiado amplias cumplen sobradamente con su función, ademas de estar muy limpias, aspecto que yo valoro mucho a la hora de elegir alojamiento.
Seguramente sea un destino bastante desconocido para muchos, pero mi madre paso una buena parte de su infancia en esta pequeña localidad, por lo que su visita era imprescindible. Mi objetivo con este post es despertaros el gusanillo por visitarlo, si pasáis por esta zona de Francia.
Plaza de Huelgoat
He de decir que en este pueblo se comen las mejores Crepes que he comido en mi vida, nada que ver con las que habíamos degustado el día anterior en Burdeos, así que ya solo por eso merece la pena la visita. De hecho me sorprendió que en un pueblo tan pequeño hubiera tantas creperias, pero enseguida entendí el porque.
Huelgoat es un pueblo tranquilo, muy acogedor y tiene un lago por el que puedes pasear en barca, pero el principal atractivo y encanto que tiene es un extenso bosque muy turístico y totalmente habilitado para recorrer los múltiples senderos, grutas y caminos donde se puede disfrutar de la naturaleza de la zona.
Lago de Huelgoat
Bosque Huelgoat
Una vez que ya habíamos dado un paseo por el pueblo, nos dirigimos hacia el bosque, adentrándonos en algunas que otra ruta gruta que nos encontrábamos en nuestro camino y visitando algunas de las rocas mas legendarias. Destacar que el bosque esta lleno de historia, de leyendas que relatare en un post exclusivamente dedicado a este fascinante lugar. La imagen de continuación es la conocida "Roche Temblant", una gran roca de toneladas en mitad del bosque, la cual con un poco de saber hacer y habilidad puedes moverla sin realizar apenas fuerza.La Roche Temblant
Le champignon
Después de visitar el bosque de los secretos, mover la roca y adentrarnos en una de las grutas mas conocidas "La gruta del diablo" regresamos a la plaza de Huelgoat , para visitar a una amiga de mi madre de la infancia y aprovechar la ocasión para chapurrear mi francés..
Después nos dirigimos de nuevo a la creperia para cenar y degustar un exquisito menú de crepes que consistía en una crepe salada de primer plato, un crepe dulce de segundo y por supuesto un postre.
Ya cayendo la noche sobre Huelgoat, decidimos poner rumbo hacia el hotel para descansar y recuperar fuerzas para el día siguiente que visitaríamos la localidad de Quimper.
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