Buenas a todos amigos. Este post empecé escribiéndolo desde el Pacífico de Costa Rica, así que tiene un carácter especial, pues hoy toca hablar de la S de salud, un tema muy importante. Y qué mejor que hablar de algo tan vital para todos nosotros que desde un lugar de vacaciones, buen clima, sol, playa, selva, naturaleza y mar… Ay, si todos nuestros días fueran estar de vacaciones, relajados y disfrutando de cada momento de nuestras vidas, seguramente gozaríamos de una mejor salud. No en vano se dice que los ticos (que es como se llaman los costarricenses) son las personas más felices del planeta. Pura vida, éste es su lema que te repiten constantemente los lugareños, sea para despedirse, para saludar o simplemente mientras conversan contigo. Y en efecto, si nuestra vida fuera más pura, sin duda nuestra salud sería mucho mejor.
Como no soy médico ni tengo carrera en este área tan complejo, os hablaré de la salud desde un punto de vista psicológico y especialmente espiritual, pues como dicen los Vedas (y no pocos autores, incluidos los propios especialistas en medicina), nuestra salud es un reflejo de nuestra personalidad, pensamientos, actitudes… psicología al fin y al cabo.
Por supuesto un punto esencial a tratar es nuestra alimentación. Creo que si hablo de una nutrición más sana, no sorprenderé a nadie: frutas, verduras, cuidar nuestros horarios de comidas, evitar grasas, azúcares, sal y todo tipo de salsas… Y por supuesto beber mucha agua, dormir las horas necesarias para cada uno, etcétera, etcérera. Yo en particular rehuyo las carnes de todo tipo, pues he decidido ser vegetariana desde hace unos años y admito que físicamente me siento mucho mejor: más ligera, más sana… como más verdura, legumbres y lácteos. Aunque entiendo que ésta es una decisión personal de cada uno.
Pero vayamos al tema central: nuestros pensamientos crean nuestra salud, es algo que me parece bastante obvio. ¿No os ha pasado alguna vez que sentíais que podíais caer enfermos, una simple gripe por ejemplo, pero teníais una ilusión muy grande puesta en algo, había un encuentro muy especial con alguien o estabais a punto de conseguir algo importante, y vuestro cuerpo se resistía a enfermar, de modo que habéis evitado la enfermedad? Confieso que a mí sí me ha pasado.
Durante nuestra vida adulta vamos acumulando toxinas de todo tipo. Vivimos en un ambiente donde reina la pasión, es decir, la ansiedad, el estrés y el miedo a no estar a la altura de las expectativas, el miedo a no conseguir lo propuesto, el miedo al fracaso. Es de ahí que parten nuestras enfermedades. Incluso lo que podríamos llamar enfermedades hereditarias, tienen que ver con el karma, con la familia que nos ha tocado, con esos conflictos irresueltos que la vida nos brinda para solucionar. Al final, todo está relacionado y todo tiene sentido, por muy injusto que nos parezca, por doloroso que nos resulte aceptarlo.
Pero no vamos a hablar aquí del karma familiar, por así decirlo, no es algo que dependa directamente de nosotros, aunque sin duda podemos mejorarlo a través de la práctica espiritual. Lo curioso es que en nuestra vida sí que tenemos control sobre ciertas cosas. Decía Ghandi, parafraseando los textos védicos:
Vigila tus pensamientos, porque se convierten en palabras.
Vigila tus palabras, porque se convierten en actos.
Vigila tus actos, porque se convierten en hábitos.
Vigila tus hábitos, porque se convierten en carácter.
Vigila tu carácter, porque se convierte en tu destino.
Así, nuestros pensamientos crean nuestro carácter y éste nos proporciona un determinado estado de salud. Según el especialista en el pensamiento védico, el doctor Oleg Torsunov, el carácter está estrechamente relacionado con nuestras enfermedades y en concreto con nuestro sistema inmunológico. Ésto es lo que nos dice este autor:
El sistema inmunitario es sano cuando la persona posee objetivos claros, es optimista, tiene amor al trabajo, no es egoísta, es una persona abierta y es capaz de perdonar a los demás. Si nuestro sistema inmunitario sufre, es probable que algunas de estas cualidades falten en nuestro día a día.
