La bruja Maruja de Enric Lluch. Ilustraciones de Óscar T. Pérez. Algar, 2012. 32 pp., 16,95 €.Por Anabel Sáiz Ripoll.
¿Quién dijo que ser bruja era fácil? ¡Que se lo pregunten a la bruja Maruja! Hasta ahora habíamos creído que ser el malo del “cuento” era una tarea consolidada y muy bien aprendida. Pues bien, Maruja está harta, aburrida, cansada… ¿de qué? Maruja necesita un cambio de aires y va a la ciudad a hacer unas compras y a pedir a la bruja Mandona que la releven de su cuento porque Maruja es la malvada bruja de Blancanieves aunque, visto desde su perspectiva, no deja de ser monótono seguir haciendo el mismo papel una y otra vez.
Nunca se nos hubiera ocurrido que eso de ser bruja fuera un trabajo difícil ni remunerado ni que fuera trabajo siquiera. Maruja nos saca de nuestro error y explica, con todo lujo de detalles, los pormenores de su vida. Tiene que esconderse cuando va a la ciudad porque si la reconocen, no hay manera de despertar simpatías y lo pasa muy mal. Maruja solo quiere poder comer algún bocadillo de calamares, comprar lo que necesita (aunque sean excentricidades de bruja) y cambiar de ocupación. Logra el traslado al cuento de “Hansel y Gretel” y ni el lector más avezado imaginaría nunca qué le pasa ahí y en qué lío se mete.
Enric Lluch escribe “La bruja Maruja” con simpatía y desparpajo y respetando al personaje de cuento tradicional, aunque dándole, por decirlo así, un cariz más humano y simpático. Óscar T. Pérez ilustra el cuento y nos pinta una bruja fea, muy fea, de nariz afilada, desgreñada, con sombrero, vestida de negro y montada en una escoba. Maruja es una bruja tradicional en un escenario cotidiano para el lector, en la calle, en el supermercado, en un bar… El contraste que se establece entre Maruja y el resto de personajes es notable y logra sorprender al lector y situarlo mejor en la historia.
“La bruja Maruja” es un cuento lleno de humor e ironía, muy apropiado para los primeros lectores y también para todo aquel que quiera conocer la trastienda de una bruja tan laureada como Maruja quien, pese a su experiencia, mete la pata de vez en cuando. Y es que ninguna profesión es fácil, si lo miramos bien y la de bruja mucho menos.
El libro, editado por Algar, se ofrece en formato álbum y, sin duda, es un buen regalo para los niños desde 7 años. Les estimulará la imaginación y les hará ver que las cosas pueden ser distintas según la perspectiva que adopten.