1. La pereza y la falta de objetivos disminuye la creación de células del sistema inmunitario. Los pensamientos pasionales, en cambio, crean células del sistema inmunitario de una actividad anormal.
2. El optimismo y el amor al trabajo proporciona un refuerzo del sistema inmunitario. El pesimismo y la inactividad lo debilita. El trabajo pasional crea un desorden en la actividad de las células del sistema inmunitario.
3. El perdón permite al sistema inmunitario luchar contra los procesos inflamatorios. El resentimiento aumenta todo tipo de procesos de infección crónica en el cuerpo. La ira conduce al aumento de los procesos de infección aguda en el cuerpo.
4. La falta de objetivos hace sufrir al sistema linfático, que es responsable de la destrucción de las bacterias, por lo que el sistema inmunitario se debilita.
5. El cansancio es el resultado de un trabajo sin alegría. Después se produce un desorden en la producción de linfocitos y la pérdida de fuerza del sistema inmunitario como consecuencia.
6. La codicia, el apego excesivo a las cosas, el mal humor que surge de la falta de prosperidad conduce a la frustración, que a su vez afecta al sistema inmunológico.
Como podéis ver, nuestro humor, nuestras aspiraciones, nuestra forma de enfrentar la realidad, de relacionarnos con los demás y consigo mismos… nos lleva a reforzar o debilitar nuestro sistema inmunitario, que es el responsable de una gran cantidad de enfermedades en nuestro cuerpo. Afecciones tan terribles como el cáncer son también consecuencia de un sistema inmunológico debilitado o en desorden. De ahí que sea vital que vigilemos muy de cerca los pensamientos y actitudes negativas en nuestra vida.
Como lo apuntaba en uno de mis anteriores artículos, la glándula del timo es también la responsable de tener una salud más fuerte, ya que responde de forma directa a pensamientos negativos, debilitándose y activando el proceso de enfermedades.
También me gustaría mencionar a la famosa escritora y oradora norteamericana Louise Hay que consiguió superar un cáncer gracias a la introspección y la práctica espiritual y publicó un libro de alcance mundial llamado Usted puede sanar su vida. El libro es un manual bastante práctico en el que se recogen las causas psicológicas de la mayoría de las enfermedades que afectan al ser humano con sus afirmaciones correspondientes para poder cambiar nuestra forma de pensar y así incidir en la raíz del problema.
Con todo ello, que nadie me malinterprete: la medicina sigue siendo el pilar de nuestro sistema de salud. Sin la medicina muchas de las enfermedades más importantes no serían tratadas de la forma más adecuada y cuando hablo de las razones psicológicas de las enfermedades, no quiero decir que la práctica espiritual o las afirmaciones sean un sustituto de la medicina tradicional. Pero hay veces que la medicina tradicional simplemente no llega al fondo del problema y es allí donde podemos poner en práctica otro tipo de terapias, tratando de conocernos a fondo, procurando cambiar de actitud…
También es cierto que lo de las terapias alternativas no sirve para todo el mundo, pues se trata de cambiar algo que es lo más difícil de cambiar para un ser humano: sus propios esquemas mentales, su carácter, su forma de ver la vida. Pero afortunadamente, si uno de verdad quiere, puede. Para mí se trata de voluntad ante todo. Y bien es cierto: cuando la vida nos pone en situaciones límite, nos sorprendemos a nosotros mismos de lo que somos capaces.
Quizá la conclusión mejor para todo esto que acabo de exponer, es que una vida más alegre, más optimista, más positiva, llena de perdón, aceptación, comprensión y amor sea la clave para prevenir la mayoría de las enfermedades a las que nos podemos enfrentar en nuestra vida, desde un simple resfriado hasta enfermedades realmente serias. Sí, es posible que aun así, nos toque sufrir alguna, puede que incluso grave… en tal caso, una actitud positiva puede ayudarnos a superarla o tal vez no. En cualquier caso, creo que está más que demostrado que la alegría y la felicidad sólo ayudan a mejorar, mientras que la apatía, el odio, el rencor, el miedo, etc. nos empujan a sentirnos mal tanto por dentro como por fuera. Incluso si todo esto de la medicina alternativa fuera un invento, creo que vale la pena, porque al obligarnos a estar más felices y más contentos con lo que tenemos, sencillamente viviremos más a gusto. Y a fin de cuentas, de eso se trata… ¿o no?